XI. Vitalidad

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Cuánto amor hubiera sacrificado
por las palabras que se derriten sobre la punta de la lengua,
y cosen los labios
rompiendo el silencio con una lágrima.

Derivando:
midiendo la distancia con luz.

Ejercitando el brazo con palabras pesadas,
para levantar murallas alrededor de tu nombre.
Y reprimir el odio,
descansando en la razón.

Enrollo calendarios y los tiro a la leña;
arde la noche en medio del desierto,
y así alumbra la memoria
por seguir cazando recuerdos.

Música y silencio.
La lengua ofrece un trueque a ojos cerrados:
Tu que me das todo sin pensar en el futuro,
y yo te lo recibo sin importar tu pasado.

El humo se convirtió en la estela
de tu estrella fugaz,
que guardó sus deseos
y acabó rasgando el cielo.

Llueve plata
y nos saluda el verso que nos imaginó.

Parezco alquimista
porque todo lo quiero convertir a tu amor.

Eres el antojo de mi vida;
sueños de 12 de la mañana e ilusiones a media noche.
Metas y realidad:
colchones al fondo del abismo.

Quien me da vitalidad.

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Dime, ¿Por qué razón esa persona te da vitalidad?

GRACIAS

El funeral del tiempo (AZUL) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora