Capítulo Dieciocho

543 62 7
                                    

Después de la pequeña conversación con Lara, Amber se había quedado llena de preguntas y si fuera por ella las habría hecho todas, pero Lara le pidió que descansara y le dijo que cuando se sintiera mejor podía ir a buscarla para hablar con ella.

Amber había escuchado a Jaden y a Lizet conversar, así como escuchó que Lara los sacó de la habitación, diciéndoles que les avisaría cuando despertara. La chica llevaba aproximadamente dos horas queriendo abrir los ojos, pero había algo que no se lo permitía. Escuchaba lo que pasaba alrededor de ella; los pasos en el pasillo, el sonido lejano del ascensor, las voces de la poca gente que pasaba cerca del cuarto, y el ir y venir de la persona que supervisaba si ya había despertado. También escuchó el fuerte jadeo de Lizet cuando la vio en la cama y el sonido de sus pies cuando se fue corriendo a buscar a Jaden.

Sabía que Jaden vio lo que la había dejado inconsciente, y que a pesar de haberlo logrado, lo único que consiguió fue confundirse más. Amber estaba pidiendo mentalmente que no fueran a verla, Lara le había pedido ser discreta y evitar hablar del tema con alguien que no fuera ella, pero los Laam ya sabían lo que le había pasado, o al menos tenían conocimiento de una parte, no iba a poder mentirles diciéndoles que se había desmayado porque estaba cansada, o porque el esfuerzo que hizo entrenando fue demasiado. Sabía que los dos tendrían preguntas que desgraciadamente ni siquiera ella podría contestar.

Repasaba lo que le había pasado una y otra vez en su cabeza, y entre más lo hacía, más le daba crédito a las palabras de Lara. Mientras estaba en el centro de entrenamiento practicando la crioquinesis, el otro don había tomado completa posesión de ella, de sus movimientos y de su cabeza; no fue como en días anteriores, cuando el sentimiento de frustración la inundaba mientras intentaba practicar y hacía que una chispa repentina de algún don saliera de sus manos lastimándole los dedos. Había sido completamente diferente, como si ella fuera una marioneta y alguien hubiera comenzado a tirar de los hilos para controlarla, y como si ese alguien pudiera reproducir en su cabeza los pensamientos que quisiera.

Los recuerdos de Sarah la habían llenado de rabia. Quería sacarlos de su cabeza y eliminarlos uno por uno. Odiaba que la mayoría los recordaba a la perfección y que aún no podía comprender el porqué de sus acciones.

Soltó un largo suspiro y otro recuerdo vino rápidamente a ella: el día en el que Alexia fue a buscarlas. Debido a lo que le había dicho Sarah acerca de su don, había querido borrar la memoria de los Agentes que estaban afuera de la casa, y tiempo después mientras iba caminando escuchaba a las personas decir que dos Agentes habían aparecido muertos en una calle.

—Sarah... —soltó en voz baja y comenzó a alterarse. Recordó que la cabeza había comenzado a dolerle después de que la imagen de su tía apareció en su mente. La idea de haberla matado hacía que tuviera sentimientos encontrados. Sabía que los había delatado y por eso ahora su padre seguramente estaba sufriendo; Jaden había llegado casi muerto en los brazos de Gabriel; y había golpeado a Lizet hasta dejarla inconsciente. Una parte de ella quería que sufriera por haberles dado la espalda y de cierta forma, el hecho de pensar que tal vez había experimentado el mismo dolor que ella le causaba satisfacción. Y eso le aterraba, sabía que no tendría temple para asesinarla si la tuviera enfrente, pero muy en el fondo deseaba que estuviera muerta.

La impaciencia y el deseo de saber qué era lo que realmente podía hacer aquel don pudieron más con ella que la necesidad de descansar. Aún le dolía un poco el cuerpo, le costaba mover los brazos y sentía que la cabeza le pesaba, pero tenía muchas preguntas y Lara tenía las respuestas.

Se incorporó de la cama, moviendo sus piernas para quedar sentada al borde. Cerró los ojos y llevó su mano izquierda al hombro derecho y comenzó a moverlo en círculos; el brazo derecho era el que más molestia le causaba. Continuó así unos minutos, esperando que el dolor disminuyera un poco.

DefectuososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora