Parte 8

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— A ver, ¿ustedes se conocen?

Roxie estaba detrás de la figura imponente de Einar, se veía muy graciosa y muy confundida a la vez, lo miré a los ojos, sus castaños ojos estaban llenos de confusión pero no lo demostraba en su cara, que estaba inexpresiva, miró sobre su hombro a su abuela, tomó una fuerte respiración y expulsó el aire lentamente luego sonrió, una sonrisa de dientes blancos que me haría derretir si no estuviera tan nerviosa. Cuando hablo trato de oírse calmado.

—Alana, ¿qué haces aquí?

—Yo..

Roxie se puso delante de mí tan rápido que pareció una alucinación, puso sus manos en la cabeza y expresó alarmada. — ¡Si hubieras visto cómo cayó al suelo luego de que la niña Sutton y el pequeño Lee le golpearon la cabeza con la puerta de la frutería de Lenni! Tuve que traerla a casa, no sabía que se conocían. Que gracioso.

—Abuela, ¿Nos puedes dejar solos un momento? Por favor.

Roxie gruñó y me dio una palmadita en el hombro. — Suerte con el hombre, está más confundido que nunca, se parece a su tonto padre. Y tú — Se volteo a Einar — Eres un imbécil por haber venido hasta ahora, se ve lo mucho que quieres a tu vieja mujer.

Luego de que Roxie desapareciera de ahí, Einar me tomó de los hombros y me sacudió.

— ¿Quieres dejar de hacer eso? Voy a vomitar, idiota.

—¿Me quieres decir que haces en el pueblo?

—Bueno, luego de que desaparecieras ayer, gracias por cierto, me di cuenta que no me podías tener encerrada así que aquí estoy.

— ¿Y qué haces en casa de mi abuelita?

— Oh, ella me arrastró aquí. Es muy agradable pero, no tenía idea de que era tu abuela.

— ¿Comiste? — Me preguntó cuando se sentó en el sillón morado de Roxie, estiró sus piernas y se puso los brazos detrás de la cabeza.

—¿Y ahora qué mierda te importa? En serio, eres un imbécil.

— ¿Dónde coño vas, Alana? ¡Alana!

Sus gritos se volvieron más altos mientras yo salía corriendo al sentido contrarío de el camino donde estaba la calle comercial.

— ¡Corre muchacha, corre! — se escuchó la voz de Roxie 

— ¡Abuela! 

— Cállate, imbécil.

  —¡Déjame en paz!   — grité.

—¡Bien! ¡Pero debes volver a casa!

— ¡Vete a la mierda, Einar!

— ¡Esa es mi nieta!

— ¡Yo soy tu nieto!

Él estaba pisando mis pasos y yo estaba desesperada, gracias a mi suerte llegue a una calle sin salida, paré de correr y me di la vuelta para chocar con el pecho de Einar.

—¿En serio? ¿Acabas de salir corriendo?

— ¿En serio? ¿Eres un idiota?

—Oye, creo que estas sufriendo de SPM, tal vez si volvemos a la casa de la abuela...

— ¿SPM? Me tienes que estar jodiendo. Sí eres un imbécil.

— ¡Basta de llamarme así! Vamos.

— No iré contigo a ninguna parte.

— ¿No?

— No.

Un momento estaba con mis pies en el suelo y al otro mi única vista era el trasero de Einar, grité un par de imbécil más pero no sirvió de nada, me cargaba como un saco de papas que no pesaba mucho, sus piernas caminaban ligeramente y yo gruñí, dándome por vencida.

La voz de Roxie se escuchó de repente.

—Tu eres igual a tu padre. Susan podría alejarlo millones de veces pero el se acercaba mas y mas. Que horror.

— Abuela, eso fue bueno. Nací yo, ¿no?

— Y ya vimos que clase eres. Te adoro, baja a la pobre muchacha y vamos adentro para que se tomen algo caliente y me expliques esta locura.

— ¡Einar! — protesté.

Einar me dio dos palmaditas en el trasero, frente a su abuela.

— Estem, no. Vamos a casa, luego venimos.

— Vuelves a ser un imbécil. Si ves a Ethan, dile que mis pobre huesos van a barrer el piso con él cuando lo vea otra vez.

  —Abuela, ya no puedes seguir luchando con Ethan. 

Sentía como la sangre se iba a mi cabeza. Einar descanso su peso y el mío sobre su pierna derecha y siguió hablando muy relajadamente con Roxie.

  — Además estoy seguro que esta vez saldrías llorando, mírate, eres un palo viejo.  

Se escuchó el gruñido de Roxie.

  —Y tu eres un sinvergüenza y aún te dejo pasar a mi casa. No estoy segura como esa dulzura se pudo casar contigo. 

  Solté un largo suspiro, ni yo lo sé, Roxie.

  —¿Me puedes bajar ya?

Sentí el sedoso cabello de Einar en la piel de mis caderas que dejaba ver la camiseta ligeramente arriba, había negado.

  —Vamos a casa. Adiós, espantapájaros.  Nos vemos después.

  — Adiós, muergano.

Einar camino toda una cuadra conmigo a cuestas, sentía frío y podía jurar que mis dientes crujían tan sonoramente que se escuchaba en Canadá. Me puso en el suelo nuevamente frente al Jeep que estaba en la acera opuesta a la frutería, justo donde me había dejado Liv. Noté que todo el mundo había dejado de hacer lo que hacía para fijar los ojos en nosotros

No, nostros no. En mi

  —¿Por que todo el mundo está mirándome?  

Einar se encogió de hombros despreocupadamente. —Creo que el pantalón se abrió un poco atrás.

Rápidamente lleve mi mano atrás, revisando y tanteando cada lugar de mi pantalón, no se había rajado nada, Einar era un maldito.

  — ¿Quieres que te compre una peluca? 

— ¿Una peluca? ¿para qué necesitaría una?

Lo miré y rodé los ojos.

—Ya que eres un payaso pensé que te vendría bien una peluca arcoiris. Y una gran nariz roja. 

El lanzó una risa falsa y abrió la puerta del copilo. 

  — Anda, entra ya que te vas a congelar.

— Entraré porque quiero hacerlo, no porque me lo pides..

—Querida, yo sé que quieres estar cerca de mi. 

Le lancé una mirada de furia cuando me acomodaba en el asiento, de pronto el sonrió a medias y se inclinó estampando  su cara con la mía, su respiración y la mía se habían vuelto una, lo miré a los ojos mientras él lamía sus labios, luego los rozó con los míos, ya no tenía frío. 

  —Y te quiero cerca de mi, maldita sea. 

 Y me besó.

Mr. Dex and IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora