Hidan 4ª Parte

1K 95 89
                                    

Sankaku estaba preparando las cosas de Hidan para luego llevárselo al lugar que iba a ser para el pequeño su nuevo hogar. El albino seguía llorando y su padre se hartó de tantos llantos que acabó por golpearlo hasta hacerle sangrar.

— ¡Cállate, eres igual de llorón que tu madre, que en paz descanse, no debes llorar como una nena, tienes que ser un hombre! —se enfadó tanto Sankaku que gritaba como un maníaco.

Hidan intentó no llorar en lo que quedaba de rato y su padre había terminado de empacar lo que parecía importante, éste le agarró del brazo y lo arrastró hasta fuera de aquella casa que iba a ser para Hidan parte de sus recuerdos. Era doloroso alejarse de ese sitio, no podía dejar de pensar en las de cosas que iba a echar de menos, como el juego o la diversión, aunque la persona que no iba a olvidar era a su madre, sabía que aquel hombre no le iba a tratar como solía hacer ella.

Sankaku llevó a su hijo hasta un pequeño piso cercano a la academia ninja, Hidan estaba inconsolable y su padre sentía las ganas de querer matarlo, pero tenía que aguantarlo, había perdido a su madre y entendía lo que sentía. Entraron en aquel piso y todo estaba desordenado, olía a cadáver y había un enorme círculo en un espacio bastante amplio, parecía que estaba pintado con su propia sangre. Sankaku soltó a su hijo y se dirigió hacia aquel símbolo, su piel tomó una extraña apariencia, todo su cuerpo se puso negro y le salían unas marcas blancas con forma de esqueleto.

—Hidan, ahora te enseñaré lo que es el placer de verdad.

Sankaku sacó una lanza retráctil y se la clavó en su pecho, Hidan se aterró con aquella escena, la herida que se había hecho era grave y la sangre de su padre caía al piso, el pequeño albino no entendía como no pudo haber muerto. Aquel hombre volvió a clavar aquella arma en su corazón provocando en él una tremenda excitación, éste empezó a grito de placer, era como si estuviera manteniendo alguna relación sexual, con solo escuchar sus orgasmos era como escuchar la locura, sus ojos estaban abiertos de par en par y con una sonrisa de placer, Hidan intentaba no llorar, pero era inevitable, sus lágrimas comenzaron a caer sobre su diminuta mejilla.

—Oh... —gemía mientras miraba al techo de aquel lugar y alzando su colgando, para luego besarlo —... Jashin...

Hidan comenzó a sentir como sus piernas temblaban a causa del terror que sentía con solo ver aquellas macabras escenas, estaba paralizado y no podía moverse para salir huyendo de aquel piso. Su padre dejó de mirar el techo y de disfrutar de su dolor por un momento para luego centrarse en su atemorizado hijo, salió del círculo y su cuerpo volvió a su color natural, al parecer las heridas se le cerraban rápido y el pequeño temía por lo que le podía hacer.

—Coge la lanza retráctil y métete en el círculo. —le ordenó Sankaku.

Hidan empezó a llorar, su cuerpo le temblaba y su padre enfadado le hizo una herida en su frágil rostros con la lanza retráctil que tenía en su mano, éste adquirió de su propio hijo un poco de sangre y se la bebió con su propia lengua, la cual se llevó a su boca y tragó aquel líquido rojo, tras aquello, entró en aquel sanguinario círculo y su cuerpo volvió a tomar el aspecto de un esqueleto.

—Si vas a llorar, mejor compartiremos el dolor.

Sankaku se clavó la lanza retráctil en la mano, Hidan gritó del dolor cuando su padre se apuñaló, ambos sangraban en la misma zona y el albino sentía tanto miedo que no paraba de llorar desconsoladamente y entre grandes gritos de dolor.

—Si vas a vivir conmigo vas a tener que adorar a mi Dios. Yo cuando era pequeño también sentía el dolor y lloraba como tú, pero poco a poco conocerás el amor a Jashin y el placer que estoy sintiendo en estos momentos, mañana te llevaré al templo Jashinista, está un poco lejos, pero quiero que te instruyas allí y luego volverás a Yugakure. —le contó con más tranquilidad Sankaku.

Pasados olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora