Uma

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Llego a casa cansada de la práctica de ballet, me duelen todos los músculos, pero es un dolor hermoso. Mamá está en su habitación, la depresión no la ha abandonado desde que papá se fue.

No entiendo porque esta así, él era un violento y un abusivo, su dinero nos mantenía bien pero también tenía esas horribles reglas militares que no nos dejaban respirar. 

Horarios, reglas para hablar, reglas para cenar, reglas para vestirse. Recuerdo la noche de mi baile de graduación de preparatoria cuando a punto de salir para ir con mi cita el me rasgo el vestido destruyéndolo diciendo que su hijita no saldría de la casa vestida como una puta. Mi madre tuvo que decirle a mi cita que estaba descompuesta y él fue al baile con la zorra del colegio. Ella había estado encantada ya que había estado todo ese año tratando de robármelo. Llore toda la noche deseando que desapareciera de mi vida.

Mi padre jamás me maltrataba físicamente pero a ella sí. Quería obligarme a inscribirme en abogacía cuando él sabía bien que yo amaba el ballet. Él decía que el baile estaba bien como entretenimiento pero que él no pagaría una carrera que no tenía futuro, era abogacía o casarme con el hijo de uno de sus socios. Un cerdo que cada vez que venía a cenar a casa con sus padres adinerados y nadie lo veía tocaba su polla mostrándomela. Una noche en que yo había ido a la cocina a dejar una vendeja vino detrás de mí y me dijo al oído que un día se enterraría dentro de mí hasta hacerme gritar. Me dio tanto asco que al final me enferme y mi madre dejo que me fuera a la habitación por supuesto que cerré con llave hasta que se fueron. Mi padre estaba furioso por haberlo hecho quedar mal con su socio pero no me importo. Pase todo ese verano encerrada sin hablarle y él se puso peor. Mi madre llevaba la peor parte de todo. El era muy violento con ella física y mentalmente pero ella justificaba todo diciendo que eran sus errores y que el solo quería que todo fuera perfecto. Nunca entendí porque lo amaba pero a veces el amor es enfermizo. La única vez que mi madre me apoyo fue cuando no quise seguir con la inscripción en abogacía. Convenció a mi padre de que estudiar abogacía era una perdida de tiempo si me iba a casar y ser ama de casa pero que estudiar danza daría algo de clase a mis maneras y sería una buena formación para mi temperamento. Fue la única vez que ella hizo algo así por mí y mi padre lo acepto.

Hace un año, el salió una noche diciendo que se iba a jugar a las cartas con amigos. Jamás volvió. Al otro día mi madre hizo la denuncia a la policía investigaron entre sus amigos y gente de su trabajo pero no dieron con nada y finalmente cerraron el caso diciendo que probablemente se había fugado por sus deudas de juego. Mi madre nunca lo supero. Por suerte yo tenía la herencia de mis abuelos para sobrevivir. Mi madre había sido maestra hasta que se casó con papá pero dejo de ejercer porque él la quería en casa criándome. 

Siempre se lamentó de que yo no fuera hombre. Mi madre no pudo tener hijos después de mí y él se sentía decepcionado. Yo tenía miedo de que apareciera, pero después de un mes sin noticias de ningún tipo decidí que era hora de salir adelante sola ya que no podía contar con mamá. Me inscribí en varias academias de baile  y para mi suerte después de ver mi audición me aceptaron con una beca completa. Ya era grande para convertirme en bailarina profesional pero al menos podía aprender para enseñar. Aunque muchas veces en las presentaciones de la academia me daba el gusto de estar en el escenario tener una vida como bailarina clásica ya no estaba a mi alcance. Con 21 años ya no tenía mucha oportunidad. La mayoría de las bailarinas de ballet profesionales ya estaban en algún cuerpo de baile importante si tenían talento o algún cuerpo pequeño si tenían suerte. No había vida más allá de eso para una bailarina

Cinco minutos exactos después de que entro a casa tocan el timbre. Sé quién es. El cartero. Desde hace poco más de un año, antes de que mi padre desapareciera comenzaron a llegarme flores todos los lunes. Mi padre se había enfurecido las primeras veces que habían llegado preguntándome quien las enviaba pero yo realmente no lo sabía. Después del segundo ramo el mismo abría la puerta y las rechazaba de mal modo dándole un mal rato al pobre chico de la mensajería. La cuarta vez que recibí las flores él las tomo y las estrello en mi cara lastimándome la mejilla horrorizando al chico de la mensajería y le dijo que no volviera aquí con flores porque las flores eran para las putas. Corrí a mi cuarto avergonzada. Pocos días después el desapareció. Las flores siguieron llegando sin tarjeta.

Abrí la puerta y el chico me sonrió. Le di unos dólares de propina tomando el hermoso ramo y por primera vez vi un sobre. Lo tome con manos temblorosas y lo abrí

Pronto mi bella... pronto... B

Olí las rosas... eran tan bellas y no tenían ni una espina... B... quien ¿eres B?

Oscura ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora