Camino fuera de la escuela, mientras observo en la pantalla de mi celular un mensaje de Jack, donde me dice que me llevará a casa.
Al llegar al parqueo, busco con la vista el auto blanco de Jack, el cual no tardo en encontrar y caminar hasta él. El chico me sonríe, y yo le devuelvo la sonrisa para, seguídamente, subír al auto. Estaba muy agradecída con los chicos, se habían comportado de maravilla, y me habían apoyado.
-¿Estás mejor?- murmura Jack, y despega la vista del camino, lo que me hace entrar en pánico.
-Lo estoy, pero- intento hablar y tomo un respiro- no sé que estaba haciendo.
Jack observa nuevamente el camino, y se mantiene serio. Mi vista cae sobre mis piernas, y me siento molesta al recordar lo de esta mañana. Era increíble que Corbyn hiciese aquello, aunque, no sé qué demonios estaba haciendo.
Jack detiene el auto delante de mi casa, y antes de bajar de este, le agradezco. El castaño sonríe y niega, insistiendo en que no debo preocuparme. Sólo sonrío, y entro a mi casa encontrándome con mi familia en la sala.
-Llegas a buena hora- sonríe mamá, pero no despega la vista de la laptop ní un segundo- estamos con los últimos decorativos para tu fiesta.
Mi estómago se revuelve ante esas palabras, y mi mirada se cruza con la de mi hermano mayor, quien sólo niega en signo de no me metas en eso.
-Mamá, pensé bien y...no quiero hacer la fiesta- mis palabras salen con delicadeza, pero los ojos de mi madre de abren como platos, casi parece horrorizada.
-¿De qué demonios hablas, Hayden?¿acaso estás mal de la cabeza?
Sus palabras me irritan, y me hacen sentir molesta. Odiaba que siempre debíamos de hacer lo que ella quisiese, no había día donde pudiesemos elegir sin recibir una crítica negativa, o una queja de su parte.
-Estoy perfectamente bien, y hablo en serio cuando digo eso. No quiero la fiesta.
Me desmuestro fuerte y firme, hasta que mi madre se levanta del sillón y da varios pasos hasta mí, lo que me hace retroceder levemente y noto que mi hermano observa la escena con cuidado y en silencio.
-Hija, te diré algo, en dos días me iré de viaje con tu padre por cosas de trabajo, y cuando regrese, haremos esa fiesta.
-Per...
-Sin discusiones- es lo último que dice antes de desaparecer en la oficina.
Ruedo los ojos y me dejo caer en el sofá, la mirada de Oliver se mantiene seria sobre mí, y yo cubro mi rostro frustrada.
-Sí te hace sentir mejor- susurra Ollie y lo observo-... me obligo a bailar el vals a mis diesiocho.
No puedo evitar reír, y mi hermano sonríe. Definitivamente lo amaba, siempre sabía hacerme reír y era algo que apreciaba... Nunca me dejaba estar triste o enfadada.
-Iré a mi habitación- digo levantándome para subir la escaleras.
Subo dos escalones, y cuando toco el tercero mi hermano me llama, y me hace mirarlo.
-Cuando quieras puedes ir a mi habitación a contarme lo que te pasa.
Lo miro confundída, y él sonríe-¿De qué hablas?
-Lo sabes- dice guiñando su ojo, y pasando por mi lado y subiendo a su habitación.
Mis brazos caen a ambos lados de mi cuerpo, y dejo caer la cabeza hacia atrás para tomar una boconada de aire. Me incorporo y suelto el aire acumulado para terminar de subir los escalones y llegar a mi habitación para dejarme caer en mi cama.
No tenía ánimo de nada, quería dormir, pero al mismo tiempo quería salír a caminar. Tal vez podía tomar aire, o hablar con alguien.
×
×
×
Me revuelvo en mi cama incómoda, mientras una leve capa de sudor cubre mi frente. La puerta se abre, dejando ver a una sonriente Amelia, la mujer sonríe y entra a mi habitación con una taza blanca entre sus manos.
-Hayden, te traje manzanilla- sonríe mientras deja la taza sobre la mesa de noche.
-Gracias- sonrío y me cubro con mis mantas hasta el cuello- ¿Podrías encender la calefacción?
Amelia me observa dudosa y camina hasta mí, colocando su mano sobre mi frente. Sus ojos se abren como platos, indicando que algo no está del todo bien- Estás ardiendo, tienes fiebre.
Me siento sobre la cama mientras siento la pesadez de mi cuerpo, y mi cabeza comienza a doler haciéndome arrugar la nariz, y colocar dos dedos en el puente de ella.
-Iré por un termómetro, unas pastillas y... Necesitas tomar un baño para bajar la fiebre.
-Estoy bien- niego observando a Amelia totalmente preocupada- Seguramente es sólo un resfriado.
-Hayden, iré por las cosas- me observa seria y niega- Ve a tomar una ducha.
Sale cerrando la puerta atrás de ella, y suspiro para levantarme de la cama y entrar al baño. Poco a poco me deshago se la ropa, y me introduzco en la ducha dejando el agua caer sobre mi cuerpo, causándome un escalofríos. Minutos después salgo del baño para colocarme mi pijama y peinar mi cabello, para seguidamente recostarme nuevamente en mi cama.
Amelia entra varios segundos después, y en sus manos sostiene un frasco naranja de pastillas, dos botellas de agua mineral, y un termómetro digital. Se acerca a mi cama para dejar reposar las cosas sobre ella, y toma el termómetro mientras me obliga a abrir la boca.
Abro la boca y dejo reposar el aparato de punta metálica debajo de mi lengua, cerrando la boca, y arrugando la cara mientras me cruzo de brazos.
-Mi simiera me mento mml- balbuceo con el aparáto en mi boca, por lo cual me gano un pequeño golpe en la pierna por parte de Amelia.
El termómetro suena indicando que ha termina su labor, y Amelia lo retira de mi boca para observarlo. Apenas lo ve, sus ojos se abren con sorpresa, y me mira preocupada.
-Tienes treinta y nueve grados.
-No es cierto- niego sonriendo.
-Lo es- dice tomando las pastillas junto a una de las botellas de agua- Tómatela. Estás de reposo y yo seré tu enfermera.
Tomo la botella para tomar la pastilla y ruedo los ojos al sentir la sensación amarga de esta. Mi garganta duele, y mi piel se eriza al sentir una brisa fría, por lo que me abrigo hasta el cuello y boto un suspiro cansado. Definitivamente si estoy enferma.
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True Love 《WDW》
FanfictionAmbos se hacían daño, pero lo de ellos era amor verdadero y estaban destinados a estar juntos... o tal vez no. #Inmunes2017