Preguntas, preguntas y más preguntas

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La escotilla se cerró, no había hecho la carrera de mi vida pero sudaba, tuve miedo, solo pensar que esa cosa quería matarme me inquietaba.

Me encontraba de rodillas en ese suelo metálico y frío como el hielo. Sabía que estaba en un vehículo, no era igual que el que me disparó pero aún así tenía miedo, no podía confiar en nadie, el piloto podría estar tendiendome una trampa, así que estuve alerta. Había una puerta, en frente, a uno o dos metros de mi, era negra, algo siniestra, sin pomos por lo que suponía que era corredera. Si cualquier cosa que pasara se tornaba en algo amenazador atacaré, no soy muy buen luchador, pero no harán conmigo lo que quieran.

La puerta se abrió de forma vertical, al hacerlo, dejó ver una silueta humana bastante extraña, con una capucha y una capa bastante rota y desgastada, sus ojos brillaban, era muy verdes, tal vez algo más de lo normal. Levantó la mirada y se quedó observándome de arriba a abajo unos segundos.

-¿Quién eres?- Pregunté atemorizado.

-Yo no importo, hoy eres tú el que va ha responder preguntas- Dijo imponiendo.

-No me das miedo, si es lo que intentas- Le insinué con odio

-Claro que no te doy miedo, de hecho te he salvado, así que me tendrías que tener como aliado.

-¿Cómo se qué puedo confiar en ti?- le pregunté

-Haces bien en no confiar en nadie, son tiempos difíciles, pero te aseguro que en este mundo soy el mayor aliado que puedes tener, tú mismo lo has comprobado, ahí fuera no se andan con rodeos-

Se quedó callada, sabía que estaba hablando con una chica, lo sabía por su voz femenina.

-Voy a ser amable y me voy a presentar-

Se dejó ver a la luz, su piel era pálida, tenía unos labios carnosos y como ya había mencionado antes, unos increíbles brillantes ojos verdes.

-Soy Erika, y me han encargado de venirte a buscar, ahora te toca a tí-

-Soy Joseph y si te digo la verdad hoy me han pasado cosas muy raras-

-¿Qué tipos de cosas raras exactamente?

-Un abismo infinito, una luz verde que me atacaba, despertar casi desnudo en una calle devastada, esta cosa del brazo que al parecer es una armadura plegable o algo así y por último tu aparición en el momento justo antes de que me mataran-

Se me quedó mirando el dispositivo del brazo impresionada, luego me miró a los ojos como si hubiera encontrado algo en mí.

-Desde luego no ha sido un día muy tranquilo o al menos para un recién llegado-

-Tengo demasiadas preguntas Erika-

-Tranquilo, aún queda mucho viaje, pasa, acomódate-

Se hechó a un lado y me dejó entrar a la cabina del vehículo, me quedé impresionado, una cantidad de botones intermitentes y brillantes inundaban la sala, como el centro de cualquier ciudad con luces de Navidad. Observé el panorama que dejaba ver el cristal, estábamos en San Francisco, la ciudad se mantenía completamente destruida, devastada e incendiada. La miré a ella con impresión como queriéndole preguntar sobre el estado de la ciudad, pero ella se acomodaba en el asiento del piloto como si aquel paisaje fuera algo de lo más normal.

-Erika...-

-Que-

-¿Qué ha pasado en el mundo mientras yo estaba en ese abismo?

-Ten una cosa clara, este ya no es el planeta Tierra, es solo una versión cruel de él. Ha sido invadido, esa cosa que te atacó era una nave de ataque de los Zenox, los responsables de toda esta destrucción -

-¿Existen naves espaciales? ¿Cuanto tiempo he estado durmiendo?

-No es el año lo que debes tener en cuenta Joseph, es donde estamos...Aquí es todo diferente...parece que al universo de aquí le dan igual las leyes de la física, la ciencia y cualquier otra cosa que intente explicar los sinsentidos de este sitio, ya que he visto cosas que no caben ni en la más brillante imaginación de este planeta.-

-¿Qué quieres decir?-

-Quiero decir que es raro de qué algo no exista, casi cualquier cosa que pienses que no era posible, aquí lo es. Hace unas horas creías que las naves espaciales y los conquistadores extraterrestres eran solo ciencia ficción y mira ahora...estás subida en una. Muchos jóvenes de hoy en día lo llaman Dreams, dicen que es como un sueño porque los que se acuerdan, asienten que llegaron justo después de dormirse, para no volver jamás.

-¿Un mundo de los sueños? Esto no puede estar pasando... Y dime... qué quieren esos "seres"-

-Es unas de las pocas cosas que no sabemos de ellos, llevan buscando algo durante años, algo que debe de estar muy escondido-

-¿Significa entonces que estoy atrapado en este sitio?-

-Tu y otras 3 mil millones de personas, y cada vez llegan más-

-¿Crees que mi familia ha llegado?-

-Es una probabilidad baja, y aún menor intentar encontrarlos entre todo este barullo y si están aquí reza para que sigan con vida, porque los Zenox aniquilan a cualquier humano que se entrometa en su búsqueda. Pero todas esas muertes no habrán sido en vano, las cosas van a cambiar...lo presiento.

Su cara se entristeció mientras observaba la ciudad por la ventanilla, no quería preguntarle qué le había pasado, ya que solo con oír sus palabras en un tono profundo más o menos me imagino que habrá sufrido una perdida muy importante para ella o al menos eso creo.

Muy decidida, agarró una palanca y tiro de ella con coraje, la nave aceleró tanto que me di un leve golpe en la cabeza contra la pared.

-¡¿Donde vamos con tanta prisa?!- insinué dolorido por el golpe.

- A tu nuevo hogar-

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