Capítulo 129: Saliendo de la rutina

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  ¡Buenas madrugadas! Ya para que no digan que las abandono de nuevo, aquí les traigo la continuación. Disfruten, rían y piensen en las siguientes metidas de pata de estos desastrosos hombres de la GoM. 

*-*-*-*

Quizás en ese momento las chicas desearían que esa extraña faceta aun persistiera en cada uno de ellos. Ya que desde que salieron del restaurante y se dedicaron a hacer un poco de turismo, ese grupo de hombres no dejaban de comportarse de manera infantil, reñir y ser ruidosos, logrando que todos colocaran su atención en ellos por las razones equivocadas.

Así que no extrañaba que mantuvieran su distancia de ellos para que no las metieran en el mismo saco. Tenían cierta imagen que cuidar, incluso si se trataba de sus queridos novios.

—Al menos deberíamos alegrarnos porque han vuelto a la normalidad —mencionaba Kiyoe con su atención fija en Kagami; ya estaba insultando de nuevo a Aomine solo porque él había encestado más veces en los botes de basura que se iban encontrando.

—Pues sí, pero están resultando demasiado llamativos...—Noa simplemente sonrió con cierta burla en cuanto notó que Leo estaba siendo abrazado por Hadrien, diciéndole quien sabe qué cosas que habían provocado que su rostro se tornara rojo como una cereza.

—Dejemos que estén un rato así. De vez en cuando necesitan descansar y olvidarse de la universidad y el baloncesto –los castaños ojos de Amaya apreciaban a Midorima. Estaba luchando por no arrojarle ese secador de pelo a cierto rubio que estaba sacándole de sus casillas.

—¿Y a dónde estamos yendo ahora? –interrogaba un tanto curiosa Ju. Por el momento prefería enfocar su atención en el camino que en el italiano; él estaba divirtiéndose molestando a Kagami en compañía de Kuroko.

—Hadrien mencionó algo de que iríamos a un mercado a comprar pescado fresco para la cena de esta noche –hacía memoria Lia.

—Sí que vamos a necesitar mucho, especialmente por todos ellos –comentó Satsuki. Una parte de ella estaba emocionada, ya que quería experimentar en la cocina lo que había aprendido en esos últimos meses.

—Lo importante es que se diviertan –habló Sora para todas las presentes.

—De alguna manera u otra así es –comentaba Aoi, suspirando y pensando que Kise era más infantil de lo que ya le parecía.

—Me pregunto si dejaran que los ayudemos con la cena –meditaba Elin. Ella simplemente quería mostrarle sus dotes culinarios a cierto pelinegro.

—No creo que Hadrien nos deje meternos en la cocina. Creo que con él, Marko, Leo y Taiga se las arreglarán –y seguramente Mila no estaba lejos de esa verdad.

—Las cosas están bien de esta manera. No hay nada mejor que un hombre preparándote la comida –sentenció vilmente Axelle—. Así que dejemos que ellos se hagan cargo de eso.

Sin embargo, las cosas del lado de los varones distaban de la delicadeza y diplomacia de las féminas.

—¿Cómo hiciste para que Ju fuera tu novia, eh Marko? Yo lo intenté varias veces y nunca me hizo caso —contaba su amarga experiencia Hadrien.

—Kai me dio algunos consejos —respondió. El otro simplemente mostró más extrañeza.

—Es algo muy raro. Kai no ayuda a nadie sin conseguir nada a cambio... Su egoísmo no se lo permite —siseó.

—No lo sé. Supongo que ha preferido ayudarme para que Ju le dé menos atención —prosiguió.

—Leo, jamás creí que andarías con la hermanita de Tohma —dramatizaba el alemán.

P.D. I Love UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora