Podría darle un beso.
SeHun lo jura; pero para sí mismo y nadie más.
¿Qué ganaría contándole a alguien más de esa maña tan extraña de encontrarse, coger y luego marcharse? ¿Qué le dirían si confesara que le gusta saber que al menos, de alguna manera, JongIn sigue pensando en su persona? No sabe qué le pasa; quizás es un caprichoso insoportable, o un nostálgico que se empeña en negar su naturaleza, o un completo demente que debió atenderse en el psiquiátrico años atrás. No lo sabe, empero la otra verdad es contundente e innegable: no puede ver a ese hombre sin que nazca el deseo de acercarse y tocarlo, escucharle, olerlo. Él es complicado (SeHun), te parecería un hombre serio y por demás educado y resulta que es todo lo contrario. Le gusta andar descalzo por su casa y se ha pintado tantas veces el cabello... Ni hablemos de ese tatuaje que decora su espalda baja, su adicción al dulce, aquella vez que «robó» un auto, ni aquel piercing que se hizo ya tarde a los 23.
Sus lunares son un océano que se extiende por todo su rostro, ahora tiene más que cuando era adolescente y lo mejor es que no le acomplejan un mínimo. Sonríe, sintiendo un ligero calor apoderarse de su cuerpo cuando aquel moreno le devuelve el gesto a la distancia. Tan cálido y ameno. Está al otro lado de la calle, ignorando a la gente que va y viene a su alrededor, vestido con lo último que le vio: una camisa de vestir color crema y unos pantalones casuales, azul rey. El cielo es extenso, azul celeste y las nubes se despejan y deshacen sobre ellos. JongIn simplemente está allí, sosteniendo la mano de alguien más, y aun así se molesta en desviar su vista para fijarse en él. Sus ojos café penetran el espacio y el tiempo y SeHun suspira; se siente patético. ¿O acaso hay algo más patético que suspirar por tu ex? No es que tenga ganas de decirle nada, no sabe por qué está soñando con ese sujeto en primer lugar. Volviendo al tema: podría besarlo hasta quedarse sin aliento, podría, la atracción está allí y es imposible de ignorar incluso en su pensamiento, pero sus sueños (el subconsciente en sí) no le hacen el favor.
Entonces despierta. La alarma se repite y se da cuenta que se encuentra solo, como de costumbre. Las sábanas blancas de su cama se van deslizando por su piel conforme se levanta, el sol traspasa las cortinas, y una margarita vieja y gastada llena de pegamento se cae de la puerta del armario a la que estaba sujeta. SeHun no le hace caso en un inicio.
Como KyungSoo debe ir a trabajar bastante temprano todos los días, se despierta a las cinco de la mañana, prepara el desayuno y se marcha, todo con velocidad. A veces da la impresión de que nunca estuvo allí, lo cual es curioso, pues es su casa. Está a su nombre por lo menos.
Ya de pie, recoge la margarita y la observa por unos segundos, luego colocándola en su estante. Se asea, se viste y ordena el cabello con parsimonia, lucha paciente contra ciertos mechones rebeldes que destacan en su frente; se pone su reloj, limpia sus zapatos con estos puestos, y luciendo impecable sale de su actual hogar. Y sí, ha tenido muchos hogares, pero eso no es algo que le preocupe tampoco. Más le preocupa ese auto de colección viejo que se halla fuera de su casa y no precisamente por el diseño o el color (su frente alargado y su beige pasado de moda), no, lo que en serio le preocupa y por demasía es el maldito moreno de cabello castaño oscuro sentado en el capó, su vestimenta igual de casual que siempre y su mirada, intensa, persuasiva, cual grita "capaz" y pertenece en realidad a la persona más incapaz que conoció sobre la faz de la tierra. A JongIn, su amor de antaño.
—¿Qué haces aquí? ¿Se te perdió algo? —suelta perspicaz, alzando su barbilla. Casi orgulloso, casi bromista. Una combinación rara de estados que es muy posible en el hombre mitad americano—. Van a creer que estás cortejando a las niñas que van camino clases a esta hora si te sientas como un delincuente sobre tu coche.
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Labios rotos y pantalones ajustados ✧ kaihun
FanficEra un buen día para recordar quiénes fueron. Sehun era el chico de las pecas, ese flacucho al que le gustaba fumar. Y Jongin era el hyung divertido y hablador, quien estaba perdidamente enamorado de su dongsaeng. | portada por @whoopsnmhmu