Abuelito

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-¿Estas lista para la historia hija?
-si abuelito
-muy bien, escucha.
Caminaba por entre el bosque en una tétrica noche de luna llena, el lúgubre sonido de las ramas crujiendo bajo mis pies y el ulular de los búhos me helaban la sangre, ¿ porqué diablos le hice caso al tío Juan y sus historias de miedo?.
No era la primera vez que caminaba esa vereda de noche, pero esa, en particular, me estaba poniendo muy nervioso ya que en pueblo se contaban historias de un enorme perro negro con centelleantes ojos rojos que tenía peculiar predilección por los niños y yo tenia solo diez años.
Había salido a buscar hierbas y otras cosas que mamá me había encargado pero na cascada era tan divertida que, simplemente se me fue el tiempo.
A lo lejos pude ver las primeras casas del pueblo apenas iluminadas por unos faroles que el sereno con tanto amor encendía, no pude esconder mi alegría y reí de manera muy tonta. Caminé mas relajado tarareando algunas canciones que mi padre cantaba en su taller cuando de pronto, un sobrenatural aullido me detuvo en seco, mi corazón comenzó a latir como un potro salvaje intentando huir, volteé hacia todos lados tratando de ubicar de donde venia tan espantoso sonido pero era inútil, eso parecía venir de todos lados, corrí, o mas bien intentaba correr, ramas, pequeñas piedras y arbustos parecían estar de parte de ese ente demoníaco. Corría sin control, la vereda hacía mucho que la había perdido de vista y entonces, el aullido se escuchó frente a mi, volví a detenerme y, por lógica corrí al lado contrario, algunos metros mas adelante que me parecieron eternos encontré nuevamente el camino, corrí a la velocidad que me permitían mis débiles piernas y, antes de salir del bosque volví a caer, entonces, frente a mi apareció el infernal can, me miro fijamente y se acercó, mas y más, lo extraño fue que solo me olió como percatándose que estaba bien, dio media vuelta y se fue, de mis ojos, gruesas lágrimas brotaban sin cesar, me levanté y camine por las calles del pueblo, toque la puerta de mi casa y mi madre al verme, llorando me abrazó, me miraba y me tocaba todo el cuerpo preguntándome si estaba bien, yo le respondí que si, quería contarle de mi encuentro con el perro del diablo pero me interrumpió diciéndome que unos ladrones se escondían en el bosque, que habían asaltado a Don Cipriano y que casi lo matan de la golpiza que le dieron, ya no quise decirle nada a mamá, yo creo que el perro negro me salvó llevándome por otro camino para no encontrarme con esos tipos que pudieron matarme, yo le llamo "el espíritu del bosque".
-¿te gustó?
-  si abuelito, cuentame otro
-no amor, ya es hora de dormir.
-¡por favor!
-sera para otra ocasión mi amor, oigo que tu mami viene y no quiero que te regañe.
-hija, ¿puedo pasar?
-si mami.
-¿con quien hablas?
-con mi abuelito.
-hay mi amor, yo se que te hubiera gustado conocer a mi papá, tanto como yo pero...
-si mamá, él me dijo que murió antes de que tu nacieras...

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