Capítulo 10.

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-BOBBY-

Uno de los muchos teléfonos que estaban en la pared de la sala de estar, en la casa de Bobby, comenzó a sonar. Acercó su silla de oficina con ruedas hasta aquella pared con un mohín de pereza. Miró al teléfono negro con la etiqueta "F.B.I" pegada malamente con cinta adhesiva. Llevaba más de cuatro años haciéndose pasar por el agenente Willis de la oficina del F.B.I (el "agente" que enviaba a varios cazadores que también se hacían pasar por agentes de la compañía a interrogar a las víctimas y encontrar indicios de actividades paranormales). Pero ese teléfono estaba totalmente sumido en el silencio, ni la línea directa con los Winchester, ni el del hospital... el que estaba sonando era el teléfono de emergencias. Pero emergencias de verdad. A este teléfono llamaban los cazadores que, si se habían metido en problemas, necesitaban ayuda. En la memoria interna del aparato estaban almacenados casi todos los números de los cazadores que tenían algo con Bobby (ya fuera amistad, parentesco, relaciones laborales o relaciones... bueno, de otro tipo) pero hacía tiempo que no sonaba. Agarró el teléfono y tiró del cable para alargarlo. Miró a la pequeña pantalla y descolgó el teléfono.

***

-No lo sé, Rufus. En Texas. He activado el GPS hasta su teléfono móvil. -Bobby vació lo que quedaba en la botella de Whisky en su vaso de cristal mientras hablaba.- Date prisa en venir y... trae Whisky.

***

Bobby y Rufus se subieron al destartalado coche de Bobby y se pusieron en marcha hasta la zona donde la chica se encontraba, siguiendo las indicaciones del GPS que Sam le había regalado por su cumpleaños hacía ya unos meses. Sam era el único capaz de manejarse con esas tecnologías y le había costado enseñar el funcionamiento del aparato a aquel pobre carcamal. Bobby apenas sabía por dónde cogerlo. Al menos algo entendía de ordenadores e Internet.

***

-Aquí Sam Winchester, deja un mensaje.

El contestador automático del pequeño de los Winchester saltó al finalizar el sexto tono.

-Soy Bobby, vamos hacia Texas. Llámame en cuanto oigas el mensaje.- Cerró el móvil de tapa y volvió a meterlo en el bolsillo de su desgastada camisa azul a cuadros.

Apenas había tráfico por la carretera principal de salida de Dakota del Sur pero el coche, que ya tenía sus años, no alcanzaba ni la velocidad límite.

***

El teléfono de Bobby sonó. Miró la pantalla: Sam Winchester. Abrió la tapa y puso el manos libres.

-Bobby y Rufus al aparato.

-Eh, ¿qué pasa? He recibido tu mensaje y te he llamado lo antes posible. ¿Ha ocurrido algo en Texas? ¿Algún trabajo?- Contestó Sam.

De fondo se podía oir el rujido de los acelerones del Impala con Dean al mando.

-Más que un trabajo es como una misión de rescate, chico.- Respondió Rufus mientras conducía hacia una salida en la autopista.

-¿Rescate?- Dean se metió en la conversación. Bobby supuso que Sam había puesto también el manos libres.

-Una de nuestras cazadoras ha resultado herida por un Wendigo nativo.

-¿Nativo?- El tono de curiosidad de Sam era palpable en su voz.

-Sí, el creador de los Wendigos. El primero de todos.

Se hizo un silencio expectante detrás de la línea.

-Nunca había oído de su existencia.- Dijo Sam.

Bobby les contó cómo había sucedido, de donde provenían (de un lugar llamado Purgatorio) pero lo que no sabían era quién los había creado. O qué.

-Bien, estamos entrando en Missouri así que estamos algo más cerca... podemos adelantarnos y echar un vistazo si queréis.- Gritó Dean al altavoz.

Bobby miró a Rufus y éste le devolvió la mirada con desaprobación pero al final aceptó a la idea que la mirada de Bobby le transmitía.

-Para eso os hemos llamado. No sabemos si ha acabado con él, como de grave es la situación o si ella ha...- Rufus cortó la frase al final y Bobby no le culpó, Kate les caía muy bien esa muchacha y hasta para Rufus era como una hija.

Los Winchester aceptaron y colgaron.

Bobby le indicó a Rufus por dónde estaba la siguiente salida.

-No sé, Bobby, a lo mejor no deberías haber llamado a los chicos.

-¿Por qué no? Son los mejores cazadores del país, Rufus y lo sabes. No les he llamado por llamarles. Les he llamado porque sé perfectamente que esos idiotas pueden encargarse de la situación. Se las han visto en peores situaciones.

-No me refería a eso. Demonios, se quienes son los Winchester y de qué son capaces pero... a Kate no les cae bien.

Rufus giró el volante hacia la izquierda.

-Si ni siquiera se conocen. Es una estupidez.

-Pero a nungún cazador le sienta bien que haya un par de críos matando a todo monstruo que se pone por delante. Competitividad, amigo.

What happened in Texas. [Actualizaciones lentas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora