Capitulo 7 - Nico -

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Una semana después del incidente de la cena, Nico aun seguía en el inframundo, pero esta vez a petición de su hermano.

Había conseguido hablar a solas con su padre, pero este le había dicho que sacarle era imposible y que si no dejaba de insistir le encerraria a el tambien. Nico era consciente de que la amenaza de su padre podía cumplirse y no tenía ningún interés en quedarse allí encerrado, encontraría otro modo de rescatar a su hermano. Pero mientras tanto, podía disfrutar de unos días de tranquilidad lejos del campamento, adoraba ese lugar, pero todos allí parecían querer gritar más que sus compañeros. El apreciaba el silencio, le resultaba relajante y tranquilizador. Además, su novio Will estaba visitando a su familia, así que prefería quedarse en el inframundo mientras tanto.

Por eso le molestaba tanto cuando su hermano y ese extraño fantasma pasaban horas discutiendo. Al principio trató de hacerlos callar, pero le ignoraron. Así que ahora simplemente los ignoraba y cambiaba de habitación.

El problema estaba en que ahora mismo estaban discutiendo de nuevo y no podía marcharse de ese lugar. Estaban en la biblioteca de Hades, un lugar que la mismísima Atenea envidiaria, poseía una inigualable colección de escritos antiguos, además de libros inéditos. Una gran ventaja de reinar en el inframundo, es que todos los escritores mueren y una vez en tu reino les puedes obligar a seguir escribiendo libros para ti. Así fue como Hades consiguió esa inmensa biblioteca.

La biblioteca se encontraba en la parte alta del palacio, grandes columnas de obsidiana se alzaban cada pocos metros y entre ellas, estanterías creadas a partir de huesos soldados entre sí, todo ello iluminado por cientos de antorchas, que le profería un aspecto aún más espectral al lugar.

Nico disfrutaba ese lugar, la decoración era un poco tétrica pero le gustaba y siempre estaba en silencio, pues nadie subía nunca allí, solo su hermano y en raras ocasiones su Padre, sabía que su otra hermana adoraba la biblioteca, pero desde que se marchó a estudiar en la universidad de florida, apenas podía verla.

Hacia ya un par de horas que estaban discutiendo y la cosa no tenía pinta de que fuera a terminar rápidamente si alguien no los detenía, aun asi, Nico prefirió no intervenir, de momento.

--Te e dicho ochenta y siete veces que estoy trabajando, ¡marchate! -- le gritó exasperado.

--Y yo te he contestado todas las veces que me aburro, que me hagas caso.

--¿Qué es lo que no entiendes de "tengo que trabajar"? Porque es una frase muy sencillita, creo que hasta alguien como tu seria capaz de comprenderla.

--¿Qué quieres decir con "alguien como yo"-- le pregunto con la mirada molesta.

--Ho, disculpa, ¿he sido muy sutil? Te estaba llamando estúpido.-- sonrio sarcasticamente.

--No soy estúpido, soy hijo de Atenea y tengo dos carreras universitarias-- alzó el mentón, como hacía cada vez que mencionaba lo de las carreras.

--Y entonces ¿porque te cuesta tanto entender que quiero trabajar en paz?

--Porque me aburro y eres el unico que me hace caso-- respondió encogiéndose de hombros con indiferencia.

--¡Por los dioses!-- dijo cada vez más frustrado-- Marchate de una vez.

--Oblígame-- dijo como única respuesta, mientras ponía un amirada que siempre hacía que Eric le gritase.

--¡¿Porque se me castiga así!? ¿porque te ligaste a mi?-- cruzó los brazos sobre uno de los pergaminos y metió la cabeza entre ellos.

--Porque me gustan tanto o más, como molestarte.-- continuó con su mirada pícara.

--¿Y por eso me torturas y no me dejas trabajar?-- su voz sonó un tanto amortiguada, pues su cabeza seguía cubierta por sus brazos.

Memorias del Campamento MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora