♕𝒞𝑜𝓇𝑜𝓃𝒶♕ ✧˚‧[𝒪𝓂𝑒𝑔𝒶𝓋𝑒𝓇𝓈𝑒]‧˚✧

𝒳𝐼𝐼𝐼 ∙♔∙ 𝒟𝑒𝓈𝓉𝒾𝓃𝑜 𝒹𝑒𝓁 𝒞𝒶𝓊𝓈𝒶𝓃𝓉𝑒

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Víctor leyó otra vez las palabras escritas de su hermano que le decían la razón de su última visita y dónde se encontraba en estos momentos.
La última vez que Emil lo había ido a visitar tan de pronto, a Víctor le había resultado extraño ya que fue a penas unas semanas después de la vez anterior. Pero ahora sabía por qué lo había hecho.
Su hermano se había despedido... A su modo.

En la carta que Víctor había recibido esa mañana, Emil le saludaba desde el puerto de la Isla Velvet, diciéndole que acababa de llegar y que ahí tendría una reunión con algunos colaboradores para poder continuar con su proyecto. Además de que tendría que estar en ese lugar lejano por un tiempo para encargarse de algunos asuntos importantes relacionados con lo que estaba trabajando.

También por lo mismo en su última visita le había pedido al pelirrojo un aumento del presupuesto y aquellos permisos adicionales. Ahora podía ver para qué los había necesitado.

El rey miró de nuevo el papel que estaba entre sus manos y luego dirigió su vista a la ventana, como si desde ahí pudiera ver al otro lado del cristal siquiera el océano que Emil había cruzado en barco sin avisarle antes. Sin embargo la única vista que se revelaba ante el oji-verde era la capital, extendiéndose majestuosa hasta el horizonte que apenas estaba siendo acariciado por los rayos del amanecer.

Víctor jamás habría sido capaz de negarle un solo capricho a Emil. Siempre le permitía estar en donde fuera para hacer lo que le viniera en gana. Aunque el alfa prefiriera poder tener a su hermano en el castillo con él, si con algo había jurado jamás meterse, era con la libertad de Emil.

Pronto se acercaba la fecha ya para que su hermano mayor le mostrara por fin el gran proyecto secreto en el que había estado trabajando durante tantos años.

Después de apreciar la vista y terminar su desayuno, el pelirrojo se levantó y se dirigió a sus aposentos para cambiarse y terminar de alistarse. Tenía responsabilidades que atender.

Han le había estado molestando con el "asunto" que le correspondía con el Reino del Sur, pero a Victor no le interesaba para nada encargarse de eso, así que le dejó la mayor parte de los preparativos al alfa de cabellos plateados. Sin embargo había cosas de las cuales solo se podía encargar el rey en persona, y una de ellas era visitar a los Emperadores del Sur y resolver lo del Baile Real.

Para él organizarlo era un fastidio, pero era importante para todas las tierras alrededor del continente ya que era un evento Trienal (que ocurre cada tres años) y los pueblos de todas partes esperaban emocionados su llegada cada periodo. Así que su deber era llevarlo a cabo.

Cuando estuvo listo, se puso su capa y subió al carruaje para dirigirse al Sur.

Esperaba que al regresar de su viaje de un par de días, el capitán de la guardia real ya le estuviera esperando con noticias del paradero de su omega albino. Pero era poco probable, habían pasado unos pocos días desde que la orden fue dada.