Epílogo

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Epílogo

Os estaréis preguntando como me estaba yendo la gira en la que me metí hace menos de un mes, pues os diré que por ahora iba de lujo. El primer país que visitamos fue París. Dios, fue una sorpresa total, como bien dijo David. Esa ciudad era maravillosa, era extraordinaria, perfecta y única. Siempre había soñado viajar allí y por las fotos o documentales me parecía bonita. Pero en persona era totalmente distinto. Con solo decir que me enamoré, lo digo todo. Por desgracia el tiempo que estuve ahí no logré contactar con Juliet, para vernos. La pobre estará más que ocupada.

Y bien, después de París, visitamos alguna ciudad más y nos fuimos por Suiza y Austria. Ahora me encontraba en el avión para dirigirme al siguiente país. Lo malo de todo, es que hasta que no aterrice, nunca se donde viajo. Ya que han decidido tenerlo en secreto para todos, no entendía porqué. Y bueno todo era muy raro, pero en verdad estaba muy bien programado.

El primer día siempre era un día de tranquilidad y pasar el día de aquí para allá, al segundo repaso de los bailes para la noche del concierto y así...

-¿Cuánto queda para llegar?- pregunté a una de mis compañeras que se encontraba a mi lado sentada.

-Creo que nada, porque escuché hace un momento que estamos a punto.

Asentí y volví a poner mi vista hacia la ventanilla. Solo se veían nubes, el cielo y era magnífico. Un paisaje que no todos los días puedes ver. Si no es viajando. Era simplemente hermoso.

En pocos minutos comenzaron a decir que en nada íbamos a aterrizar y teníamos que ponernos los cintures. Después de eso solo me concentré que ya quedaban pocos meses para volver. No sé porque, pero ya echaba de menos EE.UU. Me había acostumbrado a la vida ahí, había hecho amigos, los cuales algunos de ellos como Theo, Max y Juliet, hablaba de vez en cuanto. La última vez que hablamos, habíamos hecho una vídeollamada por skype los cuatro. Aunque solo fuese durante casi una hora, me alegró charlar con ellos. Les echaba de menos.

-¡Llegamos!

Y con una simple palabra, todos nos desabrochamos los cinturones y nos levantamos de nuestros asientos para dirigirnos hacia la salida y bajar.

Maletas en mano y caminando tras todos junto con mi compañera, ya que compartimos habitación en todos los hoteles que hemos estado. Se llamaba Romina y era una chica super maja. Su sonrisa provocaba una sensación agradable, siempre te divertías con ella, reías y te lo pasabas en grande. Es una de las últimas que ha entrado en el grupo que formaron antes de unirme a ellos. Tenía mi edad y era de un pequeño pueblo de Alaska, per viajó para conseguir su sueño, que era bailar. Sus ojos color café y su tono de piel blanquiento, le sentada bastante bien, con su pelo castaño corto y su cuerpo diez. Era muy guapa sin duda.

En cuantos nos encontrábamos en el aeropuerto, donde muchos llegaban de sus viajes, otros viajarían y algunos solo esperaban o despedían. Se me hizo conocido este lugar, y eso que la gran mayoría de los aeropuertos eran parecidos. Bastante iguales. Este en especial, era distinto.

Y entendí porque, nada más escuchar a un grupo de personas que hablaban por mi alrededor. Si no fuera por mi mal oír, ahora mismo nos encontrábamos, nada más y nada menos, que en... España.

Mis dudas comenzaron a apoderarse de mi, por lo que lo primero que hice fue preguntar a la primera persona que encontré. Y caí en lo cierto. Estábamos en España.

¡DIOS MÍO! ¡ESTABA EN MI PAÍS NATAL!

Había entrado en un shock permanente, ya que mi querida amiga me despertó de tal en un abrir y cerrar de ojos.

-¿Qué te pasa, Paula? Estás rara.

-Estamos en España, ¿entiendes lo que eso significa?

-¿Qué visitarás a tu familia?- para ella lo más obvio era eso.

A un paso 2 © ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora