Capítulo ocho

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Narra Aiden:

Salí de mi habitación para hacer pis, pero para ir al baño tenía que pasar por enfrente de la habitación Alice, cuando pase por su puerta me dieron unas terribles ganas de abrirla y ver si estaba con uno de esos shorts que hacían que la baba cayera de mi boca... pero me contuve porque me estaba haciendo pis con todas mis fuerzas, no estaría bien que lo haga y si lo hacía y se levantaba no sabía que excusa le podría dar a estas horas de la madrugada. Aparte ya había sido descuidado hoy, sé que la amiga de ella me vio cuando me enojé porque Alice le ofreció ser su papi a Mike, idiota.

Después de que sucedió lo del baño sólo quería salir y que Alice haya salido corriendo hacia su habitación, eso pensé hasta que suspire y pregunto desde el suelo si estaba nervioso, luego me descontrolé porque dijo que Mike la tenía más grande que yo, eso significa que le estuvo mirando sus partes; terminé incitando a que me tocara y note que le gustó, y que quería jugar; vi en sus ojos el deseo, en los míos ya lo estaba desde que la vi en bikini durante la mañana y la tarde y se incentivó más todavía con los reces que tuvimos mientras jugábamos. Cuando mencionó que ese juego se podía jugar de a dos y apretó mi pene me sorprendí, pero en lo único que pensé fue en llevarla a mi habitación y follarla toda la noche hasta que me dijera que no quería más, que ella o yo no tengamos más fuerza o que su padre nos encontrara, ese short diminuto de dormir no ayudaba a dejar de lado esos pensamiento. Sí no hubiera escuchado esos ruidos seguiría con lo que habíamos empezado y si ella no hubiera bajado conmigo ya estaría subiendo a mi habitación desesperado para masturbarme si no, no iba a poder dormir lo que me restaba de la madrugada-mañana en paz.

Cuando descubrimos que sólo eran unos jóvenes borrachos haciendo disturbio, soltó mi mano y no me gusto, no la iba a dejar. Empecé a hacerle recordar cosas de cuando éramos chicos y la vi asombrarse, ¿pensará que yo ya no recuerdo cuando nos llevábamos bien de chicos? Sí es así, está muy equivocada. Ella fue mi amiga y más que amiga desde chica. Sí nos separamos y sí, soy un idiota por molestarla. Lo que pasa es que había pasado lo del engaño falso y además estaba "Su querido amigo" Franco, me molestaba que no me prestara atención por ese idiota. Es el día de hoy que todavía lo odio.

Cuando me agache entre sus piernas se me vinieron millones de ideas que nos darían mucho placer a ambos, pero las corrí de mi mente, la levante de sus piernas y la acosté en mi hombro, ella quedó con su cabeza un poco más arriba de la mitad de mi espalda y su trasero en mi cara. En ese momento me invadieron unas tremendas ganas de morder y azotar esas nalgas, redondas, gorditas y blancas que me hacían perder la razón cada vez que la veía un poco descubiertas o bien marcadas. Caminé hacia la cocina ignorando mis pensamientos y ella se rio, eso me puso feliz.

-Quédate acá -dije y puse a Alice en uno de los bancos de la mesada.-Yo te serviré -sonreí y me dirigí a la heladera, saque la torta.

-¿Serás mi mesero? -Sonrió.

-Sí, por casualidades de la vida hoy seré tu mesero, aunque tengo un problema.-Reí.-. No creo que hayan dejado todo tal como estaba desde que éramos chicos, así que ¿dónde están los platos ahora?

-En el mismo lugar -señaló a una parte del mueble.

-Qué raro ¿por qué nunca lo cambiaron? Antes estaban ahí porque éramos muy bajitos y no llegábamos más arriba, pero ahora crecimos.

-Para ser sincera, el que más creció fuiste vos -rio y me contagió su risa.- Y sí lo trataron de cambiar, pero papá siempre se olvida del nuevo lugar y nos volvía locos a todos habidos y por haber, entonces entre Marta, él y yo acordamos dejarlos en el mismo lugar.

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(Recuerdo: Gracias por los 1,25K seguidores)

La nena de papá (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora