Abrí mis ojos lentamente tras recuperar el conocimiento; me encontraba en una pequeña habitación apenas iluminada por la tenue luz de una vela, recostado en una cama con mi torso al descubierto lo que dejaba a la vista una serie de vendajes. Me levante cuidadosamente ya que estaba un poco mareado; mis piernas se encontraban adormecidas así que me apoye de la pared para no caer al suelo, examine detenidamente la habitación con mi mirada; no había absolutamente nada aparte de la mugrienta cama y una pequeña mesa de noche sobre la cual estaba la vela. Me dispuse a salir de aquel lugar así que me dirige a la puerta; tome el picaporte y lo gire pero para mi desgracia parecía estar cerrada con llave, -Esto no me gusta- dije en mi mente; frustrado me senté en la cama para analizar la situación, pasaron un par de minutos y nada se me ocurría hasta que decidí hacer lo único que podía; me levante de la cama y comencé a gritar con todas mis fuerzas.
— ¡Sáquenme de aquí! - Gritaba estrepitosamente mientras daba golpes a la puerta con furor, no había señales de que alguien me oyera pero aun así no me rendía; seguí gritando y apaliando aquella puerta con mis puños hasta que finalmente sucedió.
— ¡Maldición deja de gritar!- Oí claramente esa voz atronadora e intimidante a la cual desgraciadamente tendría que acostumbrarme; pero tengo que aceptar que fue un gran alivio escucharla esa primera vez.
—He despertado aquí dentro por favor sácame de aquí- Dije; mientras que por mi mente pasaban un sin fin de posibilidades macabras; -¿Qué tal si son una especie de tribu caníbal y me han raptado para hacerme su cena?- era una de las ideas que más me aterraba.
— ¿No podías esperar para armar tu escandalo? ¡Son pasadas las doce! – Reclamo el hombre que claramente se acercaba; ya que podía oír sus pasos cada vez más claro.
—Lo siento pero mi reloj se quedó sin baterías hace ya bastante tiempo- Respondí sarcásticamente; me resulto un poco gracioso el hecho de que me reclamara tal cosa ¡Por amor a Dios la sociedad se derrumbó y este sujeto me reclama el haberlo despertado de su siesta!
No recibí respuesta del sujeto; Repentinamente el picaporte hizo el típico "Click" de cuando quitas el seguro y la puerta fue abierta con agresividad. Retrocedí por instinto y tropecé con el borde izquierdo de la cama lo que ocasiono mi caída al suelo; -Maldición- dije entre labios mientras me levantaba, cuando estuve en pie nuevamente pude ver claramente al portador de la atronadora voz; su cara era ancha y su rostro expresaba rudeza; su cabello casi inexistente era color negro al igual que sus ojos; su estatura era realmente exagerada en comparación con la mía; poseía gran musculatura la cual se notaba gracias a la apretada camiseta gris que llevaba puesta , al igual que yo, llevaba encima unos jeans bastante maltratados y unos zapatos deportivos. En su mano derecha sostenía una linterna y en la otra la llave de la habitación.
— ¿Qué esperas niño? Sal de una buena vez antes de que cambie de parecer- Dijo el hombre que parecía bastante enojado; esta frase causo en mi mucha molestia, ¿niño yo? ¡Cómo se atreve!
Salí de la pequeña habitación. Un gran alivio inundo mi mente por un instante hasta que recordé que no sabía dónde diablos estaba ni que pretendían hacer conmigo.
—Sígueme- Me dijo el sujeto luego de cerrar nuevamente la puerta y comenzar a caminar por el largo y oscuro pasillo en donde ahora me encontraba.
— ¡Espera! ¿Quién eres tú y dónde estamos?- Pregunte desconcertado; el tipo no me prestó atención y siguió caminando.
— ¡Oye acaso eres sordo! ¿A dónde rayos me trajiste? - Insistí mientras caminaba tras él.
— ¡Calla de una buena vez!- Grito el hombre sin siquiera voltear; esto me intimido un poco, no es que sea cobarde; ese sujeto me podría noquear de un solo golpe si lo deseara.
Me resigne a seguirlo a través del oscuro pasillo al cual no le veía fin. Mi mente era una locura en esos instantes, por cada paso que daba pensaba en la remota posibilidad de escapar; -¿Qué tal si salgo corriendo? Tal vez al final de este pasillo este la salida- era una de mis ideas más brillantes, claro omitiendo el hecho de que afuera me esperarían un motón de infectados que quieren matarme y por supuesto tampoco pensé en lo estúpido que sería si aquella edificación fuera un pasillo y una pequeña recamara ¿Qué clase de arquitecto haría algo tan absurdo?
—Oye Schwarzenegger ¿adónde lleva este pasillo exactamente? — Pregunte burlonamente al ver que aquel pasillo parecía no tener fin.
—No juegues conmigo niño - Respondió muy serio- Ya casi llegamos, mira- Fue ahí cuando señalo una robusta puerta de metal; por debajo de esta pasaba la luz, al parecer en esa habitación había electricidad.
Al llegar a la puerta el sujeto giro hacia mí y me miro.
—Sostén esto necesito ambas manos- Dijo mientras lanzaba la linterna hacia mí.
— Espera...- Trate de advertirle lo pésimo que era atrapando cosas, pensándolo bien no es lo único en lo que soy pésimo; La linterna cayó y rodó por el suelo.
—Inútil- Susurro el sujeto mientras usaba su fuerza para girar la palanca de la puerta.
Mientras recogía la linterna recordé algo; yo estaba a punto de suicidarme, es decir, ¿Por qué estaba tan preocupado si hasta hace poco quería dejar de vivir? Fue en ese momento cuando el miedo se desvaneció y comencé a pensar ¿Qué es lo peor que puede pasar? Finalmente el sujeto logro abrir la puerta; un gran resplandor me deslumbro por unos segundos, no podía creerlo, era simplemente maravilloso. Tras aquella puerta había toda clase de armamento, era una sala enorme repleta de equipamiento de combate; Pistolas, rifles, escopetas, granadas, escudos anti motín y aquellos uniformes que había observado anteriormente.
— ¿Que es todo esto?- pregunte sorprendido mientras veía la gran cantidad de armas.
—La armería ¿Con que crees que nos defendemos de esas cosas de afuera? – Respondió el malhumorado sujeto que se negaba a decirme su nombre— No te atrases, luego veras todo esto- me dijo mientras se dirigía a otra puerta.
No dure mucho en aquella habitación, no lo suficiente para ver todas las armas. Una vez estuvimos frente a la puerta el sujeto me miro.
—Tras esta puerta está el resto del equipo- luego de decir esas palabras giro el picaporte y abrió la puerta.
Pude observar con claridad la habitación en donde las luces estaban apagadas; en esta había unas cuantas camas de las cuales algunas estaban ocupadas, había pasado mucho tiempo desde la última vez que veía tanta gente...viva.
— ¡Oh vaya! Que sorpresa...están dormidos— Dijo sarcásticamente mientras entraba al cuarto– ¿Qué esperas? ¡Entra!– Pase a la habitación un poco confundido.
— ¿Esto es una especie de refugio?- Pregunte.
—Ya quisieras...Niño estas en la sede del EDAZ- dijo el hombre mientras se recostaba en una cama desocupada.
— ¿Pero qué...EDAZ?- las cosas me parecían cada vez más confusas.
—No tengo tiempo para esto chico, solo acuéstate en una cama y duerme, por la mañana te presentare al equipo y comenzara tu entrenamiento- Mi cara en ese momento expresaba gran confusión; ¿Equipo? ¿Entrenamiento? ¡De qué diablos habla esto sujeto!
—Pero...- Intente hablar pero rápidamente fui interrumpido
—Duerme de una maldita vez o te volveré a encerrar- Dijo el hombre mientras se acomodaba para dormir.
No tuve más opción que acostarme en una de las camas; sin saber qué me esperaba al día siguiente, ni mucho menos que era aquel lugar. Pase varios minutos recostado en aquella cama mirando al techo; pensando que sucedería en la mañana; rememorando como era mi vida antes de que aquel infierno se desatara; Anhelando que todo esto fuera una larga pesadilla de la cual despertaría en cualquier momento; tratando de mantener mi cordura... Lo mismo de todas las noches. Finalmente me quede dormido, ya nada podía hacer; solo me quedaba esperar lo mejor. En ese momento no sabía lo mucho que cambiaría mi vida desde esa noche.
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Bueno este ha sido el primer capitulo si te ha gustado no tu preocupes subiré capítulos constantemente. En lo personal estoy poniendo mucho esfuerzo y cariño a esta historia y espero que les guste a ustedes tanto como a mi ¡Hasta pronto gracias por leer!
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Crisis:La Caída
ActionNadie sabe con exactitud que sucedió; todo fue demasiado rápido, no hubo tiempo de reaccionar; lo único que todos supimos al instante en que el ejercito comenzó a movilizarse, fue que ya nada seria igual. La humanidad ha caído; en nuestras manos q...