The Angelical Whisper[Yugbam-Jackbamgyeom]

Capitulo 11.

Prov Jackson.

El niño se había quedado dormido. Aunque el dolor que sentía en ese momento era enorme. No podría dejarlo solo, no sería esa clase de persona.

Luego de unos treinta o cuarenta minutos quise acomodarme de la posición en la que estabamos, lamentablemente despertandolo.
- Disculpa que te haya despertado - acaricié y acomode el pelo que le caia en la cara
- Disculpame tu por haberme quedado dormido - se levantó de su lugar - es hora de que me vaya a mi casa. Aquí no solucionaré nada - me saludo y se fue. Yo me quedé a acomodar la puerta y luego me fui también a mi casa.

Ni bien llegué fuí hasta mi habitación, tiré mi campera en una silla y me recoste sobre el conchón de mi cama. Comencé a recordar todo lo que había pasado. Mi pecho se oprimia, también tenía ganas de llorar pero no podia, algo no me dejaba. Agarré mi celular y me puse a escribir un mensaje.

- Llegaste bien niño... - borré el mensaje - Duermes?... - lo borré nuevamente. - Te extraño... - queria enviar aquel mensaje, pero eso haría que el niño se sienta peor aún... ya suficiente habiamos sufrido los dos para este día. Tiré el celular en la cama y con él mis brazos, quedando éstos extendidos a la altura de mis hombros.

Daba media vuelta para un costado, para otro, me colocaba boca arriba y así sucesivamente, pero no habría manera de poder conciliar el sueño. Siento que vibra mi celular. Era un mensaje.
- Yo también te extraño... - era de Yugyeom, en algún momento toqué la pantalla de mi telefono o quizás al caer se envió aquel mensaje. Ni bien lo leí me senté sobre la cama y atiné a pararme para ir a su casa. Pero por un segundo pensé que sería peor, no solo para mi, si no para ambos, eso fue lo que me detuvo.

Me quedé sentado, con la cabeza gacha mirando aquel mensaje. En un momento la pantalla comienza a mojarse, eran mis lagrimas que caian sin darme cuenta de ellas.

Prov Yugyeom.

Llegué a mi casa y estaban todas las luces apagadas, las prendí y al ver semejante vacío las apagué nuevamente. La casa estaba igual que siempre pero esta vez yo era el que estaba distinto.

Fui a mi habitación y me acomode en mi cama para tratar de dormir. Era algo completamente imposible, no podia dejar de pensar en todo lo que lo lastimé a Jackson y como Bambam podría irse sin dejar ningún rastro. Suena mi celular, era un mensaje de Jackson, quedé unos minutos mirando aquel mensaje. Se sentía tan solitario, tan doloroso y nostálgico a la vez. Queria verlo, abrazarlo, dormir con él, pero solo sería generarnos un dolor mayor a ambos - Yo también te extraño... - lo único que pude responder. No tenía palabras, no tenía derecho a contestar algo más, de hecho no tenía derecho ni siquiera a contestar o recibir aquel mensaje.

Prov Jackson.

Pasó alrededor de una hora y media sin que me pudiera dormir, daba vueltas en la cama, miraba el celular, abria el mensaje, lo volvia a apagar y asi sucesivamente.

De repente siento que golpean la puerta. Quién podría ser a altas horas de la madrugada? Voy a atender.
- Quién es? - pregunté desde el otro lado de la puerta pero nadie contestaba - Quién es!? - volví a preguntar mas pausado y con más volumen.

Prov Yugyeom.

Al no poderme dormir, decidí ir a caminar un rato. Necesitaba tomar aire fresco y calmar un poco mis pensamientos. Cuando quise darme cuenta me encontré tocando la puerta de la casa de Jackson - Rayos Yug, que piensas hacer? - me dije a mi mismo. Cuando escuché su voz del otro lado me quedé helado, sin nada que responder. Volvió a preguntar.
- Soy yo... - dije con la voz apagada.

Prov Jackson.

Me sorprendí al escuchar su voz, no creí que vendría hasta aquí luego de lo que había pasado. Abrí la puerta y allí estaba él. Había perdido su color, ese hermoso brillo que siempre llevaba esté donde esté. Se quedó quieto un momento con la cabeza gacha, sin decir una palabra. Al verlo en esa situación fui hasta él y lo abracé. Él hundió su cara en mi hombro y comenzó a llorar.
- Ya, ya niño. Calma - le dije y comencé a acariciar su cabello.
- No podia dormir. Disculpame - me dijo casi balbuceando.
- Ven aquí... - agarré su mano y lo llevé hacia adentro - duerme aquí niño - le dije señalando mi cuarto.