Capitulo 13: Peleas

188 15 0
                                    

Narra Astrid:

¡Maldita sea!

Arroje el libro contra la pared estaba enojada, no, furiosa ya ni se que hacer.

Primero no se como diablos salí de la lampara sin antes cumplir la condena, luego que al parecer los guardias me están buscando y por último ahora se que no le importo ni un poco a el imbécil de Hipo.

Aunque no se por que me afecta tanto.

No se en que momento empecé a llorar estoy perdida, que es exactamente lo que tengo que hacer.

Levante la mirada y me fije a mi alrededor en estos momentos me encontraba en mi habitación dentro de la lampara intentando descifrar mi enigma y pensando en Hipo.

Hipo, ese inútil prometió algo y no lo cumplió:

Prometió sacrificarse para tener un puesto en el equipo pero al parecer sus promesas se fueron por la borda.

Prometió que no diría a nadie lo que soy pero ¿Para que me quiere en su instituto? ¿Para tener compañía? No, el quiere presumir me pero no voy a permitírselo ya caí una vez y no pienso a repetir el mismo cuento.

Respire hondo varias veces hasta tranquilizar me con las mangas de mi buzo me quite las lágrimas y me levante para coger el libro que momentos antes lo había arrojado por mi ataque de ira.

Me senté con el libro en brazos, vamos otra vez se que puedo, se que descubriré que es lo que me paso.

Narra Hipo

-wow amigo no se como has podido hacer todas esas jugadas- luego del partido el coach me felicito por mi desenvolvimiento en la cancha y admitió que creía que iba ser el primero en sacar del equipo. Estaba en el auto de Jack camino a casa- hasta jugabas mejor que Tom Brady¹

Reí ante su comentario

-No soy tan profesional

-Pero como vas hasta podrías ser el nuevo mejor campeón del mundo- seguí riendo- estoy hablando enserio, realmente me sorprendiste creí que jamas en tu vida habías tocado un balón pero al parecer eres un Dios en la cancha.

-Tampoco soy el mejor- admiti

-Vamos viejo no te hagas el modesto- giro una calle- sabes que eres bueno- se detuvo en un semáforo y me miro- ¿Como lo hiciste?

-Es un secreto- le dije de manera sarcástica no quería que se enterara cual fue el verdadero motivo por el que soy el mejor.

-Algún día tienes que decírmelo- seguimos riéndonos todo el camino como retardados hasta que llegamos a mi casa.

-¿Seguro que no quieres pasar?

-No tranquilo- salí del vehículo- necesito pensar en como conquistar a esa rubia hermosa- reí ante su comentario- nos vemos mañana- arrancó

-Nos vemos mañana, rompecorazones.

Entre a casa pero no había nadie me dirigí a la nevera saque limonada y me la serví en un vaso, estaba tomando tranquilamente cuando escuche un grito agudo haciendo que soltara el vaso de golpe haciendo que este se estrellara contra el piso rompiéndose en mil pedazos, mama me matará.

Sin importarme nada corrí escaleras arriba reconocería esa voz donde sea era Cami, ella estaba en problemas.

Al paso agarre un florero a modo de arma y seguí corriendo hasta que escuche otro ruido que provenía de mi habitación.

-¿Cami?- abrí la puerta y me encontré con una escena que nunca me la habría imaginado.

Estaba Cami en su silla de ruedas frente a ¡Astrid! Al parecer las dos estaba riéndose.

Me enamoré de mi genia de la lampara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora