Capítulo 2.

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-SAM-

Sam abrió la maleta y sacó su portátil. Si Dean era tan cabezota y crío no era su problema. Retiró la silla, puso el ordenador sobre la mesa y se sentó. Empezó a buscar información sobre las recientes desapariciones, el humo negro (los demonios, obviamente. Pero él lo sabía bien) y llamó a Bobby.

Contestó al tercer tono:

-¿Sam?

-Hey, Bobby, dime que sabes algo sobre los demonios. Dean y yo hemos visto una nube de humo negro salir como… como desde el centro de la tierra.-Explicó Sam omitiendo los detalles de cuan acojonado se sentía.

-¿Una nube de humo negro? No jodas que…

-Sí, Bobby. Me da mala espina. Además Dean no parece tener intenciones de cooperar.

-Sam, moved vuestro culo aquí cuanto antes. Esto es grande. Había oído hablar de ello a otros cazadores: la puerta del infierno se ha abierto.

-¿Qué? ¿La puerta del infierno?

-Exactamente. ¿Estáis en Illinois, verdad?-Preguntó Bobby con mucha curiosidad en su tono de voz.

-Sí, ¿cómo lo sabes?

-Porque la puerta del infierno está en Illinois. Cómo sino iba a saberlo, zoquete.

Sam se rió en su interior. Bobby a veces podría ser demasiado cercano. Y bastante inteligente.

-Verás, tenemos un trabajo aquí. Algo sobre hombres lobo, desapariciones. En cuanto acabemos moveremos nuestro culo hacia tu casa.

-No. Tenéis que venir ya.-Bobby puso uno de sus tonos autoritarios. Pero él no era Dean y no se dejaba caer tan fácilmente en sus órdenes.

-Bobby, no tardaremos. Lo juro.

-Pero Sam…-Empezó a decir.

-¡Adiós!

-¡SAAAAAAAAAAAAM!-

Y Sam colgó.

Sam dio una vuelta en la cama y miró la cama de Dean: estaba vacía. Sonrió para sus adentros. Estaba claro, Dean se había metido en las bragas de cualquier chica fácil que hubiese encontrado en aquella cafetería de carretera. Encendió la lamparita roja que estaba en la mesita de noche a su izquierda y retiró las sábanas. Era una noche bastante calurosa así que había decidido irse a dormir únicamente con los pantalones de pijama azules. Dean y él se habían tatuado recientemente un símbolo anti-posesión, una idea bastante inteligente, pensó Sam al verse reflejado en el espejo que estaba encima de él, pegado al techo.

Se levantó y fue directo al ordenador portátil que dejó en la mesa. Se le había olvidado apagarlo. La pantalla mostraba las noticias sobre  el tiempo en Illinois, en todas las ciudades: tormentas eléctricas generalmente.

Sam se sentó en la silla y buscó en los archivos del FBI alguna desaparición reciente hasta que dio con una. Una hace dos días en Bloomington, cerca de donde se encontraban los hermanos.

Marcó el número de Dean y esperó a que este respondiera:

-¿Qué?-Dijo con voz somnolienta.

-Dean, tenemos trabajo.

-Eh, eh, espera… son las cuatro de la mañana, muchacho.

Sam pudo oír la voz de una chica de fondo. No entendió mucho, algo así como “¿quién es…?”

Que fan se hacía de su hermano en aquellos momentos.

-Me da igual. Ven aquí ahora mismo. Es importante.-Y colgó.

What happened in Texas. [Actualizaciones lentas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora