Cap.22 Lo habían conseguido

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Por primera vez habrá un POV por parte de Theo!! Siento tardar en subir pero estuve con falta dee inspiración. Esta vez os pongo aquí la nota, espero que os guste el capi y nos vemos en el próximo. Ya quedan como uno o dos capis más epílogo :((((  casi nada, que pena que todo acabe. ¿Alguien tiene idea de como piensa acabar la historia? Vamos proponer cosas que al mejor comentario le dedicaré el epílogo a tal persona!! Tenéis este capi y el siguiente para comentar!!!!

Cap.22 Lo habían conseguido





-No me puedo creer que habéis hecho todo eso para que os lo cuente.

-Somos tus amigos ¿no?- estallaron en carcajadas todos, pero la persona que se encontraba en la pantalla del portátil habló.

-Tengo que despedirme chicos, mucho trabajo ya sabéis.- se despidieron de dicha persona y se miraron entre ellos.



Horas antes...



Paula


Giro, pierna arriba, mano derecha a un lado y la izquierda al otro. Media vuelta, sentadillas con las manos sobre las rodillas, cuello en alto, otro giro...

-¡Mierda!- solté cabreada.

Era la sexta vez que intentaba el maldito paso, pero siempre me quedaba en la misma posición y no lo podía acabar bien.

-Venga Paula, última vez.- me dí ánimo y volví a repetir el paso.

Segundo giro con cruce de pies, estiro brazos, salto y abro piernas. Mano derecha abajo e izquierda arriba, vuelta y fin.

-Bien.- aplaudí orgullosa.

Ya estaba medio baile acabado, unos pasos más y tendré todo listo para el día.

Llevaba unos días bastantes agotadores y todo por culpa de lo que me contó Pablo. Había noches que no podía dormir, pesadillas que me hacían despertar sobresaltada y sudada. Sin ánimo a seguir con mi vida y triste por mi familia. Mis padres se estaban divorciando y yo aquí disfrutando de mi sueño. Me costó lo suyo no decirle la verdad a mi hermano de que podía caminar, pero tenía que esperar. No era el momento para una noticia como esa.

-Aquí estabas.- apareció Theo asustándome.- Te estaba buscando.

-Ya me encontraste.- reí y fui a por mi botella de agua, la cual le di un largo trago.- ¿Qué pasó?

-Me enteré que habías venido a ensayar y decidí saludarte. No sabemos nada de ti desde hace días...- y era cierto.

Desde el día que me enteré de todo no volví a ser la misma. Entre que Raúl no volvió a llamar y me mi ánimo estaba por los suelos, decidí seguir a mi rollo pero sin depender de nadie. Cierto que en momentos como estos necesitas a tus amigos para que te ayuden, pero estaba mil veces mejor sola. Bueno, si quitamos lo de mejor, creo que entonces sí. Pero eso ahora no era importante.

-Solo quería descansar de todo.

-¿De nosotros también? Pensé que eramos amigos.- me daba pena todo esto, pero que podía hacer.

-He tenido malos días, solo eso.- guardé la botella en la mochila, la cual me la puse en el hombro.- Me tengo que ir, ¿nos vemos mañana?

No dijo nada, solo movió la cabeza en señal de vale, aunque sin estar muy de acuerdo y me fui de ahí dejándolo solo en la sala de baile.



Pablo


-No me puedo creer que se lo dijeras.- la bronca de mi madre continuaba.

-Mamá, ¿cuántas veces me dirás lo mismo?- me echó una mirada de odio.- Vale, continúa.- me dejé vencer y agaché la cabeza.

-Te dije que era mejor no contarle nada, que siga con lo que está haciendo lejos de aquí sin problemas. ¿Es qué no sabes que puede coger el primer vuelo y venir? No puede volver ¿lo sabes, verdad?

Levanté la cabeza y la vi parada frente mío con los brazos cruzados esperando a que contestara.

-Lo sé y se que es lo mejor para ella, pero algún día tenía que pasar.

-Algún día que no tenía que ser ese, hijo.- puso sus manos sobre su cabeza y me dio la espalda.- No sabes lo que has hecho, ahora tu abuela se enterara donde está, ese chico de enfrente también y no sé lo que puede llegar a pasar.

-Mamá tampoco dramatices tanto, solo le dije lo de vuestro divorcio y que ahora nos quedábamos aquí. Eso no quiere decir que todo el mundo sabrá donde está en estos momentos.

Se giró mirándome con el ceño fruncido pero por lo menos logré a que se tranquilizara aunque sea un poco.

-Espero que sea así y a tu hermana que no le entre la locura de volver.- y se fue de la cocina dejándome solo y pensativo.

Todavía seguía sin entender porque tanto drama con Paula. Cierto que no quiere que Javi se entere de donde está, pero no lo terminaba de entender del todo. Cosas de chicas supongo.



Theo


Me dejó solo y pensativo, no me cabía en la cabeza la forma en la que estaba actuando últimamente. Desde hace días está bastante rara y encima me miente diciendo que ha tenido malos días. Estoy seguro que es algo peor a eso, puede que tenga algún problema. Pero si no nos lo cuenta a nosotros que somos sus amigos, ¿a quién si no? ¡Claro! A su querido Raúl.

Desde que se fue del país está triste por él, eso tampoco lo entendía si dice ser que solo son amigos.

-¿En qué piensas?- Juliet se encontraba a mi lado y yo sin enterarme.

-Nada, solo vi a Paula y pasó de mi como de costumbre.

-Pasó por mi lado hace un momento y ni me saludó.- abrí los ojos como platos.

-¿En serio hizo eso?- la chica asintió.

-Ahora sí que se ha pasado. ¿Pero que mosca le ha picado ahora?

Nos quedamos pensativos los dos hasta que acabamos moviendo los hombros en señal de no saber nada. Se nos debería de ocurrir algo para que nos explique que le pasaba, la idea vino a mi sin a pensar, unos segundos después.

-Escucha lo que te diré y hazlo.

Le expliqué en diez minutos todo lo que tenía pensado hacer pero también necesitábamos la ayuda de Max. Por lo que le llamamos y se lo explicamos todo, por suerte aceptó ayudarnos y en menos de media hora nos habíamos reunido los tres para hablarlo más claramente todo este problema que ronda a nuestra querida amiga que nos echa de lado.

-¿Estás seguro de hacer esto?- me preguntó Max algo dudando.

-Es una opción para que nos cuente que le pasa. Si tenéis otras ideas, decirlas.

Los dos se miraron entre ellos, pero negaron con la cabeza dando a entender que no se les ocurría nada nuevo que podría servirnos.

-Manos a la obra.


Durante esas horas...


Entre que Juliet estaba haciendo su parte del trabajo que era contactar con una persona que era importante para conseguir su próposito y hacer que Paula hablé de una vez. Por otra estaba Max acompañando a su amiga de una tarde de películas y charla hablando del concurso, de como les iba su baile... En ese momento también estaba Theo que se ocupaba del lugar, que iba a ser en la casa en la que vivía. Había preparado todo tal y como tenía que estar.



Paula


La sorpresa de encontrarme a Max en la puerta me dejó estupefacta, porque ni me había llamado ni nada para avisar que llegaría. Luego de mandarme hacer palomitas y sacar algún tipo de refresco y ponerlo en la mesa de la sala de estar, nos tiramos en el sofá y entre risa y risa comenzamos a ver la película que se había traído. Algo de comedia y acción siempre viene bien para una tarde en la que te encuentras de los ánimos hacia abajo. En parte me había venido esta distracción, se lo agradecía bastante. Si no fuera por él, creo que me habría tirado al sofá y otra vez pensando en mis estúpidos problemas de vida.

-Creo que se lo va a cargar.- dije al meterme un puñado de palomitas en la boca y empezar a masticarlas.

-Yo creo que lo salvará.- le eché una mirada rápida pero volví mi vista hacia la pantalla de la televisión.

En la que en el mismo instante el chico bajó la pistola y no lo mató. Max saltó haciéndome reír y que varias palomitas se me salieran de la boca. Después de ver lo que había provocado el mismo estalló en risas y los dos acabamos con dolores abdominales de tanto reír.

Después de acabar la película, me dijo que me cambiara de ropa que quería que saliésemos a dar una vuelta, porque eso de estar encerrados todo el día tampoco era tan bueno. En principio me negué y las veces que intentaba sacarme a malas, un rotundo no salía de mis labios. Pero a fin de cuenta no me sirvió para nada, así que tuve que acceder.

Me cambié rápidamente y salimos a dar un recorrido por el barrio, hasta que nos encaminamos hacia una calle que me era bastante conocida.  La casa de Theo. Le miré de una manera confusa, pero nada salió de sus labios, por lo que decidí esperar para averiguar a que venía todo esto.

Minutos después habíamos llegado y mi querido amigo nos abrió la puerta, nos dejó pasar y fuimos hacia la sala de estar, en la que se encontraba Juliet sentada en el sofá. Que en cuanto nos vio llegar, se levantó para darnos un abrazo de saludo a cada uno. Mi mirada seguía en plan que no entendía porque desde un principio Max no me había dicho nada sobre esto. Pero algo estaban tramando, de eso ya no me cabía ninguna duda.

-¿Qué está pasando aquí?- logré preguntar al dejarme caer en el sofá al lado de mi amiga.

Los chicos se habían sentado en el sofá de enfrente y me miraban sin apartar la mirada. Esto estaba dando miedo ya.

-Queremos que nos cuentes que te sucede.- habló uno de ellos.

Ahora ya lo tenía todo claro. Hicieron todo esto para que les cuente que me sucedía. Más de una pregunta por mi parte, sonó a  una afirmación. Pero así era. Ellos habían hecho todo este teatro para que se lo cuente. No me imaginaba que algo así se les podría llegar a ocurrir.

Negué con la cabeza, dándoles a entender que no les iba a decir nada. Hasta que sacaron un portátil de abajo la mesa y lo pusieron sobre ella. Con solo darle un botón, en la pantalla apareció nada más y nada menos que...

-¿Raúl?

Estaba vestido de traje y parecía ser que se encontraba en su oficina. Su pelo estaba bastante bien arreglando con gomina y tras él se podían ver las vistas que daba la ciudad. Perfecto sin más.

-Hola enana. Ya que estoy aquí me gustaría saber que es lo que te pasa, para estar tan rara como unos pajaritos me han dicho.

Levanté las cejas y miré a cada uno de mis amigos que se encontraban con sus ojos sobre mi. Era incómodo en verdad, pero ya no podía hacer nada.

-Solo he tenido días malos, nada más. ¿Es que no me podéis dejar tranquila? ¿Y a ti que te pasó que no supe nada de ti?- fruncí el ceño y cambiando de tema.

-Eso ya lo hablaremos en otro momento, ahora cuéntanos que te pasa.- cuatro contra uno no hay derecho.

-Está bien, os lo diré pesados.

Y comencé a contarles la llamada que tuve con mi hermano y sobre todo lo que me contó. El divorcio de mis padres, la mudanza de mi madre y hermano en casa de mi abuela. Lo mal que me sentía al estar tan lejos de ellos y no preocuparme en nada. Había pasado meses aquí sin dar señales de vida casi y sin poder hablar con mi abuela. Ahora también entendía porque Javi contestó el móvil de Pablo, porque se encontraba con él. Entonces eso quería decir que seguía viviendo con su abuela.

Echaba de menos esos momentos que pasamos juntos. Las veces que me llevaba a pasear, a conocer nuevos lugares, los sueños que teníamos juntos. Y uno de ellos lo había cumplido pero sin él a mi lado. El mismo me prometió que volvería a caminar y estaría conmigo. Pero no pasó. Sí algún día me ve, puede pasar de todo.

Me había ido de las ramas. Cuando acabé de contarles lo que me pasaba, me callé y el silencio indundó la sala. Ya que era la única que hablaba en ese instante y ellos estaban callados escuchándome atentamente.

-Lo siento mucho Paula.

-No pasa nada, ya estoy acostumbrado a que me sucedan este tipo de cosas.- agaché la cabeza triste.

-Tienes suerte de que esté en España, pequeña.- aquello me hizo levantarla de golpe, el siguió.- Mañana mismo viajaré al pueblo de tu abuela y les haré una visita para ver como están. ¿Qué dices?

Me sorprendió, no pensaba mentir.

-¿De verdad harías eso por mi?

-Sabes que haría todo por ti.- una sonrisa se dibujó en mi rostro y le agradecí todo lo que estaba haciendo por mi.

-No me puedo creer que habéis hecho todo eso para que os lo cuente.

-Somos tus amigos ¿no?- estallaron en carcajadas todos, pero Raúl volvió a hablar.

-Tengo que despedirme chicos, mucho trabajo ya sabéis. Y ya te contaré como me fui la visita.- me guiñó un ojo y nos despedimos de él.

Después de eso estuvimos hablando un rato más, hasta que se hizo tarde y decidí volver a casa para descansar. Debía de coger fuerzas para estas últimas semanas que me quedaban.

Porque en cuanto me de cuente, ya habría llegado el día del baile final, de saber los cinco finalistas para concursar al concurso y entonces decidir que hacer. Si logro ser una de esas cinco personas, pensaba seguir con mi sueño, seguir bailando y darlo todo. Pero si no fuera así, cogería el primer vuelo para España. Pensaba volver con mi familia, ellos me necesitaban y yo no podría seguir perdiendo tanto tiempo para nada.

Solo faltaba esperar.

A un paso 2 © ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora