Y así descendió de la noche en la que vivía,
con la piel tapizada de promesas
murmurando perdón a mi corazón que se ocultaba detrás de la poesía.
Mis manos durmieron sus palabras cerrando la ventana,
los ojos perdieron la señal de despedida;
la tin...
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El ardor nos permite ser conscientes de dónde fuimos lastimados. Si cubro de poesía la herida, quizá, no se desangre. O quizá salga de ella todo un libro. Y luego sea en vano dilatar las palabras en la punta de la lengua.
Pero necesito que me ayudes: A Maldecir tan fuerte, que ni el amor crea poder salvarme. A disparar noche en las ventanas y ver la llama que agoniza al borde de este renglón. A maniatar la creatividad, si esta pinta sus palmas en los libros con tu llanto. A encender la luz del cuarto oscuro, y romper la cámara; que leas mi carta y nunca la respondas. A vaciar la nevera y escapar del hogar; colocar un copo de nieve en mis labios si digo tu nombre. A llover y refugiarme en un saludo. A brindar con la sombra que tiende esta página sobre el lado vacío de mi cama.
Necesito salir del mundo que tuve entre tus brazos, y así me estrelle contra el suelo fragmentar este futuro que cargo, sobre la espalda.
