Capitulo 12: Septimo deseo

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Narra Hipo

¡Enserio, Dios! Mi vida no es lo suficientemente apestosa como para me hagas esto.

El peso que estaba encima de mi espalda cesó.

-Lo siento, lo siento tanto- me gire quedando boca arriba- realmente no te vi...no creí que estarías debajo-Astrid, ella había vuelto de vete a saber donde

-Astrid no creí que... fueras tu- realmente no se como pesa tanto se supone que flota ¿no?.

Como estaba en el piso alse mi mirada y la vi, estaba hecha una trenza como siempre segui bajando por la parte de abajo donde se supone que debe estar esa coleta de humo morado estaban dos piernas, bueno eso explica muchas cosas...¡un momento! ¡¿piernas!? Me levante de un salto- ¡¿como..!? ¡Tu! ¡Tienes piernas!

Narra Astrid

Se veía gracioso con su cara de asustado e impresionado.

-Si, así es am...-recordé lo que me había dicho- hipo- no levantaba la mirada para nada

-¿como lo has hecho?-me miro a los ojos

-es algo que puedo hacer

-¿siempre?

-supongo que si- miraba mis piernas y luego a mi

-¡Wow! Es...es sorprendente

-Gracias, hipo-me ruborice y vi hacia otro lado

-entonces tienes piernas-no se por que lo decía

-Así es- empezó a caminar directo a su cama

-esto solo significa una cosa-no le entendía- !podrás venir conmigo al instituto- maldición

-No...yo no puedo- no se ni por que diablos me pide eso

-¿Por que? ¿que tiene de malo?- lo mire- vamos podrías hasta actuar como una persona normal-baje la mirada - ¿tu nunca...?

-Hipo, no puedo- empecé a caminar de un lado a otro-primero nadie puede verme ni saber lo que soy, segundo si mal no recuerdo es casi mitad de año no puedo entrar así porque si y por ultimo no tengo ni la mas mínima idea de como ser “normal”

-Sobre lo primero solo tendrás que tratas de ocultar tus poderes y no mostrar los  delante de todos- pare mi caminata y me fije en el- lo segundo, bueno  unos pocos tramites y estará listo y lo tercero yo puedo ayudarte- dejo de mirarme y miro a un punto en la pared- siempre fui el invisible así que puedo enseñarte mis trucos- empecé a reír

-esta bien, de todos modos necesito que me enseñes todo eso de la educación

-¿no tenia escuelas de donde vienen?- preguntó

-si pero solo enseñan como ser una genia ejemplar- hice una mueca a lo que el rió

-Vale lo EH pillado- nos quedamos en silencio unos minutos contemplando nos- ¿Astrid?- dijo en un susurro, no dije nada pero el sabia que lo estaba escuchando- esa vez que te pedí tres deseos

-Aja

-tu me dijiste algo- lo recordaba fue cuando me disculpe- solo quería preguntarte ¿que fue exactamente lo que me dijiste?- esta feliz y contenta hasta que abrio su boca

-¿no escuchaste?- lo mire seria

-no...si...digo no- le mire mal, suspiro- no te escuche por pensar en mi cita con Mérida- sentí decepción de él y de mi, baje mi mirada

-entiendo se que no soy importante para ti- me di la vuelta

-No Astrid, yo no quise decir eso- escuche que se levantó

Me enamoré de mi genia de la lampara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora