Capítulo 22 - Final

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Una lágrima rodó por mi mejilla, no podía dejar de hacerlo. Sentía un cosquilleo en mi frente, intenté levantar mi mano para poder rascarme pero sólo pude sentir un pequeño temblor el dedo índice, algo asustada sentí mi respiración pesar, a lo lejos podía oír murmullos pero poco entendibles.

Con dificultad comencé a abrir mis ojos y el llanto cesó. La luz llegó de golpe provocando ardor, todo se nubló. Parpadeo con mayor rapidéz. Estaba en el hospital con mil cosas sobre mi, tendida sobre la camilla, me dolía la cabeza y sentía un hormigueo constante por todo el cuerpo, comencé a hablar pero sólo emitía balbuceos, que se oían por lo bajo. 

Me comenzaba a desesperar y la máquina a mi lado cada vez sonaba más y más. Una silueta apareció frente a mí cubriéndome de la cegadora luz, intenté reconocerle pero no había nada en su ser que me diese indicio alguno de saber quién era. 

- ¿Elizabeth? - Llamó, quería responder pero algo sobre mi boca no me dejaba hacerlo, me comenzaba incluso a ahogar. Me quejé pero solo salieron gemidos de dolor. La  silueta desapareció fugazmente. 

Minutos después una arcada me asaltó cuando el doctor quitó de mi el tubo dentro de mi garganta.  Intenté ralentizar mi respiración hasta encontrarse estable. El hombre de bata y anteojos redondos me hizo seguir una luz y tras varios chequeos entre las máquinas y mis extremidades, insistió en que debía acostarme nuevamente.

- ¿Cómo te sientes?- Habló con calma.

- Confundida - Tragué duro - ¿Qué hago acá? - Murmuré.

- Eso - Dijo con mirada perdida - Eso lo podemos hablar después, recién estás despertando. ¿Quieres que llame a tu madre para que te traiga mudas? - Asentí débil.


3 días después 

Aún seguía en la cama de hospital sin entender qué sucedía, con una venda al rededor de mi cabeza y los cables aún en mi intravenosa. Mi madre no me quería comentar nada más que lo mucho que me había extrañado. Me sentía presa de sentimientos encontrados sólo por recuerdos borrosos. Sentía que algo se estaba yendo de mis manos. El doctor dijo que mi cuerpo estaba reaccionando bien a los tratamientos, que si seguía así de estable pronto me marcharía a casa.

Casa. Ni siquiera recordaba en qué lugar vivía.

Las noches han resultado una tortura eterna, solo me atrevo a recordar fragmentos porque luego de ello mi cabeza duele demasiado. Intento unir piezas sin sentido. Mi frustración comienza a alcanzar niveles totalmente exhaustivos. 

Alguien golpea a la puerta y yo me detengo en seco. Mis pensamientos se esfuman en cuanto veo al médico ingresar. Viene a hacer su chequeo diario. A regañadientes me siento sobre la incómoda camilla y espero a que examine cómo van mis reflejos.

- ¿Es un buen momento para comentar que me sucede? - Me atrevo a preguntar cuando golpea mi rodilla izquierda y esta salta levemente hacia adelante. Alza la vista, me observa a través de sus gafas y asiente. 

- Sé que va a sonar fuerte, pero si estás dispuesta a ello - De inmediato un nudo se forma en mi estómago y asiento dubitativa. Golpeá mi otra rodilla y ésta salta también - Elizabeth ¿Qué es lo último que recuerdas?.

Comienzo a dudar, no tengo una clara visión del momento en que mis ojos se cerraron para luego despertar aquí, si quiera recuerdo a mi familia.

- Ojalá y lo supiera - Encojo mis hombros.

- El día 29 de Julio una llamada llegó a nosotros - Asentí confusa - Te habías desmayado luego de atender un accidente a las afueras de tu edificio. En el momento tu cuerpo de dio de golpe contra el pavimento dando un doble impacto en tu nuca. La hemorragia no se detenía y te tuvimos que inducir en coma. En realidad es un milagro que no tengas secuelas - Tragué en seco y mis puños se ciñeron a mi camiseta.

- ¿Cuánto tiempo llevo en coma? - Suspiré anonadada.

El médico exhaló dubitativo - Seis meses.

- ¡Demonios! - Gemí, iba a llorar.

Había perdido medio año de existencia y no solo eso, ya ni sabía quién era o a qué me dedicaba. Me sentía imposibilitada sobre esta camilla. Completamente inútil temporalmente. Aunque la amnesia era temporal no podía soportar la idea de seguir en estas cuatro paredes que cada vez me parecían más pequeñas. 

Aún tenía memorias, aún pequeños toques en colores marrón y amarillo rondaban mi ser, pequeñas escenas me daban vueltas pero al parecer nada tenían que ver con la realidad. 

- Elizabeth, debes tomartelo con calma si no te costará más marcharte. Todo sigue como estaba, tus estudios han sido congelados, no hay deudas en la clínica, tus padres te aman tanto como siempre. Tienes un gran equipo médico de respaldo. Las memorias volverán, sólo no te presiones. Sé que el tiempo te puede pesar pero aún eres tan joven - Presumió poniéndose de pie. Negué cabizbaja, mis ojos cristalizandose. 

- Estaré bien, sólo necesito - Pausé sarcástica - tiempo. 

Tiempo, que raro sonaba ahora. El médico terminó su chequeo y se marchó. Me dí media vuelta hacia la ventana. Parecía estar en un tercer piso, un árbol tremendo hacía sombra de idea y siluetas terribles sobre mi cama de noche. Aún el cielo era damasco, y yo me preguntaba cómo me sentiría al volver a este mundo que se veía a través de la ventana. 

La puerta fue tocada nuevamente pero no me volteé, aún me sentía muy sumida en mis pensamientos. 

- ¿Elizabeth Blade? - Insistió el muchacho a mis espaldas - Soy su médico de cabecera, vengo a chequear su vendaje - Giré mi rostro levemente por sobre mi hombro para notar que era mucho más alto que yo asintiendo - lo siento por no presentarme antes pero estaba atendiendo problemas fuera de la ciudad, en cuanto me dijeron de su estado de conciencia traté de tomar el primer vuelo hacia Manchester. 

- Gracias - Apenas mencioné y volví mi vista hacia la ventana. 

Su mano cayó sobre mi hombro suavemente y brinqué del susto - Sé que es difícil pero, ya verás como todo irá volviendo a la normalidad.

Negué quitando su mano de mi hombro y me puse de pie pero me tambaleé en el acto, sus pasos llegaron rápidos a mi pero no me sostuvo, solo observó tras de mi.

- Paciencia, por favor - Murmuró severo. Dí media vuelta para encararlo y de inmediato el rubor llegó a mi. Él sonrió y su sonrisa me recordó a alguien de mis sueños.

Pronto mis labios dejaron escapar algo que siquiera pensé - Harry - Callé, ni siquiera sabía de dónde había sacado aquel nombre, sus cejas se alzaron al cielo.

- Así es - Murmuró sorprendido - Aunque prefiero que los pacientes me llamen Dr. Styles - Suspiró sonando amable. Asentí.

- L- Lo siento, no sé de dónde provino eso - Negué. Me sentía muy avergonzada y confundida como para enfocarme en mis memorias casi obsoletas.

Asintió - No hay problema, debiste de escucharlo más de una vez mientras ''dormías''. Sólo recuéstate por favor y déjame revisarte.

Asentí.

C O N T I N U A R Á.. .

INTOCABLE | 2° temporada EP.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora