Ya no recuerdo cuantas horas habían pasado desde que me adentre en la espesura del bosque, notaba como a cada paso mis pies se hundían en la nieve, el frío y el hambre hacían mella en mi, mas no podía pensar en nada mas que los acontecimientos pasados, era curioso…no sentía pena ni tristeza por aquellos que habían muerto a mis espaldas, ni tan siquiera por mis padres… tan solo sentía soledad. Sentir como ya nadie te cuida, como nadie te mantiene en sus pensamientos, como eres presa del olvido y nadie te acompaña. Mis pensamientos no solo me arrancaron varias lágrimas sino que también notaba como mi mente se nublaba presa de la locura.
El aullido de un lobo me retorno a la realidad, observe el suelo incrédulo al ver un charco de sangre, nada mas contemplarlo por mi mente rondaron las macabras escenas antes vividas, la sangre seguía mas allá de mis pies formando un camino que se perdía entre los árboles. Anduve poco tiempo siguiendo la sangre pues finalmente me condujo a una manada de lobos devorando los restos de lo que había sido su presa, deduje que no era el primer festín que se daban, pues antes de terminárselo ya se dieron por complacidos y marcharon hacia su cubil. Me acerque precavido y desconfiado hacia el animal, los alrededores ya no eran blancos y lo que imagino que hubiera sido en otro tiempo un bello animal tan solo era carnaza sanguinolenta e irreconocible. Poneos en mi situación, ambos sabemos que frente a la muerte la razón y la moral no tienen nada que decir a los instintos del hombre. Así pues me abalance sobre el hambriento.
La carne estaba sorprendentemente tierna y al contrario de cómo supuse apenas me dio arcadas tragarme aquello, cuando me quise dar cuenta la sangre me había empapado y sin duda eso no era bueno…. Sin duda el olor era fácil de reconocer.
Camine hacia el frente buscando una cueva una gruta cualquier cosa que me sirviera para refugiarme de este frío que me helaba los huesos y mermaba mi esperanza de sobrevivir. Mis ojos se iluminaron al ver escondida entre las rocas un pequeño cubil, ilusionado corrí hacia dentro ocultándome en la profundidad, me senté en el suelo cerrando los ojos intentando pensar como salir de tal situación o por lo menos evadirme de aquella condenada realidad, mas no pude, tan solo oí un gruñido procedente de mi espalda y un calido y húmedo aliento en mi nuca, gire la cabeza aterrado y contemple con horror el gigantesco lobo que me observaba, el lobo ya había abierto la boca cuando se la aparte de una patada arrastrándome desesperado hacia fuera, el lobo tardo unos segundos en volver a fijar la vista en mi pero enseguida prosiguió su empeño por devorarme persiguiéndome hacia fuera, no tuve tiempo de levantarme cuando el lobo ya se había abalanzado sobre mi, le sujetaba el cuello con fuerza mientras intentaba morderme la cara, aparte la mirada pues estaba babeando sobre mi, entonces mi instinto volvió para salvarme una vez mas, una simple y dura piedra que se hallaba a mi lado, la agarre los mas rápido que pude antes de que me mordiese, le golpee en su rostro con toda mi rabia y se aparto quejándose del dolor, no me detuve y seguí golpeándole antes de que reaccionara, ya estaba muerto, ya había oído su cráneo crugir pero no podía parar, finalmente horrorizado solté la piedra en la nieve contemplando mi barbarie.
Me tambalee con la mirada perdida por la nieve, apoyándome en los fríos árboles para no caerme, mis piernas estaban temblando y yo aun no había asimilado nada. Simplemente seguir andando sin pensar que estaba haciendo, me sentí como un animal, pero en el fondo estaba feliz por seguir vivo. Cuando observe mí alrededor me encontraba frente a un río congelado, puse un pie con cuidado, el hielo era grueso pero temía que se rompiera, apoye todo mi peso y pareció resistir así que seguí andando despacio, ya casi llegaba al final cuando mi miedo se había desvanecido, me dispuse a dar los últimos pasos hasta la orilla cuando vi el hielo romperse, No sirvió de nada intentar correr, el hielo se rompió a mí alrededor formando un agujero, me aferre al borde pero la corriente era muy fuerte y mi cabeza ya estaba bajo el agua, no podía subir, no podía respirar….
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Diario de un monstruo
Kinh dịUn ser humano nunca dejara de ser lo que era, por mucho que la razón nuble nuestros instintos cada hombre en este mundo sigue siendo un animal, una bestia… Nunca nadie podrá cambiar eso. Si miráis a vuestro alrededor veréis un mundo marchito, lle...