4:00 p.m.
Parece que es de noche debido a la fuerte lluvia cayendo afuera. Ahora voy viajando en el tren eléctrico, como solíamos hacerlo cuando aún estabas aquí. ¿Lo recuerdas? Aquí fue nuestro primer beso.
Fue hace tiempo ya. ¿Quizá 4 años? Puede que sea sólo una de mis fantasías contigo, pero supongo que en cada gota hay una historia y... recientemente, estás en todas ellas. Como sea...la historia es la siguiente:
Era verano aún en esta ciudad con altos contrastes de colores; al igual que hoy, llovía a mares. Mi cumpleaños se acercaba y viniste a verme a pesar de las distancias tan largas que nos separaban, lo cual me sorprendió sobremanera. Íbamos a hacer un encargo mío, ya que el tiempo era corto, pues debías volver ese mismo día y para variar, era media semana y no podría verte el fin de semana; pensábamos en salir e ir a comer pero los cielos se habían encargado de arruinar dicho plan.
Estábamos empapados. Al momento de encontrarnos en aquél lugar al cuál habías venido una sola vez en compañía de un amigo, un espacio verde dentro de esta gran ciudad y con importancia histórica, la lluvia empezó: gotas grandes, viento fuerte; todo se vino encima y nuestra única opción fue correr al tren.
Ya adentro, recuerdo la estación vacía en el subterráneo, hacía frío. Jamás te había visto de otra manera antes, pero al verte empapada, sonriente y tiritando de frío, no pude evitar sentir una atracción enorme hacia ti. Me enamoré.
Al llegar el tren, notamos que traía poca gente al interior, sin embargo, no habían lugares para sentarnos juntos, por lo que decidiste que nos sentáramos en la parte media, característico de lo jóvenes que éramos entonces. Al hacerlo, te pegaste inusualmente a mí, aferrando tus dos brazos a mi brazo derecho y apoyando tu cabeza en mi hombro. Temblabas. Sería un viaje un poco largo, pues eran más de 10 estaciones a cruzar, cada una con un promedio de 5 minutos.
Hablamos sobre cosas del pasado: experiencias graciosas, series de TV, música y finalmente... amor. Cuando tocamos el tema, hablabas de cómo te sentías mal, que extrañabas a ese tipo -un idiota más para mí- y de cuántos cuidados necesitabas.
Recuerdo haber levantado la mirada en ese momento, la gente se adormilaba por el calor encerrado; para nosotros habían transcurrido 30 minutos.
No quería saber ni oír más de él, pero en ese preciso momento, el altavoz del tren hizo un anuncio de un retraso en el viaje por un tiempo indefinido debido a la lluvia. Me molesté en mi interior, pues sabía que tus heridas aún dolían. Yo también tenía las mías frescas, pero las ocultaba mejor, dejaban de importarme incluso; pensaba también en cómo era posible que me hubiera enamorado de ti justo en ese momento, nos conocíamos el uno al otro por un tiempo relativamente corto, tampoco nos habíamos visto mucho tiempo, así que sí... fue demasiado espontáneo pero el punto era: ¿Por qué hoy y ahora que decidías hablar tanto sobre él y sobre cuánto lo extrañabas?
Suspiré. Repetí lo que te había dicho varias veces antes: "Déjalo ir y listo. Necesitas aprender a estar sola, conocer más gente. Alguien llegará en algún momento". Ahora yo deseaba ser ese 'alguien'. Parecías insegura, no podía soportarlo, debía hacer algo al respecto.
Procedía a preguntarte algo que jamás hubiera dicho de no ser por lo que sentía, cuando sonó mi teléfono; era mi jefa, diciendo que el encargo se había cancelado y tenía el resto de la tarde libre. Le agradecí y colgué para comentarte lo ocurrido, preguntaste qué podríamos hacer y sugerí cambiar la ruta un poco e ir por algo de comida, como lo habíamos planeado originalmente y luego pasear juntos. Dijiste "sí" dubitativa debido al tiempo que teníamos, pero todo se disipó cuando me ofrecí a acompañarte a casa.
Afortunadamente, con eso terminó el tema, pero reinó el silencio. Fue entonces cuando recordé aquello que iba a preguntarte, y... con un poco de miedo, lo hice de todos modos: "¿Te gusta alguien?", dije.
Parecía que acababas de ver un fantasma, te pusiste increíblemente pálida y te sonrojaste, estabas verdaderamente sorprendida. "N-n-n-n-no l-l-l-l-lo sé!", dijiste, mientras te aferrabas aún más a mi brazo. Me reí ante dicha reacción e intenté indagar el por qué de esa respuesta, obteniendo sólo largas, esperando evadir el tema desesperadamente.
De nuevo, el silencio invadió el vagón. Sentí tu cálida respiración sobre mi brazo ya que habías escondido tu cabeza detrás de mi hombro, avergonzada. Aún estábamos mojados. Reí un poco más y giré mi cabeza. En ese momento volteaste y me dijiste algo que no esperaba: "¿Hay alguien que a ti te guste?".
Mi mente se congeló por unos segundos, todo se detuvo alrededor y no supe qué responderte. Si decía que sí, indagarías hasta que me hicieras decirte que eras tu. Si pasaba de esa manera, lo más probable sería que me rechazaras al verme como sólo un amigo - volviéndome otro soldado caído en la "friendzone" - y además, tus heridas amorosas aún estaban frescas, no había manera; ahora... si decía que no, perdería una oportunidad perfecta de decirte mis sentimientos y quién sabe si tendría más en un futuro. No quería perderte ante otro.
De pronto, todo se paralizó y mi cuerpo actuó por su cuenta. Vi tus ojos como diciéndome "¡Hazlo!". Liberé mi brazo de los tuyos, tomé tu cabeza por la nuca junto con ese hermoso cabello largo, color negro y rizado... nos acercamos ambos mientras intentabas formular una pregunta que jamás entendí, cerramos los ojos y nuestros labios se unieron en un beso único en todo sentido.
Recuerdo la sensación de ese instante a la perfección: el miedo, las ansias, el amor floreciendo, el frío en el ambiente y la humedad de nuestros cuerpos al estar juntos cada vez más. Sin embargo, todo eso quedó opacado por tus labios: pequeños, suaves, color morado por el labial que siempre usabas. Todo era hermoso. Incluso sonreíamos y reíamos entre cada beso.
Siendo honesto, esperaba una cachetada y que me empujaras, pero no, sólo tomaste mi mano y cruzaste mis dedos con los tuyos y continuamos besándonos sin parar, tiernamente, con amor real. Las puertas del tren se cerraron entonces y el viaje continuó más allá de la estación a la que debíamos ir, sin soltar jamás nuestras manos, sin dejar de juntar nuestros labios ni dejar de reír. Fui muy feliz.
Durante el resto del día, hablamos como de costumbre, nos hicimos burlas el uno al otro como los mejores amigos, con la única diferencia de que no soltamos nuestras manos jamás y nos callamos a besos. Terminamos comiendo en un puesto barato de tacos, entre lloviznas. Los cielos nos sonrieron.
Al llegar a tu casa, ya con la luna asomándose entre las nubes nocturnas y hasta el otro lado de la ciudad, nos vimos a los ojos. Desde tu portón, esas bellas perlas cafés no dejaron de verme. Fue entonces cuando te lo dije por fin: "Me gustas, Kanade. Quiero ser tu novio".
Sonriendo, dijiste: "¡Claro! ¡Sí! Y... ¡También me gustas mucho Caleb!". Luego de eso, ocurrió lo que no olvidaré jamás: ambos dijimos al mismo tiempo "Te quiero, y mucho".
Nos despedimos con un beso duradero y yo partí a casa en un camino similarmente extenso en distancia, pero corto en apariencia por tanta felicidad dentro de mí. Puse mi reproductor musical del celular aleatoriamente y dos canciones resaltaron en esa noche del resto: "Paralyzed" de Ken Ashcorp con la frase:"[...] When we kiss
I can't explain
It's superhuman[...]"
([...]Cuando nos besamos, no lo puedo explicar, es suprahumano[...])
Y "Aftermath" de Muse, con los coros:
" From this moment (x2)
You'll never be alone
We're bound together
Now and forever
The loneliness is gone"
(Desde este momento, nunca estarás sola/o, estamos unidos, ahora y por siempre, la soledad se ha ido)
La música me había hablado en el mismo tren donde todo ocurrió.
Cuando llegué a casa y llegaron todos tus mensajes enviados por "Whatsapp", mi noche se alegró completamente. Decían algo así:
"¡TE QUIERO! ¡TE QUIERO MUCHÍSIMO!
No sé por qué en verdad pero... necesito que estés bien, feliz.
¿Sabes? Si pudiera... te regalaría el mundo entero [...]
[...] Me sorprende todo esto. Un beso despertó todo lo que estaba dormido por ti.
Me gusta todo de ti, tu manera de pensar[...] Creo que si estamos juntos, todo cambiará para bien, como siempre. No quiero que todo sea tan oscuro y monocromático [...]Quiero estar contigo por siempre, te quiero.
Por cierto... lamento lo que dije sobre "tu sabes quién", desde ahora está fuera de mi sistema.
Y también... ¡Mis papás te aman! No me habían visto así de feliz por mucho tiempo. Les alegra que seas tú a quien elegí para estar en una relación.Gracias por todo, por hoy.
Te quiero y no pararé de decirlo:¡¡¡TE QUIERO!!! <3"
Mi respuesta, además de contener decenas de "emojis" con corazones y besos, decía a grandes rasgos todo lo que sentía por ti, y al igual que tú, denotaba sorpresa de la velocidad de estos acontecimientos. También abarcó bastante el decir cuánto quería verte y te extrañaba.
Nos despedimos por segunda ocasión, tomé una ducha y caí dormido en mi cama con la sonrisa más grande del mundo.
Ahora...debo bajar del tren. Es la misma estación. ¿Lo recuerdas tan bien como yo?
Son las 5:00 p.m. justo ahora.
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Fantasía
RomanceÉsta es una historia de amor narrada en dos versiones. Cada capítulo alterna entre las versiones de los dos personajes principales. Es una serie que crearé en colaboración de mi amiga Valeria M. Síganla en Tumblr, escribe hermoso: valeriamofi.tumbl...