TRECE

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Aún con mi cabeza entre sus manos y mis muñecas esposadas, Alberth me arrastraba por los pasillos. Las personas que estaban esclavizados trabajando tras un monitor miraban de reojo la vergonzosa escena, la mayoría con un toque de temor en sus ojos.

El dolor de mi cuero cabelludo comenzaba a ser casi inexistente, en lo único que podía pensar era en que se formateara todo y no quedara pista de Scarlet.

  —Bien, ya que rompiste con tu palabra, te espera un castigo duro —grito Alberth apretando más mi cráneo entre sus dedos.

  —Vete a las estrellas —solté un insulto  ante la impotencia.

  —El que se ira a las estrellas eres tu querido amigo —dijo con una sonrisa burlona y tenebrosa, arrastrándome a una sala blanca en donde probablemente moriría...

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Los tres se quedaron con la boca abierta, podía sentir la vergüenza y la rabia subir por mi garganta ¿Nunca habían visto a una chica? Es de lo más ridículo.
Con dificultan mantuve mi postura y Comencé a caminar hacia la puerta de mi hogar; los tres tardaron en reaccionar y caminaron a mi dirección.

Al entrar colgué mi llavero en el porta llaves, el frío se apoderaba de la habitación logrando hacer que un humo blanquecino saliera de mi boca.

  —¿Y bien? —inquiri al voltear hacía donde se encontraban.

   —¡Tu eres Darckness! ¡Eres mi ídolo! Scarlet, por que no me habías dicho que veníamos a conocer a Darckness —dijo la pequeña copia de Scarlet.

   —Era peligroso decírtelo... —argumento Scarlet poniendo su mano detrás de su nuca.

   —Bueno, parece que la calefacción se estropeó ¿gustan algo de tomar? O algo con que cubrirse... —sugerí aún nerviosa.

   —Bueno... Algo caliente de beber... Tal vez un ¿Café? —dijo el chico aclarándose la garganta.

   —Bien... —me giré sobre mis tobillos para dirigirme a la cocina. —Tomen asiento... Tenemos mucho de que hablar.

Tras decir esto comencé a poner la tetera con agua en el quemador para que hirviera; saque el azúcar, los tres paquetes de té existentes en mi alacena y un frasco de café soluble; con dificultad lleve todo a la pequeña mesa de té en la sala de estar.

   —En un momento traigo el agua y las tazas... —dije con la voz baja.

«¡Que haces, no soy su sirvienta!  —dije para mis adentros —Vale, la cordialidad primero».

Tenia la desagradable sensación de estar al descubierto, sin una mascara en la cual ocultarme; era totalmente incomodo.

Finalmente el agua comenzó a hervir, con cuidado serví las tazas y las lleve a donde se encontraban Scarlet y su compañía.

   —Gracias... —dijo Scarlet mientras tomaba una de las tazas y preparaba un té a su hermana.

   —Y... Bien, tu eres la mejor hacker del mundo... Es un placer conocerte... —dijo Tom para romper el incomodo silencio que reinaba en la mesa.

  —Si, bueno... No lo hago solo por que si —respondí, pero inmediatamente me arrepentí de mi respuesta.

   —¿No? Entonces ¿Cuál es tu incentivo? —cuestiono Scarlet confusa.

   —No es un asunto por el cual me entusiasme hablar, además hay asuntos mas serios por lo cual preocuparse que mi vida privada —respondí cortante —Luna, te enseñare donde dormir, tu hermana, Tom y yo tenemos cosas que hablar, descansa pequeña —tras decir esto me levante de la mesa y comencé a subir las escaleras.

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   —¿Qué le sucede?, ella sabe absolutamente todo sobre nosotros y no quiere revelar nada de ella —mencione irritada a Tom.

   —Bueno... Por un lado tienes razón, pero hay veces que es mejor no hurgar en el pasado de los demás... Puedes llegar a volver a abrir heridas profundas...

   —¡Escucha a tu amigo Scarlet, tiene razón! —una voz distorsionada se escuchó por el cubo de las escaleras. Darckness estaba bajando por ellas con un micrófono integrado en una sudadera negra. —O, acaso he mencionado algo de su pasado, de el porque están aquí —dijo finalmente quitándose el distorsionador de voz.

   —Si, lo entiendo, pero también entiende la situación en la que estamos. No sabemos absolutamente nada de lo que se encuentra en la USB, ni de ti, ni nada, solo que la B.A.H  no quiere que salga a la luz —reproche de nuevo.

    —Bueno, dejemos de hablar de tonterías, voy por mi portátil para abrir esa USB y comenzar a realizar un plan —y Darckness volvió a subir las escaleras.

    —Tranquila Scarlet, ya casi termina —dijo Tom tocando mi hombro y dirigiendo una cálida y reconfortante sonrisa.

    —Si... Eso espero, es solo que me pone nerviosa el no saber que hacer ni a quien confiar —un nudo amenazaba con formarse en mi garganta el cual logre deshacer con un trago de té tibio.

    —Si, y yo estoy exactamente igual que tu Scarlet... Solo intenta calmarte y pensar con la cabeza fría —tras decir esto, Tom bebió un sorbo de café, y paso su brazo por mi espalda dándome un cálido y reconfortante abrazo, al poco tiempo nos separamos.

    —Bien, ya estoy aquí de nuevo, veamos que oculta eso.

Hacking The SystemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora