Por el aparato comenzó ha hablar una voz llorosa e histérica, era Pinkert.
Pinkert: -Sophie hija mía, dime qué estás ahí-
Sophie: -¿Papá?
Pinkert: -¿Como estás, te han herido?
Sophie: - Entiendo que estés preocupado pero estoy en medio de una misión.
Pinkert: -No hice bien en mandarte allí, no quiero perderte
Sophie avergonzada por la situación hizo una pausa y se fue a la habitación de al lado, pero a pesar de eso se le seguía escuchando, la fina pared estaba agujereada en algunos puntos.
Sophie: -Papá, no es el momento de hacer llamadas cursis, todos te han escuchado. Y además he estado preparandome para esto desde que el búnker abrió sus puertas no puedes ponerme pegas.
Pinkert: -Siento avergonzarte...¿Qué hay de Joseph y el resto del equipo? ¿Siguen vivos?
Sophie: -Si, todos están bien excepto Derek, pero ¿por qué preguntas esas cosas? ¿También te vas a poner cursi con ellos?
Pinkert: -No no, solo me interesa saber cuántos sois. Estoy en la base vigilando la situación de la batalla, si hay alguna novedad te la informaré.
Sophie: -Si, venga adiós Capitán Cursi.
Entró de nuevo donde estábamos todos, la mirábamos algo extrañados, no imaginaba que Pinkert escondiera esa faceta debajo de esa piel de tío duro.
Sophie: -No quiero un comentario de nada de esto
Otra señal llegó al Walkie Talkie.
Sophie: -Venga hombre, no me jodas ¿otra vez?
Esta vez sonaron tiros y explosiones.
Derek: -¡Sophie!
Sophie: -¿Derek, donde cojones estás?
Derek: -¡Estamos rodeados en el edificio de oficinas Reech S.A!- Gritaba para superar el ruidoso volumen de las balas
Derek: -¡Tenéis que venir ya por favor!-Suplicó
La transmisión de cortó
Sophie: -¡A qué esperáis! Gritó enfadada.
Cada uno recogió sus cosas rápidamente. Al salir del hotel miramos al cielo, buscando cualquier edificio con el nombre de Reech S.A. Toda la ciudad estaba sumida en el caos pero en concreto nos llamó la atención uno de esos rascacielos ha un par de manzanas, sus cristales se rompían y de vez en cuando había una explosión.
Tom: -Debe de estar allí.
Sophie: Pues demonos prisa.
Las calles en esa zona estaban vacías, la batalla se llevaba a cabo en el corazón de la ciudad, ya que habíamos ganado bastante territorio, al parecer el plan estaba saliendo bien.
El camino fue tranquilo, sin disparos, sin muertes y sin Zenox. Escuchábamos más cerca el barullo, pero esta vez sonaban estruendos, por lo que corrimos desesperadamente, ya que seguramente no sería nada bueno. Al dar la vuelta a la esquina nos escontramos de cara con nuestro objetivo, pero estaban más jodidos de lo que esperabamos. Dos máquinas, una a cada lado de la estructura, enormes, con cuatro garras, recordaban a un insecto, escalaban de forma lenta en dirección a la planta donde se encontraba el tiroteo, y a su vez, seguramente Derek.