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Subió las escaleras con desgana. Sabía bien que no debía pesarse, acabaría obsesionándose aún más y eso era algo que Peter habría odiado.

El sudor frío había aparecido en su cuello al ver el número 64. No podía culpar a la estatura, no había aumentado. La cosa era tan simple como que había ganado peso, estaba llena de grasa en todas las partes de su piel, su expresión facial estaba cambiando a una aún más fea y estaba llena de jodidos granos.

En resumen, que estaba más fea si es que eso era posible; sumado a que llevaba dos días metida en su habitación saliendo únicamente para bajar las escaleras hasta el baño. Quería aislarse del mundo, todo parecía mejor en la habitación de arriba.

Allí donde seguía siendo una huérfana, donde aquella jodida piedra del demonio no estaba metida en su pecho y sobretodo donde su padre, su mejor amiga, y el jodido Tony Stark no dependían de que ella superara su trauma por la muerte de Peter.

Ya nada parecía importar. Se creía fuerte después de todo, eso era lo que Peter había dicho. Sin embargo, ahora Bethany sabía que él se equivocaba. Aquel era un peso demasiado grande y ella estaba huyendo como una niña estúpida.

Entró en la habitación y cerró la puerta con fuerza. Intentó no mirarse en el espejo, pero sus marrones ojos no pudieron evitar dejar la vista sobre el cristal y odiar aquello que veían.

Se dejó caer sobre la cama. Dejó su vista clavada en el techo, y sintió cómo sus ojos picaban de nuevo. Las lágrimas mancharon su horrenda cara y a ella no le importó.

Sólo quería apretar su cuello hasta quedarse sin aire en los pulmones, para llegar a donde Peter estaba. Estaba más que segura que esa era la mejor opción; pero tampoco tenía valor para aquello.

Era patética. Ya sabía que dependía de que Peter estaba bien, lo sabía antes de que él malgastara su vida para salvar la suya. Pero en los anteriores meses todo parecía mejorar poco a poco, y ahora se había desmoronado y se sentía aún peor que cuando aquello había pasado.

Sollozó. Le necesitaba a él más que a cualquier otra cosa. Le necesitaba para que aporreara la puerta y la abrazara hasta hacerla bajar, para que pusiera sus manos en sus gordas caderas susurrando algo en su oído haciendo que la gema se activara.
Le necesitaba para que mirara atentamente cómo lograba curar a Emily, a Clint y a Tony. Le necesitaba para abrazarla después, y dejar un beso sobre sus finos y feos labios que arreglara todo.

Pero él no iba a volver. Se había ido a él y se había perdido a sí misma. Lo único que de verdad le quedaban eran May, Sam y Emily.
May y Sam acabarían muertos en un par de meses por aquella fuerza mayor, era así como funcionaban las cosas.

Y Emily lo acabaría antes si no movía su plano culo hasta el piso de abajo. Se incorporó en la cama y se tomó su tiempo para calmarse. Aquella rubia era su mejor amiga y la había acompañado en la mayoría de sus años en el orfanato.

Los días en el orfanato parecían infinitamente lejanos, otra vida;  pero ella seguía allí. Bethany se levantó y se puso una camiseta corta que dejaba ver su vientre para nada plano junto con unos pantalones grises. Se colocó las deportivas y cogió la chaqueta de Peter.

Disfrutó del aroma aún impregnado a la chaqueta antes de ponérsela. Bajó las escaleras frotando sus hinchados ojos y movió sus manos, ejercitándolas y viendo entre ellas las aureolas verdes que tan malos recuerdos le traían.

Pisó el suelo del pasillo y no tardó en ver la puerta de la habitación de juegos abierta. Dann descansaba adormilado en uno de los sofás mientras Emma miraba la ventana. Bethany entró en la estancia, suspirando por última vez y creando una sonrisa falsa en su rostro.

Besó la cabeza del menor de lo hermanos y cubrió su cuerpo con la manta que descansaba sobre el respaldo el sofá. Giró sobre sus talones y se agachó junto a Emma.

Los verdosos ojos de la infante se fijaron en ella. Eran mucho más bonitos que los de Bethany. La niña cayó derrotada entre los brazos de su hermana mayor.

- Dijiste que le curarías.-dijo rompiendo en pedazos el corazón de la joven.-Lo prometiste.

- Mentí.-susurró ella en su oído separándose y limpiando las lágrimas de sus mejillas como Peter solía hacer con ella.-Tú vas a curarle.

Emma frunció el ceño, pero no negó la mano de Bethany. La siguió a través del pasillo hasta llegar al salón. Las voces sonaban claras desde la cocina.

- No hay más tiempo, Steve.-decía Natasha un tanto frustrada.

- Debes esperar.- Sam.-Dale tiempo.

- ¡No hay más tiempo, Sam!-gritó la peliroja.-No voy a dejar que más gente muera por culpa de Ágata.

"Ágata". Bethany no había oído ese nombre en su vida, pero había un matiz en él que no le daba buena espina.

- ¿Y qué quieres hacer?-preguntó Bruce.-Si Bethany consigue que despierten, debemos estar aquí para entonces.

- ¿Y si no lo consigue?

Las palabras de Steve le sentaron como una patada en el estómago. Bajó sus hombros y su expresión se volvió decepcionada.

- Sabes bien que Parker era el único que podía ayudarla a controlar su poder.-siguió el Capitán.-Está mal, Bruce. No podemos pedirle esto.

- ¿Y pretendes dejar que los tres mueran?

La joven pretendía seguir escuchando, pero Emma tiró de su brazo y la miró con súplica. La joven sacudió la cabeza y volvió su vista a las tres camillas.

- Acércate a tu padre.-dijo todo lo calmada que pudo.-Pon las manos en su pecho.

La niña obedeció. Bethany elevó sus manos y dejó las aureolas libres. Estas recorrieron el aire llamando la atención del resto del equipo.

Poco a poco rodearon los delgados brazos de Emma llegando hasta el pecho de su padre. Bethany sintió cómo todo flotaba a su alrededor, y cómo su poder se extendía hasta los tres inertes cuerpos.

Laura corrió al lado se su hija, seguida por Pepper quién acarició el cabello negro de Tony.

Bethany empezaba a desvanecerse. Su cabeza daba vueltas y en su mente aparecían imágenes entrecortadas del asfalto lleno de la sangre de aquel maldito día.

Podía sentir el poder rebosando su piel, podía sentir cómo este se desbordaba y cómo emergía de ella.

Sus ojos se volvieron de aquel color negro puro cuando Emily abrió sus ojos y las aureolas dejaron de rodearla. Clint tosió con fuerza inclinándose y escupiendo sangre sobre el parqué, y Tony imitó su gesto.

Todo paró. La joven se quedó estática, podría jurar que estaba sintiendo la presencia de Peter junto a ella. Era real, tan jodidamente real cómo que una fuerza violeta había rodeado su cintura.

- ¡Bethany!-gritó Emily desde la camilla cuando aquella fuerza la arrastró fuera de la casa.

Podría reconocer ese color en cualquier parte.

Sam corrió como si su vida dependiera de ello, pero cuando él llegó, la joven ya estaba sumergida en el lago.

Tecna.

(1) Barton;  Peter Parker, The Avengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora