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Secó las lágrimas con la palma de su mano. Suspiró sonoramente. Acarició levemente la pequeña flor blanca que había florecido entre la hierba y se levantó dejando su mirada en las increíbles vistas durante unos instantes.

Sabía que estar en el lugar en el que Peter le había dicho por primera vez te quiero no era algo que la ayudara en lo más mínimo. Tenía que superar su muerte, no a él.

Habían pasado ya dos meses desde que había llegado a la casa de Clint. Él no había ido, a pesar de que se suponía que iría a la segunda semana de su llegada. A Bethany no le importó, sabía que debía hablar con él pero no tenía prisa para ello.

Acarició el negro pelaje del caballo antes de extender su mano creando un saliente entre la tierra, haciéndola montar en él sin problemas. Invocó su poder para hacer desaparecer el saliente de nuevo y tiró ligeramente de las riendas.

Cruzó el ya conocido bosque sin problemas. Sí, la gema estaba ya recuperada y ella estaba feliz de decir que podía controlarla casi al completo. Sin embargo, volver a combatir una fuerza como había sido Tecna no era uno de sus deseos.

La joven estaba tranquila allí, sin preocupaciones y sin tecnologías que la volvieran loca, sin el abrumador ruido continuo del movimiento de la ciudad, sin tener que bajar la mirada ante otras chicas sintiéndose inferior.

Sí, echaba de menos a May, a Ned, a Emily y a todos y cada uno de los Vengadores, incluido Bucky. Pero si había alguien a quién extrañaba por encima de todos ellos ese era Peter, y sabía que si volvía a la ciudad todos y cada uno de sus recuerdos la iban a bombardearla a cada paso que diera.

Se colocó en el camino y avanzó dejando su vista sobre los árboles que la rodeaban. Sabía también que algún día tendría que volver, mas no estaba lista para aquello.
Poco a poco la vida volvía a coger color, pero seguía destrozada por dentro y con el corazón hecho pedazos.

Aún no estaba lista. Respiró hondo llegando a la entrada del pueblo. Avanzó ligeramente sonriendo al anciano que siempre presidía su casa desde su terraza.

Bajó del caballo y lo dejó atado. Colocó sus vaqueros antes de andar a pasos largos hasta la única tienda del pueblo. Empujó la puerta y caminó hasta el mostrador.

Jess, la mujer de ojos de un intenso color verde y el pelo gris canoso, apareció del otro lado  con la prensa que la joven siempre compraba para Laura.

- Gracias Jess.

- No es nada, cariño.-dijo la mujer con una sonrisa risueña.-Creo que deberías leer el artículo de hoy, Princesa.

La joven frunció el ceño pero asintió. Sacó el dinero del bolsillo trasero de sus pantalones y se lo entregó a la mujer, resoplando con disimulación por el apodo de Princesa.

- Toma, llévale esto a los niños. Invito yo.

Bethany agradeció con la mirada y cogió las chocolatinas que la mujer le daba. Salió de la tienda inundando sus fosas nasales con el olor a pino al salir, y atrapó las páginas del periódico entre sus manos de uñas largas y limadas.

Caminó hasta el centro escolar. Algunos niños salían ya. Le faltó el aire cuando leyó el titular.

Nuevos ataques en Nueva York. Se confirman 20 muertes, entre ellos un británico.

Oyó cómo los niños gritaban felices. Ella cerró los ojos con fuerza. Siguió leyendo el detallado artículo. Decenas de muertos y cientos de heridos. Rumores de bajas entre los Vengadores y explicaciones de lo que parecía ser una batalla a lo grande.

Se desconoce la identidad del atacante. Al parecer, el ataque se dio sobre las once de la noche del pasado jueves en el centro de Nueva York. Los Vengadores lucharon.

Se confirma la ausencia de la Princesa. Muchos suponen que esto se debe a la muerte del joven Parker...

Cerró el periódico y lo dobló, dejándolo en su temblorosa mano y mirando fijamente la puerta del centro, esperando a que sus hermanos salieran de aquel edificio. Sólo quería montarse en el caballo de nuevo, llegar a casa y dejar que Laura le contara de nuevo algo sobre su trabajo y sus progresos en la pequeña huerta que días atrás habían creado en la parte trasera del jardín. 

Vió la morena cabellera de Emma sobre las demás. Suspiró, fingiendo una sonrisa para disimular su gran agobio, temor y nerviosismo.

Detrás de su hermana, Dann sonreía mientras sus azules ojos brillaban con la tenue luz del Sol. Eran exactamente iguales a los de Clint; como los de Emma iguales a los de Laura.

- Hola Bethany.-dijo Emma llegando a su lado y abrazando el torso de su aún desconocida hermana. Dann repitió su acción.

El menor agitó su mano despidiéndose de sus amigos antes de seguir a Bethany y Emma hasta el lugar donde el caballo estaba atado.

Bethany cogió las mochilas de sus hermanos y las enganchó a los laterales de la silla. Emma dejó su verdosa mirada sobre las temblorosas manos de la castaña, pero decidió ignorarlo y seguirle contando cómo habían hecho reír a su amargada profesora de español.

La poseedora de la gema subió a los niños al caballo, para después montar ella con una torpeza más que evidente. Habría usado su magia, pero no le gustaba hacerlo allí donde alguien pudiera verla.

Estaba más que claro que todo el pueblo sabía que la Princesa estaba ahí, pero nadie había dicho nada y eso era algo que Bethany agradecía. Tal vez era por el simple hecho de que aquella gran heroína era mucho menos de lo que ellos esperaban.

Dejó que el caballo fuera a paso lento, no había prisa. Dejó su vista sobre la espalda de Emma, preguntándose a si misma qué narices era lo que había atacado Nueva York. Tony había dicho que Tecna había desaparecido como siempre, pero si quisiera atacar ya lo habría hecho, y la habría atacado a ella, no al resto de los Vengadores.

Un fuerte sonido la sacó de sus pensamientos. Elevó la vista, y allí, cruzando el cielo, estaba el avión que el fondo llevaba esperando aquellos dos meses.

- ¡Es papá!-gritó Dann emocionado.

Emma chilló de alegría, revolviéndose en su sitio envuelta por la emoción. Bethany siguió el trayecto de la gran máquina hasta que se perdió entre los árboles del bosque.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería volver a la ciudad, y estaba negándose como una niña enrabietada. Sabía bien que Clint no iría a tener días familiares sólo unas horas después de aquel mortífero ataque.

La necesitaban. Tenía que ser eso, pero la joven se decía que no a sí misma. Ella sólo era un peso, nadie podría llegar a necesitarla. Era una estupidez. Sacudió la cabeza.

- Sujetaros.-dijo antes de sacudir las riendas con fuera haciendo que el caballo galopara.

Sólo parecía poder oír los pasos del animal en contacto con el suelo. Apretó los dientes y agitó de nuevo las riendas.

Giró sin frenar metiéndose entre los árboles con los nervios a flor de piel. El claro se hizo presente ante ella y la realidad la chocó de lleno. La necesitaban, pero no para luchar.

Sus castaños y maquillados ojos se abrieron como platos al ver tres camillas. El mundo parecía querer caerse.

Ni siquiera paró a Emma y Dann cuando bajaron del caballo y corrieron hasta la camilla donde estaba su padre. En la de al lado, Tony agarraba con fuerza la mano de Pepper.

Agitó las riendas y dejó que su pelo se sacudiera hasta llegar a Emily. Bajó del caballo no cayendo por poco y corrió hasta su lado.

Dejó sus manos a los lados del rostro de su mejor amiga con lágrimas en los ojos. Sintió un toque en sus hombros, Steve.

- No podemos hacer nada por ellos.-susurró.-Tú eres la última esperanza.

Bethany dejó que una lágrima bajara. Necesitaban sus poderes curativos. Los mismos que no habían podido salvar a Peter.

(1) Barton;  Peter Parker, The Avengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora