Capítulo treinta

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Hablamos un rato más en la mesa y después Nicolás nos sugirió ver unos capítulos de los Simpson. Primero entre todos ayudamos a levantar la mesa y a ordenar la cocina, por más que los padres de Aiden decían que ellos lo podían hacer. Después fuimos a la sala.

-Bueno chicos, mañana tengo que ir temprano a trabajar.- Comentó Clarisa entrando a la sala. -Tengan una buena noche y cuídense, no suban al cuarto que su papá y yo vamos a estar ocupados.- Nos guiño un ojo a todos.

-Clarisa.- Acotó Gabriel con una sonrisa en sus labios, Aiden y Nicolás se miraron y giraron los ojos

-Es solo una bromita.- Se acercó a nosotros y depósito un beso en la mejilla izquierda de los tres y antes de irse nos susurró. -No lo es.- Rio y se alejó mientras mí cara se tornaba colorada y la de los chicos igual.

-¡Mamá!- Gritaron Aiden y Nicolás juntos.

-Ya son grandes, lo tienen que entender.- Comentó subiendo las escaleras.

-Lo sabemos ya, pero trauma.

-Y mucho- Término la frase Aiden.

-Buenas noches, pequeñas noches fogosas.

-¡Mala madre!- Grito Nico. -Esa señora me molestó con eso toda mí adolescencia.

-A mí igual.- Comentó Aiden parándose y después salto sobre su hermano.

-¿Qué haces?- Preguntó este tratando de esquivar los manotazos de Aiden.

-En la mesa te lo dije, te voy a matar.- Mordió su brazo. -¡Estúpido!, ahora no está mami para defenderte.- Comentó y los dos cayeron contra el piso.

-¡Aiden, no te pases!- Comenté cuando vi que la pelea en juego ya se estaba yendo un poco de las manos -¡Aiden!- alce mí voz, me acerque hasta ellos y con fuerza logré correrlo haciendo que se separará de su hermano -¡Basta ya!

Los dos se pararon, se miraron y en carcajadas explotaron.

-¿Viste su cara?- Comentó el chiquito tonto

-Sí.- Carcajeo. -Fue está.- Hizo la cara que yo siempre hacia cuando me enojaba.

-¡Idiota!

-Perdón.- comentó él acercándose mí.

-No te acerques.- Le advertí.

-Bonita, fue solo una pequeña broma.- Se acercó tratando de abrazarme y mí rodilla inconscientemente subió golpeando su ingle. Él abrió los ojos desmesuradamente, puso sus manos sobre su ingle y cayó contra el piso.

-Mierda.- Comentó Nicolás y me miro con sus ojos abiertos, luego se agachó al lado de Aiden. -¿Por qué hiciste eso? ¿Sabes lo que duele que te peguen en los huevos?

-Yo no fui.- Me defendí sin terminar de entender lo que había hecho. -Mí rodilla se levantó sola.

-¡Alice, ayúdame!- Comentó Nico mirándome un poco enojado.

-Sí, sí. Perdón.- Logramos que Aiden cruzará sus brazos sobre nuestros cuellos.

-Me duele.- se quejo Aiden mientras subíamos las escaleras. -¿Por qué le hiciste esto a gran general, Alice?

-Alice, ya hablamos de esto hace años. No puedes pegarle en los huevos a un hombre.- Su cara de suavizo un poco cuando dejamos a Aiden en la cama.

-¡Maldito!- Lo empuje un poco. -Pensé que estabas enojado de verdad.

-O sea, fue súper raro, pateaste el pene de mí hermano y además como persona que tiene huevos sé que eso es horrible.

-¡Por favor, ayuda!- Comentó Aiden levantando su cabeza a centímetros de la cama y dejándola caer de vuelta contra está.

La nena de papá (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora