Parte 10

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  —¿Quieres que vayamos combinados? Es lo que creo que hacen las parejas estos días. 

Einar tenía una toalla sobre sus caderas y escogía algo de su mucha ropa, yo estaba en los cajones,adivinando donde estaba mi ropa interior que no estaba por ningún lugar.

  —¿Que son estos días?

Einar se encogió de hombros y se colocó a mi lado, lo miré en el espejo que abarcaba gran parte de la pared. 

  —Los días cursis, Alana. El hombre se ha vuelto más cursi a lo largo de los años. —El arrugó la nariz. 

  —No vamos a ir combinados. Ahora contéstame una pregunta.

  — Te escucho.

  —¿Dónde demonios esta mi ropa interior? 

El soltó una carcajada que no me gustó. —Esa también se fue. Si eres una niña grande, te compré bragas de niña grande aunque dejé una pantaleta de encaje negro que en verdad me gustó. 

  — Ah esa era de mi abuela. —Mentira.

  —Pues quisiera conocer a tu abuela. 

  —Ni en un millón de años conocerás a mi abuela.

  —¡Vamos! Le tengo que dar las gracias por esas pantaletas.

—Einar, bien pero dime dónde está mi ropa interior.

Él se encogió de hombros.

—Creo que aun están en la bolsa. Le dije a Marty que esas no las tocara.

 Me señaló una gran bolsa rosada que no había notado. 

  —Eso si son regalitos que no usarás en las audiciones, espero.

Me acerqué a la bolsa e ignoré sus palabras. Miré dentro la bolsa, era una gran bola de encaje de todos los colores, saqué una braga diminuta y llena de elástico, la alcé y se la mostré.

— Podría ahorcarme con esto. 

Él silbó. 

— Esa en realidad esta bonita.

—¡¿Le viste el precio a este pedazo de tela?! 

Había tomado la etiqueta.

  —Si, Alana. La vi. 

—No puedo creer que gastaste tanto por esto.  Salte me voy a vestir.

  —¡Vamos! Soy tu esposo.

—¡Salte de aquí!

Einar salió riendo del baño, yo resoplé, cada vez me sentía más confundida. Tomé la ropa interior que me parecía menos a una trampa de osos y me cambie muy rápido, terminé con un vestido negro manga larga que me llegaba por la rodilla, tenía en la etiqueta unas tres letras enlazadas YSL, me quedaba tan bonito que tuve que golpearme para salir de mi ensueño frente al espejo, mi cabello lo recogí en una cola alta con una liga y descubrí mi nuevo closet de zapatos altos, la cabeza me daba vueltas, todo era muy lujoso para mi, salí del baño con unos zapatos altos que sabía manejar muy bien por alguna extraña razón. Einar estaba acostado con los brazos tapando su cara.

  —Si nos íbamos a quedar en casa me lo hubieras dicho. 

El me miró rápidamente.

  —¿Te puedo dar un beso? ¡Te ves fantástica!  

Yo lo miré y rodé los ojos.

  —No, no puedes darme un beso, lo que puedes hacer es levantar tu trasero de ahí e irte a vestir. 

Mr. Dex and IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora