Capítulo 8

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Katniss.

¡Katniss! — es Johanna, quién toca la puerta, la cuál cerré con seguro para evitar visitas molestas.

— mierda.

Empujo todos los pedazos de vidrio hacia un rincón recóndito en el baño, rápidamente limpio la sangre que hay en el lavabo y me dirijo a la cama, en dónde pongo el brazo ensangrentado bajo la sábana y con la mano libre presiono el botón que me permite abrir la puerta sin levantarme.

— ¿qué hacías en el baño?, ¿tus náuseas volvieron?, sabes que son buena señal.

— sólo estaba atendiendo mis necesidades corporales — comienzo a ver un poco oscuro, pero debo guardar compostura para evitar que Johanna note que me he hecho daño.

Su rostro muestra desilusión, ella es la persona que desea con más ansias que la bebé y yo nos recuperemos.

— te he extrañado bastante, descerebrada, mis médicos me tuvieron en prueba por algunos días, pero hoy podré salir de aquí.

— ¿quiere decir que ya no vendrás a visitarme? — me lleno de desilusión.

— ¿pero qué dices?. Vendré todos los días sin falta hasta que te recuperes.

— ¿acaso no recuerdas la regla?

Ella parece pensárselo.

— es cierto; bueno, creo que tendré que fingir un desmayo o algo parecido.

— no, no lo hagas, no es necesario.

— no te dejaré sola, no haré eso, ¿entendido?

Asiento.

Ella me hace a un lado — muévete, estoy exausta, no puedo dormir gracias al maldito medicamento que me están administrando.

Yo me hago a un lado de a poco.

De repente mi vista se nubla terriblemente, obligándome a detenerme.

— ¿qué sucede?, ¿te encuentras bien? — hay notoria preocupación en su voz.

— sólo..sólo estoy un poco mareada.

Sacudo la cabeza, despejándome un poco.

Para cuando mi vista no está tan nublada, logro ver a una Johanna hecha una furia.

— ¿qué mierda has hecho?, ¡imbécil! — ella está viéndo la sábana que cubre mi brazo, acción que repito, percatándome de que esta está completamente roja, gracias a la constante pérdida de sangre.

Ella retira la sábana, viéndo horrorizada mi brazo derecho.

— ¡NO PUEDO CREERLO, EVERDEEN!

Se levanta y va al baño hecha una furia, acto seguido escucho el sonido de varios vidrios chocando entre sí, para luego escuchar cómo estos son destrozados por el pie de Johanna.

— Tiene que ser una maldita broma — murmura ofendida.

Sale del baño dispuesta a irse, saliéndo de mi habitación sin más.

— ¡Johanna!, ¡por favor regresa! — mis ojos se atiborran de lágrimas rápidamente.

Le doy un puñetazo a la cama, aún estoy demasiado mareada para levantarme e ir por ella; estoy perdiendo mucha sangre.

Ella vuelve de repente, con algunas cosas para curarme en las manos.

Su mirada muestra una profunda ira.

Pero al verme llorar desoladamente, su mirada cambia a una cordial, preocupada y confortable.

Suspira — lo siento.

— no, no, soy yo quién debe dusculparse.

Sus ojos se llenan de lágrimas.

Deja todo a un lado, sobre la cama, y me envuélve entre sus brazos.

— sé que es difícil, querida, pero necesitas ser fuerte.

— no puedo hacerlo — mi llanto empeora.

Desde que me enteré de su muerte no había podido desahogarme, no había podido llorar su partida.

Dejo que todo salga, llenando de lágrimas la bata de mi amiga.

— sin él no soy nada, no tengo motivos para continuar.

— ¿qué hay de ella? — acaricia mi vientre amorosamente.

Suspiro — yo..no creo ser buena para ella.

— ¿pero qué dices?, eres la mejor madre que he visto, Katniss, estás dispuesta a todo por la pequeña que trata de crecer en tu vientre, sé que sufrirías todo el dolor del mundo para que ella esté bien — puedo ver una lágrima corriendo por su mejilla — ¿no es así?

— eso y mucho más — afirmo.

— ¿ves?, no te rindas, por favor. Y por favor, no vuelvas a hacerte daño, me destruye verte así.

Asiento, abrazándola fuertemente, sin importarme el dolor de mi muñeca.

Johanna limpia mis lágrimas y luego las suyas, para luego tomar lo que había dejado sobre la cama.

Detiene la hemorragia y me venda, luego cambia mis sábanas y cambia de bata también, ya que en el abrazo la dejé completamente embarrada de sangre.

— ¿cómo esconderemos todo esto? — pregunto.

— en la mañana lo pondré en la ropa sucia de la despensa.

— ¿y las vendas?

— creerán que la herida que te ocasiné se ha vuelto a abrir; he limpiado un poco los vidrios, mañana terminaremos de hacer el trabajo, por ahora, descansemos un poco, ¿de acuerdo?, necesitas recuperarte.

Asiento, haciéndole un lugar en la cama.

— yo también lo hice alguna vez — dice recostándose.

— ¿hace mucho?

— Justo después de salir de mis primeros juegos, estaba sola y desesperada. Pero ahora sé que sólo empeoré todo, me llené de tanto odio que llegué incluso a un intento por acabar con mi vida.

Nos quedamos en silencio unos momentos.

— gracias — le digo.

— no me agradezcas: te quiero, descerebrada, tú y la mocosa son  parecidas a una familia para mí.

— también te quiero.

Me recuesto junto a ella, sintiéndome un poco mejor, debo pensar en mi bebé, ser fuerte por ella, debo darle la mejor vida que me sea posible, porque se lo merece, merece cada estrella en el cielo y cada gota en el océano, merece el mundo entero.

Y aunque su padre no esté, sé que se mantiene con nosotras, cuidándonos desde arriba.

Y aquí abajo, sé que Johanna no me abandonará.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Actualicé lo más rápido que pude, se lo merecen.

¡Por cierto! Me gustaría escucharlos, saber sobre ustedes; si tienen una idea que podría ser llevada a cabo en la historia o en futuras historias, o si quieren que les deje un saludo por aquí, háganmelo saber en mi Inbox.








Locked inside myself (Sinsajo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora