Capítulo 21: Protegerte con mi vida (Shinomiya).

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—¡____!

Me sobresalté al escuchar una voz familiar pronunciar mi nombre detrás mío, me giré lentamente, era...

—¡Shinomiya!

Vi su rostro un instante antes de desaparecer entre la gente que brincaba y bailaba, el pobre intentaba salir, pero todos sus intentos fallaron al verse arrastrado nuevamente dentro de la barrera humana. No supe en qué momento ya me estaba acercando con paso apresurado hacia él, siendo su corbata lo primero que conseguí sujetar, halé de ella logrando sacarlo de ahí.

—¿Estás bien? ¡Casi no sales de esa!—   Pregunté una vez que lo conduje hacia las mesas de bocadillos y me apropié un par de sillas plegables. Pero pasaron varios segundos sin que obtuviera respuesta, y a juzgar por su mirada perdida, pareciera que tenía otras cosas en mente y seguramente ni siquiera me había escuchado. Me incliné hacia adelante para agitar mi mano frente a su rostro, hasta que por fin reaccionó. —¿Hola? ¿Tan traumático fue que ya olvidaste cómo hablar?

—¡Ah! Perdóname ____.—    Se encogió de hombros, apoyando sus brazos sobre sus piernas mientras sus manos se entrelazaban y retorcían de manera nerviosa.   —Es sólo que estuve pensando en… Bueno, tú sabes, éste año fue bastante intenso y…

En un punto comenzó a balbucear, entre el debate sobre si se animaría a ir al grano o divagar evadiendo el tema su rostro reflejaba miles de cosas y yo era la única espectadora; cómo sus cejas se contraían con angustia, su quijada se tensaba o incluso algún rastro de color rojo queriendo apoderarse de sus mejillas.
Retrocedí para apoyarme en el respaldo de mi asiento, y observándolo fui presa de mi propia mente la cual no dejaría ir tan fácil la nostalgia por la cual me había aislado en primer lugar. La adorable torpeza de Shinomiya sólo contribuyó a que más recuerdos se aglomeraran en mis pensamientos… Ahora era yo quien estaba distante, perdiéndome por completo de todo lo que él me decía, para mis oídos, sus palabras fueron incomprensibles, excepto por las últimas.

—Oye, ¿Qué tienes?—   Su brazo derecho pareció moverse con toda la intención de tocar mi mano, pero al final no lo hizo. Se limitó a

—Sólo me puse algo sentimental, necesitaba un momento. Pero no le des importancia, fue por algo tonto.  

Y era verdad, para mí era un motivo estúpido y el hecho de que me afectara al grado de ignorarlo… Quizás empezaba a sentir algo de culpa.
Por otro lado, Shinomiya parecía hacer caso omiso a todo lo que dije, pues ahora su aspecto irradiaba seriedad, al igual que su voz una vez que me habló.

—¡Lo siento mucho! Soy un idiota.  Debí darme cuenta de que no estás bien, y seguramente no es el momento para…—   Se calló antes de terminar y tragó saliva con pesadez. Por un instante distinguí un ápice de pánico y arrepentimiento en sus ojos.   —Nada, olvídalo. Será mejor que me vaya.

—¡No!— En un instante él ya estaba de pie y alejándose con rapidez, me levanté para así alcanzarlo y sujeté su brazo con firmeza.   —Yo soy la que debe disculparse. Te prometo que tienes toda mi atención esta vez.—   Una corazonada me urgía a no dejarlo irse. Tenía que escuchar lo que tanto le estaba costando decir, y un vistazo cargado de determinación bastó para convencerlo de continuar.

—Ehh, pues...—   Respiró profundamente, una vez exhaló, parecía menos nervioso, sólo un poquito.   —Pensé mucho en si debía... Después de todo terminé apreciando demasiado éste año con los demás y contigo, ¡Ah! Como la vez que tuve que llevarte tu bra... No, eso no suena bien. ¡Mejor como aquella vez que fuimos a la playa y entonces mi traje...! No. Eso es peor, maldición. Sabes que te aprecio mucho y...

—Tú también me gustas, Shinomiya.—   Ahora que estaba completamente segura de lo que estaba tratando de decir, lo interrumpí casi en un acto piadoso de evitarle más trabas en ese curioso intento de declararse.

—La cosa es que tú... Espera, ¿Qué?

Lo siguiente fue un momento incómodo. Al parecer mi supuesto entrenamiento sobre el romanticismo con juegos otome no me servirían de nada, no tenía idea de qué decir y mi cuerpo se negaba a hacer movimiento alguno; al parecer ambos estábamos en las mismas, solamente la bizarra combinación de nuestra mutua ilusión e inexperiencia que se reflejaba con miradas.
Nos tomó un poco entender que las palabras eran lo de menos, fue él quien dio el paso, acercándose decidido con mis labios como su objetivo.

Pero. No contaba con que los centímetros extra que mis tacones me concedían serían suficientes para que la diferencia de estatura jugara en su contra y que apenas consiguiera un ligero roce.
La escena fue tanto adorable como graciosa y ambos dejamos que las risas fluyeran hasta paulatinamente calmarnos, entonces Shinomiya intentó nuevamente. Parándose de puntitas por fin nuestros labios se encontraron propiamente, y con ello los sentimientos que habían aguardado pacientes por fin pudieron ser libres.

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Perdonen el pequeño retraso :')
Final del senpai 27/09/2020

La hermana de Kae   [WGMD] {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora