Capítulo 136: Rivalidades arbitrarias

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  ¡Hola! Pues ya que andaba de ánimos y hoy estoy reposando en casa por ser feriado, decidí portarme buena onda y traerles actualización de este fanfic :D Espero que lo disfruten y sufran con el desatino de Kagami :D ¡Saludos y excelente fin de semana! 

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—¿Se han preguntado alguna vez el verdadero significado de la vida?

—Hadrien, creo que es el último cuestionamiento que cruzaría por mi cabeza en este instante —replicaba Marko, viéndole de reojo.

—No en realidad. Pero imagino que cuando cumples todo lo que has querido, solamente te topas con un profundo y desesperante vacío existencial. Supongo que es cuando te das cuenta de que la vida carece de significancia alguna y que nos movemos por meras vanidades y deseos superficiales —mencionaba Kai con cierta pizca de interés.

—Queda más que claro que hicimos una buena elección al venir a esta playa en nuestro segundo día en Otaru —mencionaba Leo, admirando el hermoso oleaje que acariciaba la orilla, dejando tras su retirada algunas conchas marinas.

—Pero ya hablando en serio...¡¿Cómo demonios terminamos de esta manera?! —gritó el alemán a todo pulmón, intentando que alguien le escuchara. Pero todo era en vano, allí solamente estaban ellos cuatro.

—Craig nos golpeó en el estómago y nos hizo perder el conocimiento —explicó el italiano como bien recordaba. Todo era borroso y distante.

—Para cuando despertamos ya estábamos en esta situación...—el danés suspiró. Era lo único que podía hacer en su condición actual.

—Y a juzgar por los alrededores, estamos en una zona apenas transitada. No sólo la playa está desierta, sino que también tenemos al lado una especie de área boscosa... Posiblemente estemos del otro lado de la playa principal —y las deducciones del blondo estaban en todo lo cierto.

—No hicimos nada y aun así nos castigó de esta manera —era inútil, no podía escapar sin importar lo que hiciera—. Tenemos que cobrarnos esta, chicos —Zabeck estaba mosqueado.

Esos chicos no deberían tener dificultades para escapar de la zona a la que habían sido confinados, sino fuera porque alguien consideró gracioso y pertinente enterrarlos bajo la arena, dejando sus cabezas expuestas al sol directo, a los animales silvestres y a la marea que subía con el paso del tiempo.

Aunque al menos estaban sepultados lado a lado.

—Lo he intentado, pero no puedo mover nada. ¿Qué demonios nos puso? ¿Cemento? —Hadrien tuvo que mover su cabeza para espantar a aquella fragata que se empañaba en querer anidar en su cabeza.

—Eso no debería preocuparnos tanto... El sol está siendo más fuerte y el oleaje sube —Turletti calculaba que estaban como a cinco metros más o menos de la orilla.

—Y entonces estaremos en mayores líos, ya que la arena mojada no es precisamente más fácil de manejar e intentar luchar por escapar se volverá algo un tanto frenético —todos miraron a Leo con un semblante de pocos amigos; olvidaban esa mentalidad fatalista que tenía.

—¡Que alguien nos ayude! —fue el siguiente grito que emergió de la boca del peli vino.

—Idiota, si sigues así, además de perforarnos los tímpanos, tu garganta se secará y comenzarás a sentir sed —el castaño ya tenía a un pequeño cangrejo subiéndole por la nuca.

—¿Qué posibilidad existe de que una persona venga por esta zona y que quiera sacarnos de aquí sin que piense que somos extraños y le demos miedo? —meditaba Tatsuhisa.

—Según mis cálculos, menos del 1.5%, Kai. Y en mis probabilidades estoy incluyendo a nuestros camaradas —hizo los cálculos el moreno.

—Saben, no quería morir sin volver a probar una vez más unos "tacos" —suspiró con melodrama—. Los que preparaba Joaquín eran deliciosos. Y el tequila era bueno también.

P.D. I Love UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora