Parte 1.

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Cuando llegué a Los Ángeles  lo primero que hice fue buscar trabajo y lo encontré, iba a limpiar baños en un Club Nocturno que tenia mas pinta de taberna que nada y  después de un mes, mi jefa me envió a la barra, un gran ascenso, con el dinero podría pagar un piso mas grande.

Mi sueño de ser actriz aún no había dado indicios de que podía volverse una realidad pero no podía rendirme, no ahora que había salido de casa y era independiente. No ahora que no tenía a un padre quejándose de que si entraba a la obra estudiantil no tendría tiempo para Marny la vaca y sus terneritos, sin una madre que me gritaba que debía ser más realista y entender que el mundo de la actuación no era para mi y sin un hermano que siempre me opacaba como el mejor pianista de Kansas y eso no era lo que yo quería, no más.

El piso donde vivía desde hace dos meses, dos después de haber llegado aquí, era grande y lo compartía con Maiara Hynson, una cantante de jazz que practicaba todas las mañanas, la hora que yo descansaba pero no era mucho tiempo.

May era de New Orleans y como yo, había escapado de casa con unos pocos billetes y su saxo, tenía veinticuatro y era muy alta, su cabello era rubio y tenia dos grandes ojos azules, a simple vista era como la típica californiana surfista que esperas ver una publicidad de tablas.

Soy de un pequeño pueblo de Kansas donde todo el mundo se conocía entre sí y a mí me conocían como la niña-niño porque  siempre estaba haciendo trabajos de hombres.

Termine de meter mi ropa de la lavadora a la secadora y me sente en las sillas de la lavandería del edificio, muriendo del cansancio, eran las dos de la tarde y desde aquí se escuchaba la música del saxo de May, había llegado tarde de ayer por la noche porque había una despedida de soltera y había que recoger todo, esta no era la vida que mis padres querían para  mí pero era la que yo había escogido, arriba de escoger ser una granjera y estar siempre oliendo a estiércol.

Estornude y poco después el sonido que anunciaba que la secadora estaba lista repico y tomando mi cesta poco a poco fui doblando mi poca ropa.

Cuando llegue al quinto piso mis piernas estaban tensas y casi no podía mantenerme de pie en un solo lugar por lo mareada que estaba de tantas vueltas, saqué las llaves de mis pantalones cortos, hoy era sin duda el dia mas caluroso de Los Ángeles y eso todo el mundo lo sentía, entre al piso para encontrarme a una May acostada en el suelo de la cocina frente a la nevera con la puerta de está abierta.

  —May, espero que hayas  barrido esa parte o toda la cocina aunque sea. 

  —¿En serio crees que con lo cansada que estoy iba a hacerlo? — May me miró con ojos chinos.

—No te soporto,May. ¿Hoy no vas a montar tu puestecillo en el parque? — puse la cesta sobre la mesada de la cocina y estiré mis brazos.

—Demonios, no. De aquí puedo sentir el sol friéndome, imagínate ahí,  Taylor me quito la sombra bajo el árbol. Hoy no.

—¡May estás acostada con mi camisa azul! — la mire con el ceño fruncido.

May soltó un quejido. La chica no había conseguido aún un empleo como cantante así que montaba un puesto en el parque donde leía el futuro y todo eso; era interesante ir a verla cuando trabaja, se enfundaba en un traje de colores chillones y muchas pulseras que daban el aviso de que se acercaba.

—Sabes que me comentó Jade que en las oficinas de Bx&Donner están buscando nuevos curriculums. — Me dijo cambiando de tema.

Bostecé.

—Bien.. aunque no creo que acepten a más de dos..

—¿Quien sabe? Tal vez tengas suerte, amiga.

Mr. Dex and IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora