Almorzando en la universidad, la comida más importante del día según mi criterio, me preparo tanto física como mentalmente para lo que me depara el resto del día con mis aburridas materias y profesores...Sin embargo, todo se va al demonio, cuando llega alguien insoportable al comedor.
-¡Pero miren a quien tenemos aquí en el comedor, muchachos!- la voz de Frederick hace estremecer mi cuerpo de miedo, sabiendo que seré víctima de su maltrato otra vez.
Va acercándose a medida que habla, siendo bastante alto (más alto que yo, y eso que tengo una altura mayor del promedio). Su cuerpo robusto va en la delantera de su grupo de tres, teniendo atrás suyo a sus “amigos”, que más bien son sus perros falderos, los cuales lo siguen donde sea que vaya, como unos correctos súbditos.
-¿Ahora qué es lo que quieres? Estoy tratando de almorzar- se lo digo en un tono desafiante y sin importarme las consecuencias.
Frederick empieza a reírse a la par con sus amigos y la gente del comedor pone sus ojos en nuestra dirección. Luego se detiene y se acerca a mí –Es mejor que aprendas a respetarme, si es que no quieres salir mal de aquí- dice recalcando cada maldita palabra.
Esas simples palabras salidas de su boca de matón encienden la rabia en mi interior.
-¡¡A mí no me vengas a amenazar maldito imbécil!!- digo ferozmente y con fuerza, haciendo que todos los espectadores del comedor guardaran silencio. -No te tengo miedo, ni a ti ni a los idiotas que tienes por amigos- continúo.
Apenas suelto esas palabras, me doy cuenta de mi gran error.
-¡QUE MIERDA ACABAS DE HACER MARK!- pienso.
Fred pasa la mano por su rostro, lleno de ira en sus ojos para luego agarrarme de la camisa y sacarme del comedor volando.
–¡¡Date por muerto, Mark!!- lo grita mientras todos los demás universitarios hacen un círculo como “cuadrilátero de combate”, preparándose para el gran espectáculo que se viene, mi matanza.
Solamente me queda cuadrarme y esperar un milagro esquivando sus golpes.
–¡JA! No me hagas reír, tú no eres de pelear, ¡¡Estás acabado!!- de un momento a otro, no veo sus movimientos hasta que dos golpes de él encestan en toda mi cara, dejándome tambaleando y ya con sangre en mi rostro.
-Estoy demasiado jodido- me digo a mí mismo con una estúpida sonrisa sin sentido en mi cara y viendo a Fred como disfruta los halagos de la gente.
Tan solo ver ese aire de superioridad en él, entro en una cólera abundante y me propongo a darle un golpe. El cual es esquivado y me es devuelto en todo el abdomen. Lo que me deja arrodillado ante él, lo peor que pudo haber sucedido.
Me da la espalda para celebrar su victoria. Y fue en ese momento que me levanto y le doy un golpe en toda su “perfecta” cara.
No se mueve, no da reacción alguna y la pequeña multitud congregada a nuestro alrededor se queda en completo silencio. Y eso solo significa una sola cosa.
-Oh mierda...- digo en el momento que Fred se voltea lentamente para verlo sangrar por su nariz un poco chueca y con sus ojos llenos de “te asesinaré”.
Me alza desde mi camisa y me empuja de un golpe hacia el piso. Ahora si estoy perdido. Lleno de sangre y tirado en el piso veo como se acerca a mí. Decido levantarme y quedar en pie, esperando el golpe final, para que así no quede en ridículo y conserve algo de mi dignidad ya perdida.
Cierro mis ojos esperando el dichoso golpe, pero de la misma forma, el bullicio de la multitud queda en silencio una vez más, y al abrir mis ojos, mi vista es tapada por una sombra.
Un chico del mismo físico y altura que yo, se mantiene al frente de Frederick. Emitiendo miedo a él y sus secuaces, causando que se fueran.
Aquel chico se voltea, pero no logro distinguir su rostro debido a los golpes que recibí en el rostro y me tienen completamente mareado. Tan solo le doy una sonrisa para luego decirle –Gracias...- y caer inconsciente en el suelo y sumirme en la total oscuridad.
…
Levanto de golpe en la cama donde estoy recostado, y confundido del por qué estoy allí. No es mi casa, esto es un departamento, un cuarto diferente del mío y femenino; se me hace conocido, pero no sé de dónde. La pelea contra Frederick aún me tiene sin mis cinco sentidos funcionando correctamente.
Sin embargo, en un momento entra una chica con un poco de comida y bebida en sus manos. Deja todo en un modular que tiene cerca y corre a abrazarme, y sin pensarlo dos veces, la abrazo con muchas fuerzas. Esa chica es Krista, mi novia.
-Me alegra ver que estás bien, cariño- dice mientras me abraza y se aferra cada vez más a mí. Me hace bien estar entre sus brazos, me da una gran tranquilidad.
-Me alegra verte a ti también, pero…- ella se aleja de mí para verme confundido y esperando mi pregunta para responderla, estando totalmente relajada. – ¿Cómo es que llegué a tu casa?- es mi única duda a la que no encuentro respuesta propia.
Ella se sienta bien y con una sonrisa me dice –tu amigo el que te defendió, ayudó para que te trajera a mi departamento, yo no iba a poder sola-
¿Amigo?
Todos mis amigos cercanos le temen a Frederick y a sus secuaces. Por más que me mate pensando, no recuerdo quien pueda ser.
-Pero todos mis amigos le temen a Fred, Krista. No sé quién pudo hacerle frente- un poco asustada, Krista empieza a verme con preocupación.
–Tranquila amor- digo tratando de tranquilizarla. -Pudo haber sido alguien que recién haya conocido y como me vio en problemas, me ayudó. Tú sabes cómo olvido todo, soy un poco despistado con las caras- Eso la hizo sonreír y le dio más calma.
De repente, recuerdo que Krista no es la única que se preocupa por mi bienestar.
¡MIERDA! ¡Mi familia! –Krista, ¿mis padres saben de esto?-
-Por supuesto que lo saben, pero no te preocupes, no fue por la universidad, yo los llamé y les conté todo según lo que me han contado. No están enojados, pero si preocupados, en especial tu mamá. Ya mismo llegan acá-
Eso es un alivio; saber que mis padres no me matarán, pero ahora me tendrán peor que bebé cuidando y odio eso.
De repente empiezan a tocar la puerta de una manera que conozco.
Definitivamente esa es mi mamá desesperada por querer entrar a cuidarme. Krista empieza a reírse porque también conoce el golpeteo. –De seguro es tu mamá, deja les abro y los traigo acá- me da un beso en la frente y me devuelve una gran sonrisa.
Como me encanta verla sonreír.
De un momento a otro, siento una terrible angustia que me carcome por dentro como un animal para adentrarse en lo profundo de mi cerebro y cauarme un gran dolor de cabeza.
No puedo dejar de pensar en quien pudo salvarme de las garras del “poderoso” Frederick Walsh.
-¡¡MARK!! PERO ¡¿¡¿QUÉ TE PASÓ?!?!- grita mi madre al ver mi demacrado cuerpo en cama.
-También me da gusto verte, mamá- digo en tono burlón y cansado para que no se preocupe tanto y sepa que estoy bien.
-¿Mas que sea le diste un golpe decente?- pregunta mi padre, detrás de mi madre, sabiendo que la violencia no le gusta a ella.
-No salgas con tus tonterías, sabes que él no es de pelear y….-
-Si, en la cara, por eso me ves así.- La corté.
-Ahora todo tiene sentido, pero bueno. Ahora solo toca que te recuperes y que no hayas conseguido problemas en la universidad- Anuncia mi padre con tranquilidad.
-No se preocupe señor- dice Krista en la conversación. –Ya averigüé todo y me dicen que ninguna autoridad se ha enterado del acontecimiento–
-De todas formas, iré a la universidad para confirmar que todo esté bien-
Escuchar esas simples palabras, activan de nuevo mi rabia. ¡Por el Creador!, ya estoy en la universidad, no necesito que mis padres, o cualquier otro me cuide.
La rabia me hervía la sangre.
-¡NO!- con mucho dolor en el cuerpo, me incorporo para ponerme firme ante él, intentando hacerle frente. –¡Estoy harto de eso!, si no me dejas defenderme solo, seré el hazme reír de todo el mundo, ¡Y YO NO SOPORTARÉ ESO NUNCA MAS!- digo con desprecio, pronunciando cada palabra lentamente, con mi ira presente en cada una de ellas.
-Pero Mark...- dice mi madre. Pero antes de que termine, salgo de la habitación lo más rápido que puedo evadiendo cada comentario.
La ira me nubla la mente por completo, sé que mi reacción esta siendo exagerada, pero es algo difícil parar todos los sentimientos que bullen en mi interior.
Quería tener al jodido de Frederick al frente para demostrarle que puedo ofrecer una mejor pelea.
-Para encestarle sólo un golpe y terminar medio muerto en casa de tu novia, ¿no?- Me replica mi subconsciente. Ese pensamiento sólo me provoca más ira. Era completamente consiente que jamás podría con Frederick.
¡COMO ODIO SER TAN DÉBIL MALDITA SEA!
ESTÁS LEYENDO
OUT OF CONTROL
RandomLa ficción es algo que muchos quisiéramos en la realidad, incluso para quien realmente sufre como lo es Mark. Los años de maltrato en el instituto lo habían corrompido, volviendo su corazón oscuro, siniestro y violento. Sin importar el daño que pod...