CAPÍTULO 2

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—Debo irme...— dijo intentado huir de la situación, pero la cantidad de personas a su alrededor se lo impedía, por no mencionar que se sentía hasta cierto punto paralizada, de ser totalmente ignorada por todos a ser el centro de atención era un cambio considerable.

—Voy contigo— resolvió decir el chico, con sus rizos como una corona haciéndolo lucir adorable, pero por alguna razón eso ya no la cautivaba.

No aceptó, pero su silencio fue tomado como una respuesta aparentemente afirmativa pues no se despegó de ella mientras esperaban el bus y se sentó a su lado durante el trayecto intento no seguir la conversación pero ya que Nicolás no parecía entender su indirecta se limitó a responder únicamente con monosílabos, las personas a su alrededor aunque intentaran disimular era obvio estaban al tanto de su conversación.

—¿Esto es algún tipo de broma?— se atrevió a preguntar una vez ya estuvieron fuera del autobús, se sentía más a salvo sin los oídos curiosos.

—Siente mi corazón— respondió tomando su mano y colocándola en su pecho –si fuese una broma no latería con tanta fuerza por el simple hecho de verte, eres la musa que no sabía estaba buscando.

Apartó su mano y la mirada de Nicolas Martin, el muchacho era encantador, era difícil resistirse a devolverle la sonrisa o derretirse ante la manera delicada en la que siempre hablaba, o la amabilidad que parecía nunca acabársele, pero no fue eso lo que la mantuvo cautivada tanto tiempo, era presidente del club de lectura de la universidad y además, sabía que también cantaba y ayudaba a su familia con los gastos trabajando en la biblioteca de la universidad.

Quizá todo ese tiempo solo sentía admiración...

—No entiendo que me sucede, yo nunca había actuado de esta manera Celeste, pero contigo me pasa algo que no comprendo solo escuchar tu nombre me inspira a escribir cientos de poemas.

Tragó en seco cuando le entrego varios sobres doblados decorados con pequeños corazones y su nombre en una esquina escrita con letra cursiva.

¿Cuántas veces imagino que algo así le sucedía? ¿Por qué no se sentía como cuando tanto lo soñaba?

—Esto es un error Nicolas...

Su antiguo amor platónico le sonrió y comenzó a enumerar las razones por las que ella era chica ideal, poniéndola incomoda y lo que seguía de ello. Sabía muy bien que eso no era ni por asomo real ya le había sucedido con Drake Polk, se dejó llevar por el momento y cuando la realidad la golpeo en la cara no fue muy agradable.

Quizá si lo besaba como dijo MadamBur la maldición se rompería ¿sucedería eso con Drake?

Se acercó a Nicolas y se permitió conectar sus ojos con los de su receptor, no podía negar que estaba nerviosa, estaba por demás decir que su experiencia en el campo del amor era casi nula, más sin embargo comenzó a cercarse lentamente y él como si supiera sus intenciones comenzó a imitar su acción...

—¡Celeste entra al edificio ahora mismo!— escucho la estruendosa voz de su padre que la hizo saltar en su lugar.

—Señor Montenegro yo amo a su hija— exclamó Nicolas poniéndose frente a ella casi imitando a la perfección esas escenas de novelas mexicanas que su abuela solía ver cuando era una niña.

—¿Qué está diciendo este muchachito Celeste?— preguntó su padre poniendo los brazos en jarra, incluso juraba que estaba contando hasta diez mientras reprimía el enojo.

—Ya se iba simplemente me acompaño a casa— respondió empujándolo para que entendiera el mensaje.

—No, esta es la mejor oportunidad para confesar lo que siento por su hija, no quiero una relación clandestina— negó el colocho y pudo ver como la vena de la frente de su padre saltaba a la vista.

¡Maldito amor! Historias de amor y maldición. (AG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora