Capítulo 01

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JULIÁN.

  — Pedro, ¿qué hacías? Sos cualquiera... Me decís que estás celoso, después te lavás las manos y ahora me espiás.

La miraba atentamente mientras hablaba, era mi tarea no sacarle la vista de encima.

— Emm... No me lavé las manos, yo te dije que estaba celoso y era posta —defiendo.

— ¿Y de qué estás celoso? ¿De que tengo un amigo? ¿De que te gusto? ¿De que querés estar conmigo pero embarazaste a Candela?

  — Sí. Sí. ¿Por qué te pensás que no fui a la juntada esa de parejitas felices que ustedes hicieron? ¿Me estás cargando? ¿Te pensás que me hace bien verlos a  ustedes dos juntos ahí riendosé? Prefiero que me choque un colectivo.

— No sé, hacé lo que quieras. Yo ya no me hago cargo, es problema tuyo, no mío, no me lo hagas a mí —se podía notar cómo ya se ponía nerviosa por lo que Pedro le hacía pasar y como de a poco las lágrimas se le juntaban en los ojos.

— No entendí nada de lo que dijiste.

— ¿No entendiste? A ver si entendés así... —esperé que su cuerpo se acercara al mío y no tardó ni un segundo para pegarse a mí, apoyando una mano en mi nuca me atrajo a sus labios para besarme cariñosamente. Después de pocos segundos se alejó lentamente, pero no tenía que dejar que se fuera, por lo que yo ataqué su boca de nuevo, quizás con algo de brusquedad. "Juana" me empujó para apartarse de mí y con los ojos brillantes por la humedad que le causaban las lágrimas me habló:

— Pedro, yo puedo estar con vos, sos vos el que no puede, es tuyo el problema. Y yo te respeto, yo trato como puedo seguir con mi vida pero me cuesta, ¿sabés?Es difícil. Así que no seas egoísta. No vengas cuando me ves bien con otra persona, no me vengas a hacer una escena de celos porque después no vas a estar conmigo. ¿Entendés ahora?

Sin esperar respuestas de mi parte, se dio la vuelta ajustando su mochila en el hombro y salió de la cocina con pasos firmes mientras yo no hacía nada más que observarla.

  — ¡¡Corte!! Bien chicos. 

Llevé mi mano hacia mi cabeza y peine mi cabello, mientras un suspiro salía de mis labios. Por fin habíamos terminado la escena que tuvimos que repetirla varias veces y ahora ya estaba lista. Era nuestra hora de salida, por lo que fui directamente al camarín para cambiarme y poder irme. Me saqué la ropa del Estudio y me puse el conjunto mío, ajusté mi mochila en mi hombro y abrí la puerta, listo para rajarme.

Me detuve al ver a Malena, mi compañera. Era una chica simpática y tierna, pero eso no me llamaba la atención de ella, nunca me cansaría de admirar su cuerpo y observar detenidamente sus piernas. Su personaje, Juana, era todo lo contrario a ella y algunas veces la cargaba por ello.

No teníamos mucha cercanía, aunque muchos nos juraban que desde afuera parecíamos buenos amigos. Hablábamos cada vez que nos cruzábamos por tener alguna escena juntos o cuando nos juntábamos en tiempos libres pero jamás nos juntamos por nuestra cuenta, a pesar de que la invité varias veces a casa. Ella decía que con chicos como yo no le gustaba perder el tiempo, así que desde aquella vez intenté acercarme cada vez más para joderla.

— Malena —la llamé con una pequeña sonrisa arrogante que crecía en mi rostro—. Que buena escena —comenté haciendo referencia a lo que acabábamos de grabar.

Ella me sonrío forzadamente, quedando parada en su lugar.

— Por fin te aprendiste tu parte —suspiró. ¿Me iba a echar la culpa?

— No sé quién era la que siempre se equivocaba —fui cortando distancia entre nosotros, sin embargo me costaba, ya que ella iba retrocediendo—. ¿Tan nerviosa te pongo?

— ¿Vos a mí? —rió.

— No podías concentrarte en la escena, no querés ni mirarme cuando te hablo y te vas para atrás cada vez que me acerco a vos —enumeré, mi sonrisa triunfante salió al ver que no podía emitir sonidos a pesar de querer hablar. Malena dejó de caminar y se cruzó de brazos, levantando la vista me invitó a un duelo de miradas.

Malena me atraía físicamente, no tenía ni dudas de querer acostarme con ella. No podía negar que su forma de caminar me llamaba mucho la atención, sus piernas, su cintura y ni hablar de sus labios, me volvían loco. Cada vez que la veía me imaginaba cómo se sentiría tenerla entre el colchón y mi cuerpo, sin ninguna ropa que nos protegiera. La deseaba desde el primer día que supe que sería mi compañera de trabajo y desde entonces no dejé de pensarla.

Sonreía para mí mismo cada vez que la veía hablar con alguien mientras yo observaba su cuerpo, su personalidad le daba el toque final. Ella no tenía miedo, se enfrentaba y hablaba dejando a cualquiera con la boca cerrada, era decidida y se comportaba como una chica madura. Era seria y a la vez su personalidad era dulce. Claro que todo eso lo era con todos menos conmigo. Cuando yo estaba cerca de ella, no sabía hacer otra cosa que ignorarme, que morder sus uñas y escapar. Aunque, pensándolo bien, eso era en esos últimos meses. Al principio sostenía mi mirada, sonreía con picardía cada vez que yo lo hacía. Pero todo eso se perdió de golpe y no sabía por qué.

Sin dejar de mirar sus ojos corté algunos centímetros que separaban mi rostro del suyo, colocando mis manos en su cadera la atraje a mí en un brusco movimiento. Bajé mi mirada hacia su boca, sus labios estaban abiertos y se veían tan apetecibles. Con mis labios toqué su mandíbula, deposité un beso justo ahí y traté de no sonreír cuando Malena suspiró echando su cabeza un poco hacia atrás. Bajé mis labios a su cuello, su piel suave y perfumada me hacía desearla con más fuerza, provocando que un corto suspiro se me escapara. Tomé un pedazo de piel entre mis dientes y lo mordisqueé con suavidad, sin querer dejar marcas.

— Te quiero hoy en mi cama. Te espero afuera —murmuré contra su piel, dejé un beso en sus labios mientras ella se reponía y salí de aquél pasillo sin mirarla de nuevo.

Conquista Pendiente - HOT {+17}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora