Templo Eleusinion

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Al llegar al templo Eleusinion, donde se llevaba a cabo la ceremonia de purificación para Perséfone, El joven moreno diviso a la Diosa y sin pensarlo y dejándose llevar por su ímpetu se acercó y le dijo:

- Mi señora Perséfone, mi nombre es Malco soy un pobre hombre que ha viajado por todo el mundo en busca de su amada, pero cuando la encontré la habían asesinado cortándole la cabeza, solo encontré su cuerpo entre escombros, después me enteré que su cabeza estaba en el escudo de la Diosa Atenas.

- ¿La Egida?.- preguntó Perséfone.- en él estaba la cabeza de la Medusa, la Gorgona, el monstruo con serpientes en vez de cabellos, capaz de convertir en piedra a quien la mire

- Si mi señora, mi amada fue maldecida por la Diosa Atenas, convirtiéndola en un ser monstruoso, el cual fue cazado como un animal.

- ¿y cómo hiciste para que Atenas te entregue su trofeo?

- Supliqué su perdón y su ayuda y me bendijo entregándome su escudo, en donde se encontraba la cabeza de Medusa.

Perséfone escuchaba atenta la narración de la historia y conmovida por ella dijo:

- Siento mucho tu perdida querido Joven ojala estuviera en mis manos el poder aliviar tu dolor

- Hay algo que puede hacer mi señora Perséfone.- dijo rápido el moreno.- mi amada Medusa sufre un tormento, y para que ella pueda descansar en paz, necesita una de las semillas del árbol de granada del Dios Hades, solo así se romperá la maldición.

- Mmmm, está bien, te ayudaré.- aceptó la Diosa.- pero las granadas están en el palacio de Hades en el Inframundo, eso significa que tendrías que venir conmigo.

- Yo voy.- interrumpió Aspacia

- ¿estas segura?.- preguntó la Diosa.- mirando fijamente a la rubia, que hasta ese entonces no había dicho nada.

- Hades ya tiene un alma y no se va a quedar sin nada, entiendes.

- Si mi señora, entiendo perfectamente.- respondió Aspacia bajando la cabeza

- No puedo permitirlo.- dijo el moreno

- Ya está decidido.- refutó la cortesana

- Bueno, si es lo que tu corazón quiere niña.- dijo Perséfone.- además es más fácil que el Dios Hades te de la granada a ti, que a Malco, Hades nunca ha podido negarle algo a una mujer tan hermosa.

- Está bien que así sea.- dijo resignado el joven moreno

- Para que la granada funcione, se la tienen que dar al alma de Medusa dentro del palacio de Hades en el Inframundo.- informó la Diosa los veré en las puertas del inframundo en tres días.- y desapareció

- Malco.- llamó Aspacia

- ¿qué pasa?

- Tenemos que ir por la sangre de Medusa para poder negociar con el Dios Hades, solo así lograremos que deje salir a Medusa del inframundo y solo tenemos tres días.

- Tienes razón, vamos.

Ambos jóvenes salieron raudos hacia la casa del joven Malco donde se encontraba el cuerpo y cabeza de Medusa, ahí empezaron a preparar el viaje a la ciudad de Hierápolis, donde había una grieta cerca del templo de Apolo, a la cual había que descender por escaleras con columnas tipo arco, ahí estaba el Plutonio o puerta al inframundo, el lugar tenebroso rodeado de vapores malignos.

Se hizo los preparativos y salieron los dos jóvenes rumbo a la ciudad de Hierápolis, llevando el baúl de cedro que contenía a Medusa.

El viaje fue difícil, pero lograron llegar con éxito, lentamente fueron bajando hacia el Plutonio y una vez allí, Malco despidió a los esclavos que lo habían acompañado.

Cuando desaparecieron todos de la vista y se quedaron solos Malco y Aspacia, el joven sacó dos hermosos frascos finamente labrados y extrajo la sangre de su amada, uno lo lleno con la sangre del brazo Izquierdo y el otro con el del brazo derecho.

Aspacia cogió los hermosos envases, cuando la figura de la Diosa Perséfone apareció, inmediatamente una luz muy brillante salió de la grieta iluminándolo todo

- Es hora.- indicó la Diosa.- hora de bajar al inframundo

Aspacia miró a Malco, quería mirarlo por última vez y con lágrimas en los ojos avanzó hacia el umbral

- Alto.- Grito Malco, no podía permitir que la rubia se sacrificara.- no puedo permitirlo, no puedes ir tú, yo seré quien vaya

- Soy yo la que tiene que ir Malco.- respondió Aspacia mirando al piso, me lo dijo la Diosa Afrodita

- ¿qué?¿qué te dijo?

- Me dijo que tenía que haber un sacrificio, el sacrificio de la mujer que había despertado el Odio en un corazón divino.- recitó la cortesana.- esa soy yo, no hay otra manera, es la única oportunidad que tiene Medusa, Malco y créeme que esto lo hago de todo corazón, porque nunca más voy a amar a alguien como te amé a ti, y si tú eres feliz, yo también lo soy.- y sin decir más Aspacia atravesó la puerta al inframundo.

Malco sintió un hincón en el pecho, esa era la mujer de la que se había enamorado alguna vez, ahí estaba entregando su vida para que él sea feliz, y sin pensarlo cruzó la puerta del inframundo antes que se cerrara.

Aspacia, que seguía a Persefone se giró y vio a Malco detrás de ella

- ¡NO, Malco!.- exclamó.- ¿qué haces?

No podía dejarte hacer esto sola.- respondió elmoreno, cogiendo la mano de la cortesana.- ambos la salvaremos     


Medusa y la cortesanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora