♕𝒞𝑜𝓇𝑜𝓃𝒶♕ ✧˚‧[𝒪𝓂𝑒𝑔𝒶𝓋𝑒𝓇𝓈𝑒]‧˚✧

𝐼 ∙♔∙ 𝒞𝑜𝓇𝑜𝓃𝒶𝒸𝒾ó𝓃 𝒹𝑒 𝓊𝓃 𝒪𝓂𝑒𝑔𝒶

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En el mundo la personas nacen con un segundo género. Éste puede ser Alfa, Beta, u Omega.
Los alfas son fuertes y dominantes, la parte más alta de la pirámide social.
Su contraparte natural son los omegas. Los omegas son delicados y fértiles, y se encuentran en la parte más baja de la pirámide.
También están los betas, en la parte media de la pirámide. Carecen de las feromonas y habilidades únicas que sí poseen las otras dos categorías.

En la capital del Reino del Norte comenzó a surgir un odio hacia los betas que con el tiempo solo fue en aumento. Habían pasado cosas en la realeza que solo ocasionaron que todo se viniera abajo en la sociedad.

Para cuando ésto sucedió, Helena estaba embarazada. Lo cual fue una razón más por la que tuvo que ser escondida por su esposo; Héctor, un orgulloso alfa.

Al nacer su hijo, Helena vio su fragilidad apenas lo tuvo en sus brazos, sabiendo que no sería un alfa, decidió darle un nombre que terminaba por sellar el hecho de que estaba destinado para algo más.

"Corona" Susurró. Sellando su destino sin saber las consecuencias que tendría confiarle un futuro de tal grandeza al niño.

Pasaron cuatro años en los cuales la caza desmedida de betas fue dada.
Por la seguridad de Helena, ella en este tiempo se convirtió en una beta encerrada.
Helena no podía salir de la pequeña residencia dentro del distrito en el que vivían, Reinfora.
Siendo así, su propio hogar se convirtió en su prisión.

A medida que pasaron los años, Coro creció como lo hacen las pequeñas aves, delicadamente. Lo que provocó que su padre se frustrara y enfureciera.
Héctor contaba con que su hijo protegería a su madre del mundo cuando creciera y se volviera un alfa; pero a medida que lo veía crecer se enfrentó a la realidad... Su hijo no lo lograría. Ni siquiera sería capaz de protegerse a sí mismo.
Rompiendo el niño sin saber una promesa jamás pactada que no podría cumplir.

Aún así, el padre le exigía más y más a medida que el pequeño Coro crecía; Héctor contaba con que tal vez, al crecer su hijo se volvería más parecido a un alfa, y con algo de suerte resultaría ser solo un alfa con mala constitución o un beta demasiado lindo.

Pero no fue así.

El tormento de no ser suficiente, la asfixiante necesidad de ser Perfecto y de cumplir expectativas imposibles, se grabó en la mente de Coro, en su sangre y en todo su ser.

Y el pequeño aprendió a odiarse a sí mismo desde muy temprana edad.

Todos saben que bajo una increíble cantidad de presión es como se forman los diamantes... Y Coro también lo creyó para sí.

Día tras día, se sometía a tratar de alcanzar la perfección esperada.

Dolor, castigo y presión. Tortura invisible de afuera hacia adentro por parte de sus padres y de sí mismo para él.

Todos los años que llevaba vivo solo existía ese estado de letargo donde lo único en lo que podía pensar era en tratar de ser lo más correcto posible.

Respiraba solo para poder cumplir expectativas. Se levantaba cada mañana para pulirse por dentro y por fuera. Se prohibió a sí mismo tener pensamientos propios que disonaran con el camino elegido para él.