Capítulo Cuatro

2.4K 196 20
                                    

Amber realmente no podía procesar toda esa información.

Sarah decía que ella era una Defectuosa pero no tenía los ojos grises y mucho menos el cabello, si estuviera teñido, el tinte ya se habría caído y jamás —en lo que respecta a su corta vida— había usado pupilentes o alguna otra cosa que hiciera que sus ojos cambiaran de color, aparte, nunca había tenido una manifestación de sus dones.

—Dijiste que soy una de esas... personas. —Trató de buscar otra palabra pero defectuosa retumbaba en su mente—. Pero no tengo ningún rasgo que me permita saber que soy una.

—Antes de poderte explicar mejor todo, necesito que me digas cómo es que termina ese sueño.

—Con mi padre gritando mi nombre... después de eso el sueño comienza a oscurecerse y luego desaparece.

—Bien comenzaré desde ahí. —Se apartó de la ventana y volvió a sentarse en el sillón en el que estaba antes, tomó una de las pulseras que traía, era de color dorado, tenía una pequeña piedra blanca en el centro y se la quitó—. Dame tu mano.

Dudó un poco, fue estirando lentamente la mano izquierda, percatándose de que el cabello de su tía se iba tornando poco a poco de un color plata de ciertas partes y sus ojos, que antes eran cafés, tenían la mayor parte de ellos de un gris oscuro, lo único que quedó del color normal fue la orilla del iris.

Inmediatamente al tocar la yema de los dedos de Sarah, la vista de Amber comenzó a cambiar. Hubo una especie de explosión delante ella, trató de apartar la mano, pero Sarah la apretó mientras le repetía:

—Realmente no está pasando, sólo lo estás viendo tú. —Su voz se escuchaba lejana y con eco.

Al terminar la explosión de colores, se encontraba en el mismo callejón que había visto en su sueño. Escuchó a su padre gritarle, pero esta vez el sueño no se desvaneció.

Ella misma se veía, con once años, era como si estuviese viendo una película. Observaba a una pequeña niña de cabello lacio color café, sus manos temblaban y su piel se veía pálida. Amber estaba presenciando todo desde un lado del callejón pero podía sentir lo que había sentido en ese momento.

Arthur había llegado corriendo con ella. La abrazó como si fuese la última vez que iba a poder hacerlo, abrió los ojos en medio del abrazo y vio al Agente que su padre había derribado anteriormente corriendo hacia ellos, alzó la pistola que traía y fue cuando Amber soltó a su padre. Se imaginó que él no se dirigía hacia ellos, que soltaba el arma que acababa de alzar, su cabello se empezó a teñir desde las raíces del color plata con más intensidad que había visto y el color miel de sus ojos se remplazó por uno gris luminoso, casi blanco.

El Agente cayó de rodillas a pocos metros de ellos, puso sus manos en su cabeza por el dolor que sentía, Amber comenzó a posicionar sus manos como si estuviera sosteniendo algo y un destello azul comenzó a salir de entre éstas. Veía pasar todo lo que había transcurrido como si fueran imágenes desde el punto de vista del uniformado y comenzó a borrarlas, una por una, pero algo salió mal, en su cabeza también empezó a surgir cierto dolor. El destello comenzó a hacerse más grande, su centro se había vuelto más brillante y parecía que salían vidrios rotos de el.

La cabeza le dolió a tal grado que terminó desmayándose, el destello se deshizo como en la explosión que había visto al principio, arremetió contra el Agente y dejó de respirar.

La visión terminó, se alejaba de Amber cada vez más hasta que regresó a la habitación donde estaba. Tomó una bocanada de aire y durante unos minutos no dijo nada. Tenía la vista clavada en el piso aunque no lo estaba viendo, sus ojos seguían en aquel recuerdo.

—Ahora que ya lo viste, voy a explicarte lo qué pasó después. —Tragó saliva, como si le pesara contárselo—. Tu padre tenía miedo de lo que podría pasarte, creyó que lo dejaron ir para investigar si tú habías heredado los dones de tu madre, así que le pedimos ayuda a la hermana de Elizabeth, su nombre es Wlayshell, ella también es una Defectuosa, el Gobernador no se dio cuenta de que lo era porque los pupilentes que usa son café oscuro y su gris original es bastante pálido, fue fácil de esconder; su cabello no tiene nada de gris, estuvo cuidándote a distancia. Trabaja en el Edificio Principal, nos ayudó a borrar el registro de que eres hija de Arthur.

—¡¿Qué?!—exclamó.

—Amber, ante los ojos de todos tú eres mi hija, cuando te registré dije que te había encontrado en la calle y que no sabías quienes eran tus padres. Con el don que tengo borré todo recuerdo de aquella situación, pero creo que no lo hice bien, se suponía que ibas a recordar todo cuando te lo contáramos, no antes.

—¿¡Y por qué esperar tanto!? —gritó—. ¿Por qué esperar a que mi padre desapareciera para decírmelo?, ¿realmente lo iban a hacer?

—Sí, queríamos esperar a que tus dones se manifestaran, pero no ha pasado otra vez. Amber, acabaste con la memoria de ese Agente a los once años, destruiste su mente a tal grado que no pudo más y murió. No sé que don tengas, jamás lo había visto y creo que nadie nunca lo había hecho, pero sea lo que sea créeme, es muy peligroso.

Amber se tranquilizó, no podía culparlos, comprendía que lo único que buscaban era protegerla. Lo que hizo a los once años no lo había vuelto a hacer, mató a un Agente por no saber cómo controlar su don. Tenía tantas preguntas, pero no sabía por cuál empezar.

—¿Y por qué mis ojos no grises o el cabello? Se supone que si tengo un don deberían de ser así.

—Eso es otra cosa que he tratado de averiguar —suspiró y clavó su vista en los ojos de Amber—. Hay un cuento, por decirle así, entre los Defectuosos. Dicen que en algún momento iba a nacer una persona tan poderosa que podía hacerse pasar por una alguien normal, que podía salvarlos a todos, pero también que podía destruirlos. No sé si esa persona puedas ser tú, pero no había sentido un don tan fuerte como el tuyo, el más poderoso que llegué a ver fue un chico, tenía seis dones, pero sus ondas eran algo débiles. Amber, estoy segura de que nadie puede hacer lo que hiciste hace seis años.

—Pero no lo entiendo. —Realmente estaba muy confundida y tenía poco tiempo, no sabía dónde se encontraba su padre ni por donde tenía que empezar para encontrarlo—. Si no sé qué puedo hacer, ¿cómo voy a controlarlo?

—Wlayshell sabe dónde hay varios Defectuosos escondidos, quizá alguien de ellos pueda ayudarnos.

Antes de que pudiera decir algo tocaron la puerta repetidas veces, Sarah volvió a colocarse la pulsera que antes llevaba y su cabello gris al igual que sus ojos desaparecieron, se levantó a entender a quien estaba tocando, indicándole a Amber que se quedara sentada y que no saliera si ella no se lo decía.

Tomó la perilla de la puerta y a la vez posaba un dedo en el pestillo

—¿Quién es? —preguntó con voz elevada para que pudiera escucharse al otro lado de la puerta.

—Soy la Agente Alexia Johnson, vengo de parte del Gobernador. —La chica trató de agudizar su oído para escuchar si había alguien más—. Necesito hacerle unas preguntas.

DefectuososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora