Capítulo 6

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Chris y Michael estaban sentados en alguna parte del patio de la escuela, en una banca cerca de algunos árboles. Comían y hablaban de sus tareas como era normal entre ellos. Michael estaba feliz, ese día Jesse no había ido a clases —o al menos no lo había visto en todo el día—, así que Chris y él podían estar juntos, sin nadie más.

Ya casi era hora de volver a casa, la cosa menos favorita de Michael últimamente. Además era viernes, lo que significaba que el rubio no vería a su amigo hasta el lunes. Eso era un asco.

Pero haber visto a Chris todo el día había valido la pena. Le encantaba cómo reían por tonterías y cómo siempre tenían temas de conversación, a veces ni siquiera sabían de dónde salían.

El menor recordó amargamente lo que había dicho Arthur sobre Chris y Annabelle, la hermana mayor de Michael. Ninguno de los dos había comentado nada sobre eso, él tampoco había preguntado. ¿Por qué sería?

Michael se sentía extremadamente feliz de ver la hermosa sonrisa de Chris, sus diminutos hoyuelos, el brillo en sus prefectos ojos verdes detrás de sus lentes... Todo era perfecto.

Chris, mientras tanto, se sentía igual. No podía estar más feliz de ver a Michael, tenía el sentimiento de que hacía mucho que no estaban así. Le encantaba su hermosa risa y su manera tímida y tierna de sonreír, sus ojos brillantes y la forma en la que su cabello caía por su frente, sin contar sus largas y finas pestañas. Era tan hermoso.

Chris luchó con las ganas de besarlo que tenía en ese momento.

Prefería, tristemente, ser su amigo a no ser nada. Aún se sentía un poco mal de que Michael no quisiera nada diferente con él, pero debía respetarlo. Era mejor seguir como amigos, no importaba si nunca olvidaba cómo se sentía cada vez que pegaban sus labios aunque fuera sólo por medio segundo, ni cómo su corazón se aceleraba cuando estaba cerca de Michael.

Decidió alejar esos pensamientos antes de sentirse deprimido.

—Así que —empezó Chris, atrajo rápidamente la atención del menor— ¿vendrás con Jesse y conmigo el fin de semana?

Michael quería voltear los ojos. ¿Por qué siempre con Jesse?

—¿Otra fiesta en su casa? ¿Tiene que hacer una cada fin de semana? —hizo una mueca.

El pecho de Michael comenzó a dolor. Ya no podía estar con Chris tanto como quería, ya no podía ni siquiera tocarlo sin recordar que tuvo que rechazarlo. Ahora el mayor incluía a Jesse en todo y por más que Michael quería gritarle que salieran solos, no podía.

Quería a su Chris de antes. Quería lo que tenía antes de que Arthur apareciera.

—Realmente siempre comienza invitando un grupo pequeño, que invita a otro grupo y la casa termina llenándose —se encogió de hombros—. Mientras más mejor, ¿no?

Michael forzó una risa cuando Chris sonrió. Ese definitivamente no era su ambiente, aunque ya lo había hecho antes por Chris.

—¿Dónde está su madre todo el tiempo? —pregunta Michael levantando una ceja.

—Ah, ¿quién sabe?

Michael volvió a hacer una mueca. Chris y él callaron unos segundos hasta que escucharon la campana de la escuela sonar. Las clases habían terminado.

—Ya es hora de irnos —dijo Chris, Michael sólo calló—. ¿Caminamos juntos a casa?

Chris ni siquiera tenía que preguntar eso, ellos iban juntos a casa cada vez que podían. Eso hizo que Michael se sintiera un poco mejor de ir a casa.

Pétalos [gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora