Los miembros del clan más importante de Takigakure esperaban con ansias el nacimiento del heredero a liderar, un varón capaz de poder continuar con las costumbres que siempre llevaban consigo. Todos aquellos que esperaban por aquella nueva vida, estaban sentados en sus asientos fumando sus pipas. Tras una puerta se podía escuchar los gritos de dolor de la mujer que deseaba con todas sus fuerzas que su hijo naciera de una vez.
El parto duró casi toda la noche donde al final la mujer pudo expulsar a su hijo con su último grito de dolor. Los ninjas médicos se lo llevaron para quitarle el cordón umbilical, cuando una de las médicas lo tuvo en sus brazos su cara de terror atrajo la atención de los demás, donde se llevaron una gran impresión al ver el rostro del recién nacido, la madre exhausta intentó con debilidad sentarse en la cama y los médicos insistieron de que volviera a echarse. El padre entró en el cuarto y vio aquellos médicos aterrados por su hijo, se preguntaba porque estaban impresionados y decidió acercarse con curiosidad donde pudo ver el rostro de su pequeño, turbado ante la imagen de su rostro deseó deshacerse aquella de criatura que lloraba desconsoladamente.
—Dejarme ver a mi hijo. —suplicó la mujer que aun estaba fatigada.
El padre aun aterrado cogió a su hijo y se lo entregó a su mujer que sonreía al tenerlo en sus brazos, con solo verle sus ojos se aterró al ver como sus corneas eran rojas y sus pupilas verdes, ella pensó que habían maldecido a su clan e hizo que el niño naciera de esa manera.
—Hay que sacrificarlo. —insistió el padre.
— ¡No, aunque sea un monstruo es nuestro hijo! —exhausta gritaba la mujer.
El padre al escuchar a su esposa aceptó quedarse con su hijo sabiendo que no iba a quererlo como tal, pero los demás miembros del clan entraron en la sala y vieron al recién nacido, donde se horrorizaron al ver su aspecto. El abuelo exigía su muerte de inmediato y todos al igual que él aceptaron que lo mejor era sacrificarlo, no obstante su padre se opuso.
—A mi hijo nadie lo toca. —lo defendió su padre.
—Pues si no quieres que muera quedaréis excluidos del clan por aceptar como hijo a un monstruo. —decidió el abuelo.
Todos los miembros del clan salieron de la sala mirando a los padres del recién nacido con malos ojos. Con la criatura en brazos de su madre decidieron que era mejor buscarle un nombre.
—Lo llamaremos Kakuzu. —sonreía la madre cuando veía a su hijo llorar.
Pasaron cinco años y en ese tiempo ha sido el suficiente para que Kakuzu viviera el horror en su casa, donde su padre llegaba borracho y maltrataba a su madre ante su mirada infantil, tampoco podía soportar las fuertes palizas que recibía y sobre todo aquella frase que repetía con constancia cuando le golpeaba.
—Eres un maldito monstruo, deberías haber muerto cuando naciste.
Con los años su llanto se transformaba en ira, aquellos golpes en odio y el rostro de su madre sufriendo en pesar. No podía hacer nada por defender a la persona que más quería en el mundo, sentía rencor con solo pensar en todo lo que estaba viviendo, aun teniendo la edad de cinco años.
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Pasados olvidados
Fiksi PenggemarMuchos os preguntáis... ¿cómo ha sido el pasado de Hidan y Kakuzu? ¿Vivieron felices en sus infancias el famoso dúo Inmortal? Esta historia os contará todo lo que vivieron antes de unirse a la Organización Akatsuki.