Primer golpe.

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SUGA

Era lunes, otro día siguiendo la misma rutina de siempre, no es necesario resaltar la ausencia de sus padres quienes como cada mes viajaban por dos semanas, decían que era trabajo, pero él sabía que era solo afán de alejarse de él, sus viajes comenzaron dos semanas después de saber qué tenía el rubio.

Tomó las llaves de su moto y como siempre recorrió las calles de Daegu con la velocidad necesaria para estar en la tranquilidad que tanto deseaba. Los días que sus padres no estaban con él se sentía extrañamente un poco más feliz de lo que normalmente podía sentirse. ¿Y quién no? no tenía que fingir una sonrisa cuando su padre pasaba el umbral de la entrada diciendo un sutil y grave "Hola" que claramente nunca iba dirigido a su persona, no tenía que soportar la cena a la cual era obligado a asistir, una cena recibiendo la mirada de odio de su madre quien no duraba ni un segundo sin mirarlo y llorar. Nunca cruzaban palabra alguna, exceptuando la de hace dos meses en la que su padre no aguanto el ambiente y comenzó a decir cosas que no recuerda mucho, de hecho, no recuerda nada, no cuando las palabras de su madre se incrustaron tanto en su mente.

"No puedo mirarte porque me aterra que seas mi hijo ¿Quién eres? ¿Acaso te conocemos? Eres el peor fraude de esta familia ¿Por qué no fuiste tú?"

Sabe que su padre le decía cosas hirientes de igual manera escucho un "Marica" algo parecido a "Decepción de hijo" pero ninguna le dolió más que ese calmado aire que salía de la boca de su madre, la vocalización y las palabras que salían como miel en un tono suave, ese tono cálido que las madres saben usar ¿si ellos no me conocen, entonces quién lo hace? Ni los golpes que vinieron después dolieron más que esas palabras.

Así que díganle "mal hijo" o lo que sea, pero la ausencia de sus padres era el mejor regalo que estos le podían dar.

Llegó a su cita a la misma hora de todos los días, ignorando a las mismas personas de siempre, tomando un café sin crema ni azúcar y sentándose en la silla que usualmente se sentaba. De verdad era una rutina, pero le daba pereza cambiarla, era un esfuerzo innecesario.

Espero que la señora saliera, hoy su blusa era azul ¿su peinado? Una usual cola de caballo, realizó las acciones iguales a cada día y finalmente se encontraba enfrente del psicólogo.

- Min Yoongi, siempre es un gusto verte, toma asiento - El señor Kim extrañamente se veía un poco más alegre de costumbre, su sonrisa emanaba felicidad pura.

Tomo asiento ignorando una vez más el saludo de su psicólogo, solo que esta vez cambió un poco la rutina, no se sentó en el asiento de siempre, el cual estaba a un lado del escritorio en cambio se sentó en un gran mueble donde usualmente las personas se acostaban para contar sus trágicas vidas, pero el solo se sentó, esperando que el psicólogo le hiciera la primera pregunta.

- ¿Qué tal el viernes? - dijo con una sonrisa, para él no pasó desapercibido que después de sentarse en la misma silla por años ahora se sentara en otra, los cambios son necesarios, para bien o para mal.

- Tuve un ataque de ansiedad - contó Yoongi recordando cada uno de los segundos de pánico que pasaron en esa aula de clase con el profesor Lee.

- ¿Quieres contarme por qué? - preguntó un poco desanimado el psicólogo, ya habían pasado varios días desde que Yoongi no tenía ningún ataque y se sentía orgulloso de eso, pero sabía que en el nivel en el que tenía su ansiedad era prácticamente inevitable los ataques, antes era algo muy extraño que no los presente todos los días.

- Otra vez el profesor Lee, sigue teniendo delirio de grandeza y ese día no me dejó ni escuchar los primeros diez minutos de la clase, entró saludándome y seguía hablándome solo a mí, hasta que al final dijo que si no le pensaba responder me fuera, y eso hice - explico recordando la mirada despectiva que le daba el señor Lee.

Sociofobia | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora