♕𝒞𝑜𝓇𝑜𝓃𝒶♕ ✧˚‧[𝒪𝓂𝑒𝑔𝒶𝓋𝑒𝓇𝓈𝑒]‧˚✧

𝒱 ∙♔∙ 𝐿𝒶 𝓇𝑒𝓈𝒾𝓈𝓉𝑒𝓃𝒸𝒾𝒶

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Llegaron con la luz alta de la mañana al gigantesco edificio de apariencia abandonada.

Habían comenzado a caminar de regreso desde el inicio del amanecer.

Bueno, en realidad Erik se había puesto en marcha desde temprano con el omega aún descanzando. De hecho, Coro despertó una hora después de que el alfa hubiera comenzado a caminar cargando al bello durmiente en su espalda.

Apenas el albino abrió los ojos y se dio cuenta de dónde estaba, o más bien, encima de quien estaba, su rostro se tornó completamente rojo y comenzó a temblar de la vergüenza.
Erik se dio cuenta de aquella tierna reacción y no pudo evitar sonreír e incluso reír un poco por lo bajo.

—¿Su majestad por fin ha despertado? —Él ya sabía, era obvio. Pero quería escuchar su voz aunque fuera tan solo una leve respuesta. Su compañero era tan penoso y silencioso que hacía sentir solo al pelinegro a excepción de momentos contados.

Aquella falta de presencia combinaba a la perfección con su blancura, y creaban la apariencia de un fantasma... O de un esclavo. Uno que en vez de grilletes en los tobillos, tiene cadenas en el alma, en la mente y en el pasado.

—Sí... ya he despertado. —Dijo en un susurro. —Agradezco que me sigas cargando, incluso dormido, pero... Podría tratar de caminar si te parece bien. No sé cuánto tiempo me llevas cargando así que no sé si estás cansado. Aún así no quiero ser un estor...

—No eres un estorbo. —Lo interrumpió. Le gustaba escuchar hablar al omega, pero no si sus palabras tomaban esa ruta. No si era para despreciarse a sí mismo. —Ya te lo dije, cargarte no supone un problema para mí.

—S-sí... Lo siento...

Erik soltó un pesado suspiro. —No te disculpes.

Aunque Coro estuvo a punto de disculparse por disculparse, se logró morder la lengua antes de cometer el error y de paso tal vez enojar al alfa.

—... De acuerdo... Gracias. —dijo por fin acurrucando feliz y de manera discreta su cuerpo encima del alfa. Quien complacido por ese gesto lo dejó ser y sonrió un poco.

El resto del trayecto fue en silencio casi por completo.

—Algo huele diferente. —Dijo Lancel nada más entrar al edificio, seguido de Sila.

—¿En serio? Yo no huelo nada. —Respondió ella tratando de poner atención a los olores al respirar. —Una de las desventajas de ser beta. —finalizó ella con un suspiro. Sila realmente tenía un gran complejo con la clase a la que pertenecía, para ella solo había debilidades y desventajas.