𝐼𝐼𝐼 ∙♔∙ 𝒮𝓊 𝒩𝑜𝓂𝒷𝓇𝑒

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No sabía cuánto tiempo había estado corriendo. No le importaba en lo absoluto.

Solo quería llegar, escapar, y no mirar atrás jamás.

Su pasado no merecía ser recordado. Nunca.

Comenzó a atardecer, por suerte había llegado al centro del Bosque, aunque no por eso iba a aminorar la velocidad.

Coro tenía que seguir corriendo todo lo que pudiera, mientras más lejos de aquel reino destrozado, mejor.
No solo por escapar de su vida anterior, sino que tenía claro que ahora la realeza y los rebeldes lo perseguían.

—¿Por qué a mí?— Susurró para sus adentros.

Sin darse cuenta había bajado la velocidad al sumergirse en sus pensamientos.

Gran error.

El sol se terminó de ocultar y alguien le tiró de la muñeca fuertemente a la vez que lo obligaba a dar media vuelta, dejando a sus pupilas observar bajo la suave luz de la luna los profundos ojos de Erik.

El omega se quedó congelado, sus esperanzas de una nueva vida se fragmentaron y lágrimas silenciosas cayeron como escarcha de sus rubias pestañas de plata.

Por un tiempo que pudo parecer una eternidad, nadie dijo nada. Erik solo lo miraba en silencio, y el albino no se atrevía a hacer ruido.
Sus frágiles piernas fallaron, dejándolo desplomarse en el césped, pero rápidamente Erik le tomó de la cintura y reforzó el agarre en su delicada muñeca para aminorar la caída del omega.

...Y el celo de Coro despertó.


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Comenzó a respirar más fuerte, sentía mucho calor, y cada vez era más consciente del roce de la ropa y de las manos de Erik sobre su cuerpo.

Quería ser tomado. Su cuerpo lo necesitaba, pero no por cualquiera.
Quería ser tomado por aquel alfa de ojos violetas.
De forma inconsciente comenzó a emanar su aroma, para avisarle a su acompañante que estaba en celo, y a gemir de forma sutil.

El Omega interior de Coro estaba llamando al alfa para que lo reclamase como suyo. Y sin supresores al alcance, solo había una forma de calmarlo...

Las pupilas de Erik se extendieron, y sus manos comenzaron a recorrer aquel delgado cuerpo de forma lenta.
Coro comenzó a gemir cada vez más fuerte.
La nariz de Erik se acercó al hueco en la clavícula del omega y comenzó a aspirar aquel dulce y suave olor.
La entrada del albino se humedeció rápidamente.

Pronto, ambos se encontraban completamente tendidos en el césped, Coro boca arriba y Erik sobre él.
Sin darse cuenta, el omega comenzó a mover su pelvis, y a rozarla contra la de el alfa.
Mientras el pelinegro seguía rozando el hueco del hombro y la clavícula con su nariz.

No tenía idea de porqué, pero eso excitaba demasiado al ojigris.
Erik pareció notarlo, porque al poco rato comenzó a lamer y mordisquear su clavícula.
En ese punto el albino ya no podía parar de gemir.

Al poco rato, el alfa le tomó la muñeca y la olió para después comenzar a lamerla con suma delicadeza. Cuando ya no pudo más, suavemente la mordió, aumentando poco a poco la presión hasta romper la blanca piel con sus colmillos.
Coro soltó un quejido más bien parecido a un gemido mientras una ola de placer lo recorría.

♕𝒞𝑜𝓇𝑜𝓃𝒶♕ ✧˚‧[𝒪𝓂𝑒𝑔𝒶𝓋𝑒𝓇𝓈𝑒]‧˚✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora