Capítulo veintinueve

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Narra Alice:

No puedo creer esto, ya estoy cansada de esto. Me mire al espejo, estaba pálida y mis manos temblaban.

-No me puedo quedar acá.- Hable sola. Estoy asustada y reteniendo mis ganas de llorar.

Salí del baño y baje las escaleras lentamente mientras me agarraba del barandal. Cuando llegue de vuelta al comedor los padres de Aiden estaban juntado la mesa y este hablaba con su hermano. Se giró y dirigió su mirada hacia mí, noto el estado en el que estaba y se levantó rápido de la mesa.

-Ma.-Comentó él acercándose a mí. -Le mostraré los cuadros que colgaste en mí habitación a Alice.

-Bueno, dentro de un rato bajen así comemos el postre.- Asintió rápido con la cabeza y se acercó a mí. Me abrazo fuerte y subimos las escaleras.

Entramos a su habitación y como sentía mis piernas débiles camine rápido y me senté en la cama. Sabía que iba a querer hablar y que le contara que me estaba pasando, pero no sabía cómo hacer.

-Alice.- Susurró. -¿Qué te pasa?- Al ver que no recibía respuesta respiro profundo y después de unos minutos lo tenía sentado al lado mío mientras depositaba besos en mí mano derecha que había tomado. -Necesito saber qué te pasa, no quiero verte mal. Te quiero ayudar pero si no me decís que pasa no sé cómo hacer.

Respire profundo varias veces y gire quedando frente a él. -Hay alguien que me amenaza.

-¿Cómo?- Sus ojos se abrieron de forma desmesurada.

-Alguien me sigue, me manda cartas que dicen que me va a matar o que mí final está cerca, estuvo afuera de casa hoy después de que Marta se fue y ésta noche antes de salir pude visualizar desde mí balcón una persona en el patio.- Solté todo el aire que tenía y lo volví a recuperar rápido. -Ahora me mando esto.- Le mostré el celular y él leyó los mensajes.

-¿Por eso bajaste rara?— Asentí. -¿Cuándo empezó esto?

-Cuando estabas en Brasil.- Este se levantó de la cama y camino hacia la puerta, después se giró y en su cara pude visualizar que estaba molesto y asustado; paso una mano por su cabello y la deposito en su nuca por unos segundos.

-¿Por qué nunca dijiste nada?

-No quería asustar a nadie. Al principio pensé que era una broma de mis compañeros pero después me di cuenta que no lo era.

-Alice, esto no es un juego. No puedes hacerte la valiente y enfrentar esto sola. Necesitamos decirle a tu padre.

-No, no quiero que se asuste.

-Alice, esto es grave. Él tiene que hacer algo para cuidarte.

-Dije que no, Aiden. Capaz todavía es una broma de alguien.

-¿Todavía? ¿No era que ya te habías dado cuenta que no era una broma?- Me respondió bastante molesto.

-No quiero enterarme de que le dijiste nada. Ni a él ni a Marta. Este es un problema que yo tengo que resolver ¿Entendiste?

-Alice, le tenés que decir.

-No, y es mí última palabra.

-Perfecto, perfecto.- Tomó impulso y se tiró sobre la cama mirando hacia el techo. -Una persona te manda cartas amenazándote de que te va a matar y vos no quéres hacer nada.

-Aiden.- Susurré y me acosté al lado de él, tome su mano. -No quiero decir nada aun, capaz es alguien que me está jugando una broma pesada y no quiero que se asuste por esto, sabes que no le hace bien alternarse.

La nena de papá (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora