Las risas inundaban el ambiente, igual que la música sonando armoniosamente mientras ambos adolescentes charlaban.
—Confundí las órdenes, casi le doy un helado con maní a un niño alérgico al maní —sigue contando Jesse sin parar de reírse, haciendo que Chris ría también.
—¿Qué opina tu jefe sobre eso? —pregunta Chris fumando un cigarrillo que luego le pasa a su amigo.
—Vamos, todos tenemos equivocaciones, además soy bueno preparando el café, sólo que no tanto con los clientes...
Casi todas sus reuniones se basaban en eso: ellos riendo y comiendo algo mientras contaban anécdotas de sus más recientes vivencias.
Hacía unas semanas que Jesse había conseguido un trabajo, habían obviado su falta de experiencia y lo contrataron de inmediato. Era un buen café, cerca de casa, y todos los empleados eran universitarios como Jesse.
Bueno, Jesse no era universitario, aún no se decidía sobre qué hacer con ese tema, le gustaban algunas carreras pero no lo sabía... necesitaba pensar así que sólo optó por buscar trabajo para tener algo que hacer.
Trabajaba seis días a la semana, los viernes —como ese día— los tenía libres y siempre estaba alternando turnos así que un día podía trabajar de mañana, al siguiente de tarde y luego de noche; así que a veces se veían también los fines de semana u otros días.
A Jesse le gustaba, decía que era divertido y que le agradaban sus compañeros.
Chris esperaba sentirse igual que él algún día.
Ese día Jesse pasó por Chris a la escuela —después de pedirle permiso a su papá—, compraron varias bolsas de papás fritas y se estacionaron en el mismo lugar de siempre: era una colina, solitaria y verde, y podían ver gran parte de la ciudad desde ahí, además de la puesta del sol.
El auto de Jesse era muy genial, y aunque no dejaba que Christopher lo condujera, era genial estar en él. Sobre todo por la parte de que era descapotable y podían ver muy bien el cielo.
A veces sólo se sentaban en silencio, fumando o lo que fuera, hasta que surgía un tema. No era para nada incómodo, el silencio entre ellos podía ser reconfortante, sobre todo porque últimamente Jesse parecía comprender muy bien al rizado, no lo hostigaba ni lo presionaba, le daba muchísimo apoyo moral y siempre estaba ahí para contestar las llamadas de medianoche de su amigo cuando se sentía solo o mal...
Era un amigo genial, siempre había estado para él. Siempre.
La felicidad de Chris era muy importante para Jesse, aunque no lo dijera directamente ni lo demostrara demasiado.
Siempre fue un chico reservado y solía ocultaba sus sentimientos, en especial los que sentía por quien era su mejor amigo desde bebés.
No le gustaba descubrirse a sí mismo mirando cuando no debía hacerlo, pero en realidad no podía evitarlo; trataba de pelear contra ello pero... siempre terminaba mirando aunque fuera una vez más.
Era extraño y no le agradaba, pero ahí estaba: mirando furtivamente a su amigo mientras este reía y sus hoyuelos se marcaban. Tardó muchísimo en admitirlo, pero sí, le gustaba...
Pero Chris nunca lo vería de esa manera.
—¿Qué harás en halloween? Es pronto... ¿fiesta de disfraces, como siempre? —pregunta Chris un rato después, llevan varios segundos pasando el mismo cigarrillo.
Era extraño, habían suficientes para que ambos tuvieran el suyo, pero ya era una costumbre entre ellos fumar así.
Jesse se encogió de hombros antes de contestar, estaba recostado al volante.
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Pétalos [gay]
ParanormalMichael encuentra un libro en el bosque, el libro le permite conocer a un fantasma. Arthur es amistoso y agradable, pero Michael no sabe lo que realmente le espera. Chris se pregunta por qué su amigo, Michael, se ha alejado tanto de él últimamente. ...