Entró a su salón primero, visualizando las filas de pupitres antes de sentarse en el suyo. Nadie además de él había llegado. Pasó un minuto exacto cuando, el profesor de física, JongHyun, entró al aula del laboratorio y le continuaron unos cuantos estudiantes. Este profesor, realmente bajo, poseía unos pómulos bien formados y sus ojos se inclinaban leve hacia arriba, dándole una apariencia que si bien era jovial no le quitaba la seriedad a su presencia. Estaba casado y tenía un hijo, según sabía, y aun así, su mejor amigo había terminado fijándose en él.
"Y dice que yo soy estúpido. Mira que enamorarse de un profesor..."
Como cualquier alumno que no asiste puntualmente a clases, JongIn habría estado colosalmente perdido sino fuera porque TaeMin y otro amigo le pasaban las tareas. El profesor revisó una carpeta, la leyó en silencio para posterior firmarla, y con una especie de soslayo, miró uno por uno a los alumnos que ya se habían ubicado. Entraron otros muchachos, entre ellos TaeMin, quien se sentó detrás de JongIn, no con él ya que nunca eran compañeros de laboratorio. Y entretanto los cuchicheos del salón se evaporaban, JongHyun clavó sus ojos en el moreno de buenos pómulos también, acomodando sus lentes.
—Kim JongIn —nombró con un tono más grave del que solía usar en clases—, te solicitan en coordinación.
Hubo un pesado silencio. El nombrado sintió que el corazón se le agitaba por un nuevo y ridículo nerviosismo. Y TaeMin, detrás de él, se dio un golpe sobre la frente.
—Debimos haber apostado —le susurró con recato mientras JongIn se levantaba. Él le sacó la lengua y se encaminó a donde le mandaron.
Cuando se encontró frente a la oficina de coordinación, le temblaron las manos y un revoltijo se apoderó de su estómago. Es que no esperaba meterse en un jaleo de tal magnitud por una simple escapada. Con lo malas que eran las citaciones en tu expediente escolar a la hora de entrar a la universidad ¡Y tendría una por estar de salido!, por una escapada ¿cuántas otras veces no se quedó en las escaleras o en los pasillos, de manera que nadie le decía nada? Su padre iba a estar furioso si lo citaban por senda niñería. La Vida, quien hasta entonces había olvidado hacerlo, empezó a demostrarle a JongIn que, de hecho, él solo era una persona más, y no un protagonista de sus deseadas aventuras.
Le abrió la secretaria, sus labios estaban decorados por un tenue brillo rosado que logró llamarle la atención al joven, hasta que bajó la vista y notó su falda; le quedaba bien aunque sus piernas no fueran bonitas. Ella le indicó se sentara y esperara ser atendido, y JongIn suspiró allí, irremediablemente, al encontrarse con su chico sin nombre.
SeHun le miró con esplendente brillo en los ojos, mas él no soltó una letra cuando se sentó a su lado. De la nada se había indignado con él. Si era cierto que el muchacho hacía trabajitos para quienes le resultaban atractivos, no hallaba motivo para que inmiscuyeran a su persona en el asunto. "Lo único que hice fue tenderle una mano". Frunció el ceño, SeHun reparó en su gesto, y entonces le dijo:
—Tranquilo, hyung. Tú sabes que no pueden acusarte de nada que no sea faltar a una clase ¿a que sí? A veces los profes exageran las cosas.
—Por lo visto ya me han acusado ¿no me ves aquí? —respondió JongIn, resoplando.
—Pero no te vas a meter en ningún lío. No hemos hecho nada malo.
JongIn se pasó las manos por la cara, tapándola como si estuviera agotado. No quería ver al chico sin nombre. Su clase de física ya habría empezado, y ahora sí le preocupaba perderla. He aquí esa manía del moreno por preocuparse —exclusivamente— por lo que no podía tener o alcanzar.
—¿Qué estabas haciendo en el baño ayer? —bajó sus manos.
—Dijiste que no me preguntarías al respecto —se defendió el de tez clara, moviendo sus pies sobre la pálida cerámica.
—Ugh —presionó su mandíbula JongIn, cruzándose de brazos y alzando la frente hacia el techo— ¿Es verdad eso de que haces ciertas cosas por dinero?
Y dicho esto, los ojos de SeHun se cristalizaron, su sonrisa se esfumó, y durante ese lapso en el cual las facciones de su rostro se deformaban, nadie se percató de que perdió aquella seguridad y picardía que el mayor creía le caracterizaban.
—No se lo digas al profesor HyukJae —pidió.
—Entonces haz uno de esos trabajos para mí al salir de aquí —suspiró quien era el hyung, sintiéndose de lo peor del mundo al mencionar cada palabra.
Era obvio que aquello había sido cruzarse de la línea; las reacciones de SeHun se completaron en una decepción que golpeó a su desfallecida esperanza de que JongIn se convirtiera en su amigo. Quiso llorar, y sin embargo, como él resaltaba una madurez mejor proporcionada que la de muchos otros en ese colegio, se remitió a aceptar la propuesta, por el momento. Murmuró y se inclinó hacia adelante.
—Como sea. No vayas a decir nada.
Se vieron de reojo, y JongIn asintió. Estuvo a punto de aclarar algo cuando dos muchachos salieron de la puerta que había estado cerrada. Un segundo exacto, pasado ello, escucharon la voz del coordinador HyukJae exclamar:
—Oh SeHun, pase.
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Labios rotos y pantalones ajustados ✧ kaihun
FanfictionEra un buen día para recordar quiénes fueron. Sehun era el chico de las pecas, ese flacucho al que le gustaba fumar. Y Jongin era el hyung divertido y hablador, quien estaba perdidamente enamorado de su dongsaeng. | portada por @whoopsnmhmu