34. Destrucción

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POV KRISTA

Raguel, Uriel y otros ángeles nos encontramos en mi hogar, para debatir sobre el nuevo rumbo que debemos tomar con la caída del Reino Celestial. Y la forma de recuperarla de alguna manera.

El resto de los ángeles se adaptaron a la vida de los humanos. Actuando como tales y llevando una vida normal. Pero en sus corazones aun reside el sentimiento de volver a su verdadero hogar.

Todos rodeamos el gran mesón de la cocina. Mientras que, en la misma, se encuentra la poderosa espada que nos entregó Lexu antes de su perecimiento. Alhant.

-¿Qué tenemos que hacer ahora?- exclamo Raguel en un susurro. Tirándose para atrás y cruzando sus brazos en su pecho.

-Quisiera saberlo para que ya no existan más problemas- digo en tono bajo.

-No entiendo porqué el maestro nos entregó el tesoro del Reino Celestial...- dice con frustración Uriel. -Ninguno de los que nos encontramos aquí somos dignos-

-¿A qué te refieres con eso?-

-Una antigua profecía lo dice. La espada divina Alhant y el escudo divino Ahaiah, las dos armas más poderosas de todos los mundos anormales fueron repartidas al Reino Celestial y el Reino Oscuro para el equilibrio de la vida. Ya sea una deidad de la luz, deidad de la oscuridad; un ángel o demonio que se asemeje al poder de ellos, pueden usar dichas armas y explotar su máximo potencial. Pero para activarlas, se necesita energía oscura y celestial. Estas armas son lo suficientemente destructibles como para acabar con cualquier deidad. Sin embargo, aquel que sostenga ambas armas, tendrá dominio total sobre la vida misma, y será un ser indestructible-

-Eso quiere decir... que, ¿Si queremos vencer al Reino Oscuro, Alhant necesita la energía oscura?-

Raguel asiente para responder mi pregunta.

Entonces para que el Rey Demonio active Ahaiah, necesita la energía de la deidad celestial o de un ángel que asemeje su poder... Pero ningún ser celestial se asemeja al poder de... Lexu...

-Mierda...- digo mientras asiento mis manos con fuerza sobre el mesón. -El cuerpo de Lexu. Lo tienen ellos, y si extraen la energía de él, pueden activar el escudo-

-Entonces esa fue la razón por la cual el maldito de Mark se llevó el cuerpo del maestro- dice con furia Raguel.

-¡Oye!- refuto. -No voy a permitir que te dirijas de esa manera a él-

-¡¿Y cómo quieres que me dirija ante el asesino de mi maestro?! ¡Respóndeme!- exclama con fuerza Raguel.

-Como tú quieras, pero sin faltar el respeto. Aunque esté en el bando equivocado, yo sé que volverá a ser el de antes...- digo mientras me levanto para estar frente a todos. -El Reino Oscuro es muy traicionero. Y Mark no tolera eso-

Todos regresamos la mirada a la espada en el mesón. Pensando como poder activarla y luchar ante el Rey Demonio que puede atacar el mundo con el escudo divino.

-No pierdo nada con intentarlo...-

Tomo el arma con mi mano, sujetándola con fuerza y blandir la misma con gran velocidad.

Es una espada muy liviana y se siente claramente la energía celestial emanando en su interior.

La extiendo al cielo, para empezar a transferir mi energía oscura, y de alguna forma poder activarla.

En un momento, la espada empieza a tomar brillo. Tomando un gran poder mientras energía celestial comienza a rodear la espada.

¡Está funcionando! Si logro transferir todo mi poder, podremos ser capaces de hacerle frente al mundo oscuro y obtener la paz de todos.

OUT OF CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora